martes, 22 de febrero de 2011

DESENMASCARAMIENTO


                    DESENMASCARAMIENTO



                                                Por


                               JAN VAN RICKENBORGH














































INDICE


Introducción

PRIMERA PARTE

LAS SOMBRAS DE LOS PROXIMOS ACONTECIMIENTOS

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

SEGUNDA PARTE

HARMAGEDON

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Glosario





INTRODUCCION

Impulsados por la tremenda gravedad de la época actual, y deseando auxiliar a la humanidad de la mejor manera posible, dirigimos al mundo esta serie de disertaciones con el objetivo de descorrer el velo que oculta la realidad a nuestros ojos en nuestra existencia llena de ilusiones. Este escrito constituye un serio aviso y un guía para prestar auxilio a todos los que, viendo las señales, reflexionan profundamente sobre su responsabilidad ante Dios y ante la humanidad inmersa en el sufrimiento.

La presente publicación hace referencia, en determinados fragmentos, a la Joven Fraternidad Gnóstica y al Nuevo Reino Gnóstico fundado por ella, inatacable Ciudadela de Luz y Vida que porta ayuda y consolación en este mundo de tinieblas y de muerte. Aunque en esta realidad hablamos y damos testimonio de esta Fraternidad y de este Reino, y aunque ambos nos capacitan para difundir a todos nuestro Mensaje de la Verdad Viva, no es nuestra intención explicar aquí lo que esta Fraternidad y este Reino significan. Para esto recomendamos a los interesados la lectura de los libros publicados ya por la Escuela Espiritual de la Rosacruz de Oro.

Los motivos que nos han llevado a publicar este libro se basan en la absoluta necesidad de propagar una advertencia urgente, en esta época dramática, respecto a los hechos inevitables que van a suceder, provocados por la manera de vivir ciega de nuestra humanidad, una seria advertencia respecto a los espectaculares acontecimientos que se realizarán en un futuro próximo y que representan un intenso peligro para la humanidad.

Que esta señal, dada todavía a tiempo, pueda salvar a muchos hombres de las fatales garras de la Gran Ilusión que va a venir, de forma que puedan emprender a tiempo el Único Camino de la Liberación.





PRIMERA PARTE

LAS SOMBRAS DE LOS PROXIMOS ACONTECIMIENTOS




CAPITULO I

Las características del orden dialéctico

Ahora que el Nuevo Reino Gnóstico en Europa se ha vuelto realidad, y que todos los alumnos serios de la Joven Fraternidad Gnóstica Moderna han sido conducidos hasta las fronteras de la Tierra Prometida; ahora que, después de tantos años de peregrinación preparatoria en el desierto, estamos despertando en todos nuestros hermanos y hermanas la conciencia adecuada para su entrada en el Nuevo Reino, se ha vuelto una urgente necesidad informarles sobre varios fenómenos de la época actual, pues si no estuviesen advertidos respecto a ellos y no poseyeran una visión nítida del transfondo de muchos acontecimientos venideros, sin duda alguna serían engañados y, a pesar de sus mejores intenciones, seguirían caminos que les llevarían directamente al abismo, por lo que estarían completamente perdidos para el Reino Gnóstico.

En el desarrollo de cada Fraternidad Gnóstica ha habido períodos de este tipo en los que, cuando el éxito estaba casi al alcance de la mano, en el momento mismo de alcanzar la meta, surgieron las mayores dificultades del exterior y aparecieron serios obstáculos y engaños que amenazaron con impedir la victoria. Poseemos relatos de todos estos acontecimientos en forma de leyendas y cuentos con significado velado, y existen también relatos de gran precisión con descripciones fieles y precisas del desarrollo de tales eventos.

Las situaciones que cada una de las sucesivas Fraternidades Gnósticas tuvieron que afrontar fueron siempre muy diferentes, totalmente de acuerdo con las radiaciones en constante cambio y con las tensiones de las influencias planetarias y zodiacales del año sideral que, como tal vez saben, dura aproximadamente 26.000 años.

Esto explica por qué las sucesivas Fraternidades Gnósticas, durante dichos períodos de desarrollo, tuvieron que sufrir persecuciones intensamente violentas y crueles por parte de fraternidades enemigas (como fue el caso de las fraternidades que existieron durante los últimos tres mil años, incluyendo también la Fraternidad de la Rosacruz Clásica), o persecuciones relacionadas con poderosos acontecimientos cósmicos y atmosféricos.

Así se puede afirmar que el principio en que se basan todas las experiencias gnósticas es invariablemente el mismo. Aunque la sucesión de los acontecimientos y las circunstancias sean diferentes en cada período, nada puede suceder que no haya ocurrido ya en los siglos pasados. Los incesantes ciclos de los años siderales hacen de esto una certeza absoluta.

Para poder comprender bien el fondo psicológico de los próximos acontecimientos, deben tener en cuenta que todas las criaturas que pertenecen a una naturaleza dialéctica, por el estado de ser que poseen desde su nacimiento, no sólo están inclinadas a la auto conservación, sino también a la autoprotección. Este hecho no sólo se fundamenta en el carácter del orden natural, sino que también es un deber natural, un impulso natural que hace absolutamente imposible proceder de otro modo.



Todo aquel que ama su estado del yo, todo aquel que está ligado a su estado del yo nacido de la naturaleza, considerará como enemiga o por lo menos peligrosa, debido a su posición egocéntrica, a cualquier persona que quiera disolver este estado natural o que intente librarse de él. Pues por el hecho de que todos hemos nacido de la naturaleza y somos parte integrante de este campo natural, es evidente que cuando nosotros ‑personas con una orientación gnóstica‑ queremos abandonar esta naturaleza y nos volvemos hacia el otro Reino, atacamos los fundamentos del orden al cual estamos atados por naturaleza, desorganizándolo y debilitándolo. Así pues, cuando apenas hemos entrado en el Camino Gnóstico, los eones de la naturaleza, con todos sus poderes y sus huestes, se vuelven inmediatamente nuestros enemigos declarados, enfrentándose si fuese necesario a todos los motivos sentimentales o costumbres civilizadas.

Por esto, los que se vuelven hacia la salvación escondida en la Luz de Cristo y sacan las consecuencias pertinentes, serán confrontados al instante con la hostilidad de este mundo. Esta hostilidad es una reacción natural, una autoprotección natural. Por este motivo, todo el que comienza decididamente a recorrer su Camino, encuentra una fuerte oposición y se ve envuelto en toda clase de obstáculos. Se vuelve inmediatamente un extranjero en la Tierra, al que no se le permite ni que la luz toque sus ojos encontrará oposición permanentemente, tal como se relata en la historia de los grandes Servidores del Mundo. Ellos sufrieron persecuciones y fueron combatidos debido a su estado de ser y a su misión. Sin embargo, sabiendo cuales eran las intenciones psicológicas y la posición forzosa de sus oponentes, no contestaban a su vez con oposición, sino que, llenos de amor por la humanidad, respondían con inmensa compasión y absoluta carencia de lucha. Su única arma ‑si nos es permitido usar esta expresión‑ era el hecho de que sus personas estaban enteramente orientadas hacia la corriente de la Gracia, hacia las directrices y líneas de fuerza electromagnéticas del otro Reino. Esto les proporcionaba una seguridad completa, evitando con la no reacción cualquier conflicto que de otro modo les habría atado.

Existe otro aspecto muy diferente en este tema. El orden natural dialéctico, como sistema, como campo cósmico en la Manifestación Universal, forma parte de un campo más vasto, de un cosmos mayor, del que lógicamente depende. Teniendo en cuenta que el campo dialéctico constituye un todo separado ‑un todo aislado, como dice Jacob Boehme‑ totalmente desligado de la Manifestación Universal debido a que en esencia es diametralmente opuesto al Gran Plan Divino que fundamenta el Todo, este campo dialéctico, por ser un cosmos aislado, como ya se ha dicho, será corregido periódicamente por el Campo Intercósmico y purificado de todas las injusticias perpetradas dentro de su esfera, las cuales amenazan, de forma repetida y constante, con imposibilitar la vida en el campo dialéctico.

El destino más trágico de los eones naturales, sus fuerzas y sus súbditos, es que por su propia naturaleza se revelan también contra el Logos, se oponen a El y a sus procesos de corrección, entrando en lucha contra El, por el hecho de que toda criatura nacida de la naturaleza tiende a conservarse y a protegerse a sí misma. Así pues, cuando de cualquier modo o por cualquier motivo es corregida en su comportamiento natural, se levantará en lucha contra el corregidor y ofrecerá resistencia a cualquier proceso que le afecte a ella y a su mundo.



El Logos nos llama por medio de la Fuerza de Luz que todo lo penetra, y si respondemos a esa llamada recorriendo el Camino, inmediatamente encontramos hostilidad y nos sentimos como extranjeros en la Tierra. Nuestro destino será entonces el de la Pistis Sophia.

Como ya hemos dicho, el Logos interviene periódicamente, durante las rotaciones siderales, en la marcha total de los acontecimientos dialécticos, con el fin de limpiar y purificar; esta actividad la efectúa sobre la base del Amor Eterno que sostiene al Todo y, en consecuencia, también a la dialéctica. Pero en ese mismo instante toda criatura se opondrá al Logos. Ella debe hacerlo debido a su estado natural, porque no puede actuar de otra manera debido a que está atada a la ley de la naturaleza. (Así hay que entender la vida bajo la ley)

Esta es la tragedia del Maligno, descrita a través de los siglos por tantos pensadores, poetas y videntes:

Te saludo, ¡oh Luz!
que penetras en mis dominios.
Te saludo, a Ti que labras los caminos
que yo combato con fervoroso odio.
Yo sé que Tuya es la victoria, Señor,
y aún así me revelo contra Ti.
Este es mi destino:
Hasta que muera, hasta mi última hora,
te resisto a Ti, Señor.

Sabemos ahora que estamos viviendo en una Era en que no sólo existe una Joven Fraternidad Gnóstica preparada para escapar de las garras de la naturaleza y que, por ello, desencadenará la lucha, de acuerdo con la ley de la naturaleza, sino que en esta Era la Tierra ha entrado también en un período de corrección mundial por parte del Logos, y que, como consecuencia, todos los eones de la naturaleza, sus fuerzas y sus vasallos, se unirán al combate contra el desarrollo cósmico de los acontecimientos. Esta es la razón por la que la esfera en la que vivimos actualmente está tan repleta de complicaciones, pues se está desarrollando una resistencia total contra la revolución cósmica y atmosférica, y también contra el movimiento gnóstico en expansión.

Los fundamentos de la naturaleza dialéctica se estremecen, al mismo tiempo que se evidencia una intensa oposición respecto al Logos en vías de manifestación. Y puesto que nosotros, en tanto que Grupo Gnóstico, también tomamos parte en estos grandes acontecimientos, es evidente que debemos reflexionar muy seriamente sobre todo lo que va a suceder, si queremos, en primer lugar, poder mantenernos firmes en medio de la tempestad, y así poder trabajar, en segundo lugar, en la Gran Obra Sagrada tal como debe ser.

Al hacer estas consideraciones, de ningún modo podemos suponer que esta lucha, esta resistencia, se plasmará bajo uno de los modos conocidos por nosotros, o que será semejante a las luchas armadas comunes entre los hombres. ¡No! Las armas usadas por los eones de la naturaleza, con sus fuerzas y sus súbditos, son siempre las armas de la imitación, de la falsificación y de los efectos teatrales.



Estas armas están siendo usadas con ingeniosa sagacidad y con el mayor conocimiento científico, aplicado de un modo perfectamente práctico. Además son de tal modo asombrosas, envolventes y eficaces, que cuando la humanidad sea confrontada con ellas, será un ataque totalmente por sorpresa, pues las multitudes se encontrarán enfrentadas a algo que parecerá como un perfecto milagro. Y este milagro será de tal envergadura, que el gentío no podrá sino creer y confiar totalmente en él, siguiendo así lo que le es revelado.

Por este motivo, en las Sagradas Escrituras hay advertencias sobre la aparición del anticristo, como por ejemplo en Mateo 24, donde se lee:

Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas,
y harán grandes señales y prodigios
para inducir a error si fuese posible
aun a los mismos elegidos.
¡Mirad que os lo digo de antemano!

Debemos investigar y comprender claramente la naturaleza de estas señales y milagros, pues el tiempo ha llegado en que se presentarán ante los hombres e intentarán imponerse a ellos.



CAPITULO II

El método del adversario: la imitación

Ya les hemos llamado la atención sobre el hecho de que todo cuanto se manifiesta en la naturaleza dialéctica, todo lo creado ‑tanto la naturaleza orgánica como la inorgánica‑ forma parte de una idea, de un plan, de un sistema de reacción en cadena y pertenece a un solo Cuerpo. Consecuentemente, existe una cohesión absoluta entre todas las criaturas y creaciones; todo tiene su propio lugar en el Universo, al cual se siente íntimamente ligado.

Considerándolo superficialmente, esta fusión de la criatura con la creación, en el Universo dialéctico, podría parecernos una manifestación de gran belleza: la criatura íntimamente unida a su naturaleza, envuelta en un manto adaptado perfectamente a esta naturaleza, y que se explica por esta misma naturaleza. No obstante, si examinamos e investigamos más cuidadosamente este hecho, comprobaremos que esta belleza es solamente aparente y que en realidad dicha unión es un cautiverio, pues el espíritu que anima el campo de la naturaleza y con el que se identifica ‑el espíritu que vivifica toda creación y toda criatura dentro de este campo de naturaleza‑ no es sino una desunión fundamental minuciosamente elaborada en un mundo de contradicciones.

En el Universo dialéctico todo impulsa a la individualización, por lo cual cada individuo, para conseguir sus objetivos, tiene que adaptarse a las leyes que gobiernan el tiempo y el espacio; leyes basadas en el aislamiento, sufrimiento, lucha por la vida y muerte. Estas leyes, expresión del espíritu vital de la naturaleza, conducen inevitablemente a una gran maldición y a un sufrimiento inexpresable. Leyes a las que se adapta la gran masa de individuos, con todas las teorías y prácticas de la auto conservación natural, mientras que sólo un pequeño porcentaje de la humanidad busca desesperadamente la integración, la unificación con Dios, busca orden, reposo, equilibrio, armonía en la gran casa de la naturaleza. Evidentemente ésta es una búsqueda infructuosa, puesto que es imposible alcanzar la integración en un campo de naturaleza inadecuado para ello. Por ello, todos los esfuerzos que se hagan en este sentido fracasarán invariablemente, puesto que con ellos no se consigue integración alguna, sino a lo más una coagulación, una postergación de los procesos vitales naturales.

La verdadera integración consiste en desaparecer existencialmente de todo este campo de naturaleza, mediante la unión con otro espíritu de vida y el desarrollo de otra existencia que se adapte a ese otro espíritu de vida. ¡Este es el objetivo de toda Gnosis!

La Gnosis acoge a todos aquellos que buscan la integración y que están preparados para ella impulsándoles al gran proceso del renacimiento gnóstico. Por lo tanto, nosotros, que deseamos recorrer ese camino, debemos empezar por despedirnos de principio de la gran casa de este mundo, para recorrer en la práctica todos los caminos de la transformación y de la renovación, los cuales consisten en menguar diariamente según la antigua naturaleza y en crecer diariamente según la nueva naturaleza, en completa concordancia con las leyes Juanistas y Cristocéntricas.



No obstante, hemos visto que el campo natural, el estado natural del que hemos nacido, no puede permitir la realización del proceso de renacimiento. Al contrario, se opondrá a él y tratará de retenernos, en función de las muchas razones de auto conservación, de las que hemos hablado tantas veces.

Por esta razón, cuando queramos abandonar este campo de naturaleza, esta misma naturaleza luchará contra nosotros, a través de sus criaturas y de sus creaciones, a partir del momento en que se haga evidente que ya no nos puede retener mediante sus fuerzas de radiación electromagnéticas.

No obstante, en el transcurso de la marcha de la naturaleza cósmica, hay también momentos y períodos en los que el gran proceso redentor del renacimiento puede realizarse más rápida y fácilmente. Estos son los períodos que suceden inmediatamente a aquellos en los que se ha efectuado una limpieza de la iniquidad del campo de la naturaleza dialéctica. Naturalmente, esta iniquidad volverá a brotar nuevamente y a concentrarse, puesto que este campo es el albergue de una humanidad caída.

El objetivo de esa purificación es siempre abrir de nuevo una puerta para la liberación de los microcosmos cautivos en este campo de naturaleza. Este es el motivo por el que, según ya hemos explicado, todos los eones de la naturaleza, sus fuerzas y sus siervos se oponen a esa purificación, puesto que ello acerca cada vez más el fin de todo el reino de la naturaleza caída.

“¡Pues bien, esa oposición se realiza por medio de una imitación!

La imitación puede ser considerada como un inmenso fraude. Sin embargo, en esencia es una reacción muy lógica. Cuando vislumbramos teóricamente la naturaleza liberadora y unificante de la vida cristocéntrica, y al mismo tiempo sólo experimentamos tristeza y sufrimiento, ¿no resulta evidente que tratemos de imitar la vida cristocéntrica? Sería algo así como una nueva receta: Si un remedio no da un resultado satisfactorio, bien, probemos otro que tal vez pueda salvar a este mundo de la muerte. Toda la vida religiosa natural de nuestra época, no es otra cosa que imitación, fácilmente comprensible, pero extremadamente ingenua; una imitación de la Imitatio Christi.

Pero, por muy comprensible y disculpable que sea esto, no deja de ser por ello la mayor traición que se pueda cometer. Porque imitar es muy diferente a seguir, (y sólo siguiendo a Cristo se llega a la Vida Liberadora y Unificante!

La imitación que actualmente encontramos por todas partes (aunque por el momento sólo sea en el estado inicial de su manifestación) es, cuando mucho, apariencia bien intencionada; no una apariencia que ayudaría a alcanzar la realidad, sino una apariencia ‑y esto es lo funesto‑ hecha para imitar la realidad, ¡para hacer pasar la apariencia por realidad!

Para poder obtener cierto éxito en esto, se debe disponer de:

11 Información pormenorizada;

21 Medios;



31 Buena dosis de inteligencia;

41 Las correspondientes probabilidades de éxito, y

51 Una situación general que ofrezca oportunidad para la realización.

Tomando como base los cinco puntos arriba señalados, vamos a explicarles ahora toda la estructura de la escenografía de la gigantesca farsa, cuya representación está en vías de realización. Una farsa cuya representación se iniciará pronto con la intención de imitar deliberadamente la realidad por medio de la apariencia. Queremos comenzar por el quinto punto y demostrarles hasta qué punto la situación general del mundo y de la humanidad favorece la promoción de esta mascarada de simulacros.

Todos sabemos por experiencia propia cuán grande es el desorden de la situación actual del mundo; todos conocemos las amenazas a nuestro alrededor y la búsqueda general de posibles soluciones. Además de esto, percibimos el aumento de la tensión nerviosa de millones de individuos y también cómo las radiaciones de Acuario, que son la causa de todo esto, se vuelven de hora en hora más poderosas; radiaciones desmaterializantes que hacen necesaria la revolución cósmica. Se puede afirmar con toda certeza que jamas existieron condiciones más favorables que las actuales para el éxito de la imitación del seguir al Cristo.

Se puede admitir, por lo tanto, que el éxito está asegurado, mucho más cuando varios centenares de millones de seres humanos han sido preparados intensamente, por las corrientes de la religión natural, para acontecimientos materiales espectaculares y vulgares, de naturaleza religiosa. Casi toda la humanidad ha recibido una educación religiosa natural, y tiene fijas en su sangre las imágenes de las representaciones de la religión natural. De este modo, cuando de una manera hábil e inteligente se ponga en escena un espectáculo mundial en concordancia con esta serie de imágenes, se tendrá asegurado un grandioso éxito.

Se podría preguntar si existen los medios que permiten vivificar y conservar en acción una farsa teatral de tal magnitud. La respuesta es afirmativa. Los medios necesarios se poseen actualmente gracias a los descubrimientos y aplicaciones de la ciencia moderna, los cuales pueden ser combinados excelentemente con determinadas prácticas mágicas que vamos a describirles.

Otra pregunta que podría formularse es si hay también medios con los que se pudiera escenificar el espectáculo de la Gran Farsa de forma tan plausible para todos, que ‑tal como lo expresa el capítulo 24 del Evangelio de Mateo‑ hasta los elegidos puedan ser engañados.

Respondiendo a esta última pregunta debemos decir, que en las Sagradas Escrituras de todos los tiempos ‑tomadas en sentido literal‑ se podrían encontrar todas las indicaciones sobre la finalidad y la consecución de la Gran Farsa, y que sólo un puñado de seres humanos ha conseguido elevarse por encima de esta comprensión literal

Vamos ahora a esbozar los rasgos fundamentales de la Gran Imitación.



Se escenificará nada más y nada menos que el Gran Regreso del Señor, tal como se describe en varias profecías apocalípticas. Esta representación será escenificada por medio de poderosos fenómenos basados en la ciencia natural.

El mundo entero será afectado por ello y ningún rincón será olvidado.

Todos lo podrán ver con sus propios ojos y todos experimentarán: El Señor viene en las nubes del cielo con todos sus santos ángeles.

Se interferirá en los gobiernos de todos los países, y se instituirá un gobierno mundial.

En el mundo resonará el lema Paz en la Tierra.

Exceptuando algunos detalles menores, y a pesar de todo fundamentales, todo será tan perfectamente real, que no hay duda de que prácticamente toda la humanidad tomará la impostura por realidad y reaccionará en correspondencia.

Los pormenores de estas excepciones serán, por ejemplo, que el lobo no vivirá pacíficamente con la oveja; el escorpión y la víbora continuarán picando y mordiendo como antes, y que la cabra no se tumbará al lado del leopardo, a no ser que sean obligados a hacerlo por medio de anestésicos.

No obstante, toda la humanidad se reunirá en los lugares de culto para horas de oración y acción de gracias. Habrá multitudes en fiesta, pero, como en el pasado, la multitud vivirá de las ollas de carne de Egipto, llenas con los productos del matadero, viviendo mucho más tiempo del considerado normal, por la utilización de inventos y de sus aplicaciones.

Entretanto, la verdadera Ekklesia en la Tierra, que vislumbrará la farsa desde la primera hora y se negará a tomar parte en ella, será agredida y perseguida. Y la multitud se regocijará de su aparente caída.

Enunciemos ahora cómo será representada la Gran Farsa, quienes serán los actores de su ejecución, dónde habitan, cómo viven y quiénes son sus colaboradores.

Pero entretanto recorramos, con la mayor rapidez que nos sea posible, el luminoso Camino de la Gnosis, para que estemos cobijados en el Nuevo Reino Gnóstico cuando llegue el momento de la gran tempestad, y para que seamos una roca, en medio de la resaca, para muchos miles de personas que dentro de poco necesitarán de nuestro auxilio en su decepción.



CAPITULO III

Los dos caminos

Intentaremos describir ahora la Gran Farsa, tal como será representada dentro de poco tiempo. La Farsa de la imitación del Retorno de Cristo está compuesta por varias escenas.

Aparte de la escena religiosa, habrá también una escena que se desarrollará en el sector económico, otra en el político, otra en el social y otra en el científico, así como otros muchos aspectos y proyectos que parten todos del gran plan central. Por métodos completamente nuevos, dirigidos desde ese punto central hasta ahora desconocido, este amplio plan tendrá como finalidad la constitución de un estado teocrático que incluirá a todos los países, pueblos y razas en un estado de paz que excederá con mucho a las más audaces esperanzas de los comunistas, bellamistas, socialistas y de los demás idealistas. La idea directriz será el establecimiento de un cielo perfecto en la Tierra.

Plan en verdad muy seductor, ya que ¿quién no aprobaría la ejecución de tal proyecto? ¿Quién sería el que no desearía un poquito de cielo en la Tierra?

La dificultad para ejecutar tales planes es que, en un orden terrestre como el nuestro, cada movimiento práctico idealista tiene, además de partidarios y militantes, adversarios y enemigos. No hay un solo punto en el que pueda existir unanimidad. Precisamente el hecho de haber tantos que de modos diferentes desean establecer un reino de bienaventuranza y de paz, da origen a enormes luchas.

El individualismo exacerbado, la conciencia de un aislamiento absoluto, el empedernido egocentrismo de todos, ha hecho que hasta hoy las mejores intenciones acabasen en la mayor miseria.

Igual que nosotros comprendemos esto, lo comprendieron y lo comprenden muchos más, y también ellos han discutido repetidamente entre sí, buscando igual que nosotros una solución.

Pues bien, desde el punto de vista teórico hay dos soluciones posibles: una ‑a la que llegarán todas las almas centradas en lo terrenal‑ es la institución de un amplio gobierno mundial fascista y teocrático; otra ‑a la que nosotros aspiramos‑ es la de abandonar completamente este mundo por medio de la Transfiguración e integrarnos en Otro orden mundial.

De estas dos soluciones teóricas, solamente una de ellas demostrará ser realizable prácticamente; sólo un camino ofrecerá la solución verdadera, la liberación y la vida eterna.

Ahora bien, es evidente que la humanidad, por muy dividida que esté, deberá emprender uno de estos dos caminos, deberá dirigirse hacia una de estas dos soluciones teóricamente realizables. Cada ser humano tendrá que escoger entre los dos modos de existencia que dentro de poco serán los únicos que prevalecerán:


El fascismo teocrático o
la Transfiguración.

Ambos planes están ahora en vías de realización.

No vamos a tratar ahora sobre el Camino de la Transfiguración, el Camino de la Gnosis. Quien desee información sobre esto puede tener oportunidad de obtenerla, en cualquier momento, en la Escuela de la Rosacruz de Oro, a través de sus trabajadores y de su literatura.

La finalidad de la presente publicación es informarles de la manera más clara posible, sobre los aspectos, características y desarrollos concernientes a ese otro plan. En primer lugar, se trata de que ustedes puedan ser capaces de determinar claramente su propia actitud y punto de vista respecto a ese plan, pues es necesario que se formen una idea general sobre esto, con el fin de que todos podamos conservar nuestra objetividad. En segundo lugar, esta información es presentada, debido a los inminentes peligros que amenazan a los hijos de la Gnosis, con el crecimiento del fascismo teocrático. Las causas y la naturaleza de esta amenaza ya les fueron explicadas.

Se podría preguntar ahora: ¿Qué es lo que retrasa la ejecución del plan para la unificación del mundo? La respuesta es, como ya fue mencionado: la discordia general de la humanidad.

Entonces, ¿qué es lo que, aparte del egocentrismo, conserva en la humanidad tan fuertemente viva esta discordia? La respuesta es: la discordia entre los distintos grupos que existen en la esfera reflectora

Tal vez conozcan ya, por nuestra literatura, cómo se desarrollan y cómo se mantienen los diferentes grupos en la región del más allá de la muerte (la esfera reflectora) El orden dialéctico es una naturaleza de la muerte, compuesta de dos esferas principales: la esfera material, o sea, la región en la que existe el hombre nacido de la materia, y la esfera reflectora o la región de los muertos. En este orden de naturaleza, que se caracteriza por la incesante variabilidad de todas las cosas, todos los microcosmos son vivificados y vaciados continuamente en un proceso circular de surgir, brillar y decaer, lo que llamamos nacer, vivir y morir. Esto significa que ustedes reciben repetidamente una nueva personalidad, la cual se desvanece después de haber realizado su recorrido en la esfera material.

La esfera material es, por lo tanto, el campo de vida de la personalidad, y la esfera reflectora es el lugar donde se vacían los microcosmos.

Por estas rotaciones y experiencias a través de las dos esferas de esta naturaleza de la muerte, se registran en cada microcosmos una suma de experiencias, un recuerdo, una fuerza, un resultado total de cada manifestación de la personalidad, hasta que finalmente aparezca una personalidad en el microcosmos que, en virtud de la madurez de experiencias del microcosmos, sea capaz de tomar la resolución y tenga la fuerza necesaria para partir de esta naturaleza de la muerte hacia las regiones del otro orden cósmico. No una salida hacia la esfera reflectora como consecuencia de la muerte corpórea, ¡sino una victoria sobre la muerte y una negación de la esfera reflectora!



En el proceso de desarrollo del plan fundamental de la naturaleza de la muerte surgen incidentes e irregularidades. Toda esta creación, sabiéndose sujeta a la muerte en este orden de tiempo y espacio, intenta escapar a esta muerte, no por medio de la única manera posible, sino de mil modos diferentes e infructuosos, como todos nosotros conocemos.

Existe un tremendo miedo a la muerte, simplemente porque los seres humanos no conocen la Vida Verdadera. Como consecuencia, intentan conservar y prolongar la vida de todas las maneras posibles.

Si aceptamos la verdad, tendremos que reconocer que cada empeño de realización vital, procede de este inconmensurable terror a la muerte.

La Eternidad llama a lo mortal; lo mortal, sabiendo que está sujeto a lo que es temporal, se pone a luchar en contra de su naturaleza debido al miedo a la muerte. Esta lucha ha producido resultados muy antinaturales. Uno de ellos es la coagulación o demora de la volatilización de la personalidad en la esfera reflectora, de la disolución en el más allá del resto de la personalidad. Esto comporta una adhesión a la Tierra en diversos grados.

¿Cómo se produce esta coagulación o esta demora? ¿Cómo se mantiene? Simplemente, robando y utilizando incorrectamente la fuerza de luz, es decir, radiaciones etéricas y fuerzas etéricas.

Cada grupo idealista de la naturaleza dialéctica y espacio‑temporal, sea cual sea el motivo que le anime, sea de naturaleza religiosa, sea de cualquier otra tendencia, primitiva o cultivada, atrae fuerzas de luz, bien por la magia positiva, bien por la magia mística. Como se dijo, estas fuerzas son éteres atraídos por los grupos, independientemente de las necesidades personales, concentrándose alrededor de ellos como una esfera particular. Cada miembro del grupo se ata fundamentalmente a esta esfera y es alimentado por ella de un modo sobre personal, de tal manera que cuando un miembro del grupo muere y, consecuentemente, su microcosmos abandona el cuerpo material y está listo para continuar la volatilización de la personalidad, esta disolución puede ser retardada, o incluso detenida por completo, por el hecho de que numerosas fuerzas de luz, que emanan de la esfera del grupo en cuestión, alimentan los restos de la personalidad destinada a la descomposición. Esto puede llegar al extremo de impedir la disolución de la personalidad. De este modo, se crea una vida en la esfera reflectora muy antinatural.

Así pues, aquellos que por miedo a la vida se contentan con permanecer en ese estado, y que están en contacto después de la muerte con todos aquellos que quedaron atrás en la esfera material, harán todo lo posible por inspirar al grupo al que pertenecían, estimulándole e incitándole a continuar con el trabajo perseguido por el grupo, ya que mantener viva la esfera del grupo significa el mantenimiento de la existencia de los muertos vivos de la esfera reflectora.

De este modo, en el transcurso de los tiempos, los grupos de la esfera reflectora han ido desarrollándose, sin intención predeterminada, sobre la base de las aspiraciones terrestres, cuyas consecuencias se hicieron ver más tarde. Estas consecuencias no pudieron ser contenidas y, una vez aprisionados allí, la única cosa que podían hacer era resignarse. Por esto, es algo seguro que las dos esferas de existencia se mantienen recíprocamente como en una reacción en cadena.


Cuando se sabe todo esto, una investigación más profunda de la esfera reflectora nos revela lo extraordinariamente compleja que se ha vuelto la cultura de estas dos esferas, y cómo, por la lucha por la existencia, fue posible erigir y dividir la esfera reflectora, en tanto que campo general de vida, en lugares que satisfacen a cada grupo en particular.

Pero también descubrirán que muchas entidades portadoras de Chispa de Espíritu han sido bloqueadas en su proceso natural como consecuencia de este retraso, y que, sabiendo que su microcosmos está prisionero de este modo, cooperan precisamente por esta situación a que se multipliquen las entidades portadoras de chispa de vida, para así dar nacimiento a un rebaño de criaturas en la esfera material, que generen continuamente suficiente fuerza de luz para el grupo prisionero en la esfera reflectora.

Así se ha desarrollado un inextricable caos, una confusión de naturaleza muy complicada.

La causa de este caos, que ha existido desde las primeras épocas hasta la era actual, es el deseo, el error de intentar encontrar vida donde no puede ser encontrada.

Toda la naturaleza dialéctica, con sus dos esferas, se ha sobrecargado de vida impía, a pesar de las buenas intenciones; por esto nadie, de arriba a abajo, se siente seguro, aunque innumerables millones de personas se consideran a sí mismas muy buenas, muy filantrópicas, profundamente religiosas, y tan llenas de magia blanca.

¿Comprenden ahora por qué cada hermano o hermana de la Rosacruz Clásica tenía que prometer no emplear sus conocimientos para prolongar su vida, sea aquí abajo o en la esfera reflectora? Pues cualquier persona que lo intente, que se entregue a ello, será capturada irremisiblemente en esa tela de araña.

Si pueden comprender bien este esquema de la realidad, habrá quedado también claro que todo esto debe conducir inevitablemente a una crisis cósmica. Toda la vida dialéctica se siente amenazada, porque los innumerables efectos secundarios de esta vida, fundamentalmente no divina, ocasionan un oscurecimiento de todo el campo dialéctico. Como consecuencia, la fuerza de luz ya no basta para alimentar la vida antinatural en la esfera reflectora, surgiendo así peligros intercósmicos. Una información más completa al respecto la podrán encontrar en nuestra literatura.

Les aconsejamos que profundicen lo más posible su visión al respecto, para que puedan comprender claramente por qué la jerarquía dialéctica está ocupada en la creación de un fascismo teocrático mundial.

Así como en la narración clásica de Jesús, el discípulo Judas quería forzar a Jesús a asumir el mando de un movimiento nacional, para la institución de un gobierno teocrático en este mundo terrestre, también la jerarquía dialéctica persigue ahora el mismo objetivo.



Ella quiere provocar una gran afluencia de fuerza de luz intercósmica, haciéndolo posible por la aplicación de métodos científicos. Ella quiere utilizar esta fuerza para mantener el equilibrio necesario entre el consumo y el abastecimiento de fuerza de luz; resumiendo, y para expresarlo de una manera ortodoxa, para establecer un reino mesiánico terrestre.

Tal vez desearán saber lo que significa jerarquía dialéctica. Es la organización que comprende todas las fraternidades de la esfera reflectora, por lo menos la mayor parte y las más importantes de ellas, algo así como la Internacional de la esfera reflectora.



CAPITULO IV

La escasez de fuerza de luz

Pasemos ahora a analizar detalladamente la manera en que la jerarquía dialéctica se esfuerza por enfrentarse a la gran crisis cósmica en desarrollo.

Como sabemos, la jerarquía dialéctica se encuentra en un gran peligro, debido al hecho de que la actual producción de fuerza de luz, de naturaleza dialéctica, no abastece suficientemente las necesidades de la esfera reflectora.

Todas las entidades que viven en la esfera material, y que consecuentemente disponen de un cuerpo material, generan fuerza de luz terrestre, es decir, transforman los éteres que ellos mismos reciben de las regiones cósmicas que nos rodean.

Esta transformación de fuerza de luz intercósmica en fuerza de luz terrestre se realiza a través de la sangre, la secreción interna, el fluido nervioso, el fuego de la serpiente, y el fluido de la conciencia.

Esta fuerza de luz así transformada por los seres humanos, individualmente o en grupos, constituye el pan de vida de todos los que residen en la esfera reflectora de la manera descrita. Los habitantes de la esfera reflectora no pueden transmutar por sí mismos la fuerza de luz intercósmica para su propio uso, ya que les falta el organismo necesario de la personalidad. No poseen ya el órgano material indispensable, pues su vehículo más denso consiste solamente en una parte del cuerpo etérico. Consecuentemente, si quieren conservar los restos de su personalidad, tendrán que hacerlo absorbiendo la fuerza de luz que les es ofrecida voluntariamente, o que simplemente roban.

Todos los grandes grupos religiosos, idealistas u ocultistas de la esfera material, ofrecen voluntaria o involuntariamente a su contraparte, que reside en la esfera reflectora, prácticamente toda la fuerza de luz que generan por medio de sus actividades. De este modo, los que viven en el campo de vida material mantienen colectivamente un grupo parásito gigantesco en la esfera reflectora.

Observamos que en el siglo pasado, como consecuencia de toda clase de acontecimientos terribles que tan duramente azotaron a la humanidad, hubo un declive de las calidades religiosas e idealistas de las masas a la par de una fuerte disminución de las actividades con ellas relacionadas. La humanidad se ha vuelto en gran parte realista y completamente irreligiosa. La humanidad conserva aún su fe teórica, como una especie de decoro místico, pero esta fe ya no tiene influencia concreta sobre la vida de las masas, en el sentido de su finalidad original. Las tendencias religiosas e idealistas han sido desviadas hacia lo político, social y económico.



Las iglesias se están quedando cada vez más vacías, y las operaciones de fuerza de luz, que la esfera reflectora realiza en los que frecuentan las iglesias, ya no producen una cosecha tan abundante como antes. El idealismo se está extinguiendo, y el idealismo práctico se manifiesta por medio de contribuciones a diferentes organizaciones, las cuales están cada vez más dirigidas, por motivos políticos, por los gobiernos, a sabiendas de que la pobreza es una fuente generadora de revoluciones y corrientes revolucionarias. Esta es la razón por la que actualmente, la mayor parte de las obras humanitarias ya no está basada en la filantropía, sino que son ejecutadas por motivos estrictamente realistas y prácticos.

Todo esto ha ocasionado en la humanidad una inmensa modificación en los procesos de transmutación de la fuerza de luz, tanto en la actividad individual como en la de los grupos. Los actuales procesos de transmutación producen éter químico y éter vital en exceso, así como gran cantidad de éter reflector de muy lamentable calidad, pero muy, muy poco éter de luz.

El éter reflector o éter del pensamiento sólo es liberado en la medida en que el hombre lo necesita para sus proyectos de naturaleza material densa, mientras que el éter de luz, que antes era liberado abundantemente por las corrientes religiosas, humanitaristas e idealistas, así como por movimientos de masas, sólo es atraído para el mantenimiento directo del cuerpo. Los dos éteres inferiores o sea, el éter químico y el éter vital, que cuidan del lado formal de los seres y de las cosas, así como de su mantenimiento, son producidos en cantidad abundante.

En vista de tal situación, podemos afirmar con certeza que los habitantes de la esfera reflectora no pueden sacar provecho de los éteres inferiores, excepto aquellas entidades pertenecientes a los grados más bajos de atadura a la Tierra. ¡Pero estas entidades nunca tuvieron que quejarse por falta de alimento o por imposibilidad de obtenerlo!

Solamente el éter de luz y el éter reflector puro, los éteres superiores, son los que constituyen el pan por excelencia para los muertos que desean mantenerse en el más allá, ya que los restos de su cuerpo vital están compuestos, desde el momento de su muerte, únicamente de estos éteres.

Por lo tanto, está claro que cuando la humanidad de la esfera material no produce ya suficiente fuerza de luz, compuesta por los dos éteres superiores, la jerarquía dialéctica y sus siervos caen en un estado de gran angustia. Por esta necesidad imperiosa se ven obligados a esforzarse al máximo para restablecer la producción de fuerza de luz, indispensable para su mantenimiento en la esfera reflectora.

Precisamente para este fin debe ser representada la Gran Farsa, nacida de esta tremenda lucha por la existencia.

¿Qué quiere la jerarquía dialéctica? ¿Qué están obligados a hacer para seguir existiendo?

Conforme ya fue dicho, tiene que restablecer el equilibrio entre su necesidad de fuerza de luz y la producción de fuerza de luz de la humanidad que vive en la esfera material. Para esto, la jerarquía dialéctica necesita las fuentes de fuerza de luz de las regiones intercósmicas, y también las de la humanidad que está viviendo en la esfera material, la cual debe comenzar otra vez a atraer espontáneamente las fuerzas de luz de las fuentes intercósmicas y a transmutarlas para su asimilación, de modo que el producto final de estos procesos de transmutación pueda ser robado por la jerarquía.



En primer lugar, es obvio que será lanzada en gran escala una nueva campaña de propaganda. Podríamos expresarnos en estos términos: El ministerio de propaganda de la jerarquía dialéctica ha elaborado un programa en diversas fases que serán ejecutadas sucesivamente.

Actualmente, la jerarquía dialéctica no ha llegado todavía al punto de peligro de muerte inmediata, ya que si se encontrase en tal situación, ya no tendrían tiempo ni fuerzas para poner el programa en ejecución. No, también en esa jerarquía es válido el lema: Gobernar es prever. Más vale prevenir que curar. No obstante, para esa jerarquía las cosas han llegado ahora a un punto en que ha sido sobrepasada la señal de alarma. Por ello, la situación actual de la humanidad es más grave de lo que podríamos suponer, pues entre la necesidad perentoria de la jerarquía dialéctica en el momento actual de la historia mundial, y la absoluta agonía del final definitivo, hay un período que estará caracterizado por acontecimientos impresionantes y violentas convulsiones. Las fraternidades de la esfera reflectora tienen aún gran poder en la Tierra, y poseen sus sucursales en la esfera material, ocupadas por innumerables entidades que tienen todavía sus cuerpos materiales. Con esto queremos dar a entender que el ministerio de propaganda tiene poder y capacidad para ejecutar todas las fases del programa.

Es necesario tener presente siempre que la gran finalidad de todo el programa ‑conviene repetirlo‑ es forzar a la humanidad dialéctica a producir la fuerza de luz que la jerarquía dialéctica necesita; para eso, la humanidad tiene que liberar éter de luz y éter reflector.

Estos dos éteres serían liberados en gran cantidad si toda la humanidad en masa entrase en éxtasis religioso e idealista, y si todos los pensamientos y conceptos filosóficos fuesen concordados en la misma clave. Para esto, tanto el grupo de la humanidad científicamente cultivada y altamente intelectual, como la pequeña fracción de la humanidad con inclinación filosófica, deberán ser arrastrados también.

Por esto, se está intentando acaparar a todos los grupos de la humanidad bajo el mismo engaño de la Gran Farsa, con el fin de que no haya ni un solo grupo que pueda oponerse a él. Así pues, el programa y su ejecución tendrán la apariencia de algo muy razonable, y superará satisfactoriamente el análisis más riguroso. Tanto la clase alta como la baja, tanto los de izquierdas como los de derechas, en general todos creerán en la Gran Farsa.

Esto explica finalmente por qué habrá tanta animosidad contra el grupo de los unidos a la Gnosis, que como única excepción no sólo no creerá en la Gran Farsa, sino que además advertirá con énfasis contra ella, mostrando a la humanidad Otro Camino, en oposición a todos los fenómenos y hechos científicos naturales.

Por esto, es tan necesario que todos los que se encuentran unidos en la Gnosis estén totalmente preparados y seguros, antes de que la gran furia se desencadene contra ellos, pues no hay ni habrá peligro del que no puedan protegerse completa y eficazmente los servidores y confesores de la Gnosis debidamente preparados. Para alcanzarlo, debemos emplear todo nuestro tiempo correctamente en el presente vivo, para elevarnos al Cuerpo de la Transmutación, el Cuerpo del Consolador, del Paráclito, para construir una fortaleza inexpugnable para todos aquellos que deseen refugiarse junto con nosotros cuando lleguen los días de la gran desilusión.


La Gran Farsa ya ha comenzado con el punto número uno de su programa: propaganda de masas. La propaganda es un lenguaje que la humanidad conoce ya desde hace mucho tiempo, pero ahora en mayor escala, de acuerdo con la conocida fórmula norteamericana: reuniones de evangelización en estadios y edificios enormes, cuanto mayores mejor, con la fácil aplicación de la psicosis de masas, bajo la dirección de predicadores especialmente entrenados.

Supongamos que diez mil personas puedan ser congregadas para este fin. Bastará entonces un pequeño truco de magia para colocar bajo control psíquico por lo menos al 50 por 100 de los que allí se encuentran, atándoles y provocando éxtasis hasta la locura, que terminen en confesión pública. En este estado de perturbación mental, con acompañamiento de oraciones enardecidas, de sonido de mantrams, de cantos de himnos, firmando declaraciones y promesas solemnes y emocionales, la magia tomará posesión de estas personas, como consecuencia de lo cual la jerarquía dialéctica podrá decir con certeza: Les tenemos en nuestras manos. Y el punto número uno del programa habrá sido todo un éxito en cuanto a ellos concierne.

Estos hombres formarán el núcleo para la ejecución con éxito del segundo punto del programa; un núcleo que arrastrará a la otra mitad de la multitud reunida en el estadio que hasta entonces permanecía inconmovible.

No digan ahora: “¡No me atraparán!“ Sería mejor no decirlo, sino demostrarlo mediante una riqueza de actos gnósticos liberadores.



CAPITULO V

Los peligros para la Juventud

Enmarcado dentro del mismo tema expuesto hasta ahora bajo el título Las sombras de los próximos acontecimientos, es necesario que hablemos sobre el trabajo de la juventud en general, y en especial sobre la Cantera de la Juventud de la Escuela Espiritual Moderna. El trabajo de la juventud también entra en una fase extraordinaria, un período de naturaleza tan especial que todos sus trabajadores se encontrarán en situaciones extraordinariamente excepcionales.

Teniendo esto en cuenta, todos aquéllos cuyo deseo es servir a la Escuela en su labor, deberán ser muy cautelosos. En primer lugar, todo alumno de la Escuela que quiera ser un trabajador deberá observarse siempre a sí mismo, pues quien desee hacer algo para el prójimo debe poder ser capaz de hacerlo. Debe tener la capacidad de hacerlo. Por esto, el constructor debe ser ante todo un autofrancmasón que pueda dedicarse al servicio del prójimo con la debida práctica y completamente preparado.

Por ello, ahora es evidente que, todos nuestros colaboradores de la juventud, tendrán mucho que hacer en los próximos meses y años para realizar con éxito la obra que les incumbe. Esta es la razón por la que es tan necesaria la auto‑francmasonería, la verdadera autopreparación, la cual deberá ser el punto central en la vida de cada uno de ellos, si quieren elevar el Trabajo de la Juventud al nivel exigido y mantenerlo en él.

Hemos dirigido nuestra mirada hacia el futuro próximo, en el que se mostrarán las consecuencias del ya mencionado desarrollo en la atmósfera magnética, y por lo tanto en toda la esfera de vida de nuestra Tierra. Son las consecuencias del Nuevo Campo Gnóstico que se ha formado, y también las consecuencias del desarrollo causado por los que ejecutan la Gran Farsa. Estas dos esferas de influencia producirán un fuerte impacto sobre la juventud y, tal como ya se afirmó, de una manera muy especial.

Para comprender esto, debemos tener en cuenta el hecho de que en el niño se desarrolla un cuádruple nacimiento. Este desarrollo se producía antes en cuatro períodos de aproximadamente siete años cada uno, de modo que se puede afirmar que el joven no existía completamente en la dialéctica hasta después de su vigesimoctavo aniversario. Actualmente este período es mucho más corto, pero varía mucho de un individuo a otro.

Cuando tiene lugar el nacimiento material, los cuatro vehículos del ser humano apenas están formados, todavía no han nacido completamente. El cuerpo material es extremadamente frágil y pequeño, y se encuentra en el período inicial de su crecimiento. Así pues, desde el punto de vista orgánico, el ser humano está lejos de ser completo. Diversos órganos se encuentran todavía en estado totalmente latente o ni siquiera existen.



Además, el niño no posee todavía los otros tres vehículos que el hombre necesita además del cuerpo material, es decir, el cuerpo vital o cuerpo etérico, el cuerpo sideral y el cuerpo mental.

El cuerpo etérico y el cuerpo sideral de los padres, y especialmente el de la madre, ayudan al niño durante los primeros años de su vida; pero al mismo tiempo el cuerpo del niño ‑que no posee suficiente control sobre su cuerpo‑ absorbe directamente éteres y radiaciones siderales, tal como se encuentran en la atmósfera de la vida del niño.

Esta es la causa, o lo será en el futuro próximo, de las actuaciones muy extrañas del niño a las que nos referimos. Luego se puede decir, sin exagerar en absoluto, que a su debido tiempo los padres, así como los educadores y monitores de la juventud, tendrán que luchar por la salvación de los niños. Consecuentemente, en el futuro nuestro trabajo de la juventud necesitará desplegarse en un sentido completamente nuevo.

Actualmente el niño entra en contacto con el trabajado de la juventud de la Escuela a la edad de seis años. Pero dentro de poco esto puede ser demasiado tarde para poder ayudar todavía al niño. Esta es la razón por la que el trabajo de la juventud tendrá que ampliarse informando debidamente a los padres y a los futuros padres, pues pronto la esfera de vida de los padres será el único manto protector del niño en sus primeros años, porque la Gran Farsa procurará, a ser posible, apoderarse del niño ya en su estado pre‑natal.

Sin duda será muy útil dar alguna explicación más a este respecto.

Inmediatamente después del nacimiento material, se inicia un período durante el cual el cuerpo vital o etérico tendrá que formarse y nacer. Pues bien, este cuerpo etérico se formará más o menos de acuerdo con la imagen original, con el plan, con la matriz de la respectiva manifestación de vida y en conformidad con el karma del respectivo microcosmos, así como también más o menos de acuerdo con la fuerza vital y la orientación de vida de los padres. Pero en toda esta serie de factores ‑y éste es precisamente el punto difícil‑ hay todavía mucho de incierto e indeterminado.

Basta pensar en la fuerza vital y en la orientación de los padres. ¿Ha nacido el niño como consecuencia natural del matrimonio? O, ¿fue deseado el niño de modo consciente y serio, de acuerdo con las aspiraciones del alumnado, con la intención de no solamente dar la oportunidad al microcosmos de ser vivificado, sino también, y principalmente, con la intención de guiar con seguridad a ese microcosmos con su personalidad hasta el Nuevo Reino Gnóstico? ¿Se hizo todo lo posible, desde el primer momento en que se esperaba al niño hasta su nacimiento y desde el nacimiento hasta el estado de adulto, para darle la necesaria educación, orientación y ayuda?



Si los padres, junto con los monitores de la juventud, y así con la Escuela, comienzan su tarea, la prosiguen y la llevan a su consumación, entonces habrá una oportunidad de poder salvar al niño. (Nótese que si consideramos el trabajo de la juventud bajo este punto de vista, éste se volverá de vital importancia para toda la Escuela) ¡Será preciso luchar por cada niño! Si no lo hacemos, no habrá posibilidad de preservarle para la Gnosis. Pues todo depende, en primera línea y directamente, del tipo de éteres químicos, vitales y de luz que circulan a través del cuerpo del niño durante los primeros años de su existencia. El cuerpo y los fluidos naturales del alma se modelarán completamente por la influencia de estos éteres. La secreción interna, por ejemplo, dependerá de ellos, así como su futura actividad dentro de los límites del karma y de la herencia genética. Por esta razón, los ejecutores de la Gran Farsa podrán atrapar con facilidad a toda la juventud, por medio de grandes corrientes de radiaciones etéricas. Y todos sabemos que de joven se tuerce el árbol. Lo que se forma en la juventud, difícilmente puede ser destruido más tarde.

Podemos afirmar con seguridad que cuando sus cuerpos etéricos hayan sido modelados bajo la mano de los ejecutores de la Gran Farsa, muchos niños de cinco o seis años ya estarán absolutamente perdidos para la Salvación.

Durante el período siguiente se va formando el cuerpo sideral o cuerpo del deseo, el cual generalmente se completa entre los doce y los quince años de edad. En esta época se demostrará lo que fue dañado y destruido en la primera infancia. Esta destrucción es intensificada por las poderosas y constantes corrientes siderales mantenidas con este fin por el Gran Adversario, las cuales aprisionan completamente al yo del deseo en la materia, en la naturaleza de la muerte.

Estamos tocando este tema sin intención de describir ninguno de sus aspectos de forma completa. Sólo intentamos demostrar la gran importancia que tiene el Trabajo de la Juventud de la Escuela Espiritual Moderna, para que todos aquéllos a quienes afecte este trabajo, encuentren un estímulo para profundizar y extender este trabajo en la medida en que lo vaya exigiendo la extraordinaria gravedad del momento.

Cuando hablamos de juventud perdida no nos referimos a una juventud hundida profundamente en el pecado, en la miseria y en la inmoralidad, sino a una juventud perdida para la Gnosis. Comprendan bien lo que la Gnosis pretende:

Esta Escuela es la Escuela Espiritual Gnóstica que emana de la Fraternidad Crística de la Rosacruz de Oro, la cual abre literal y corporalmente la Tierra Prometida a todos los que realmente lo quieren.

Por eso, esta Escuela no tiene nada absolutamente nada en común con ninguna fraternidad de la esfera reflectora. Cualquier contacto de este tipo es absoluta y enérgicamente rechazado.

El propósito de la Gnosis es conducir a sus alumnos fuera de la Casa de Servidumbre de la dialéctica, en la exacta acepción del término, e introducirles en el Orden de Vida de Cristo. (Este es el objetivo de la Gnosis Crística!

Cuando hablamos del Gran Adversario, no nos referimos a los que se hallan en el tenebroso cenagal de la frontera entre la esfera material y la esfera reflectora, ni tampoco a los que hormiguean en las infectas cloacas de la vida, sino a la jerarquía de las fraternidades de la esfera reflectora, a los espíritus de luz del más allá, con todas sus intenciones religiosas y humanitaristas, llenos de amor y buenas intenciones, que no hablan de otra cosa que de Cristo, la mayoría de las veces con intenciones sinceras, y que por todos los medios desean sumergir a la humanidad en una ola de bondad.

En resumen, nos referimos a Judas, el discípulo del Señor, que se sentaba a la mesa con Él y Le traicionó al querer transformar la dialéctica, el mundo transitorio, en un Reino Divino.



Pues bien, un grupo movido por estas mismas intenciones será el que escenificará la Gran Farsa de la vuelta de Cristo, con vestiduras blancas y cantando himnos, en un escenario moderno y con todos los descubrimientos de la ciencia moderna natural.

Esta Gran Farsa abarcará a todo el mundo y se presentará a sí misma como un acontecimiento intercósmico. Los prolegómenos de esta Gran Farsa pueden verse con claridad actualmente; pueden ser oídos y experimentados muy claramente. Por esto, hablamos de una juventud perdida para la Gnosis.

Teniendo esto en cuenta, si los padres, los educadores, los monitores de la juventud y la Escuela colaboran de manera correcta con respecto a la juventud, los resultados serán exactamente contrarios a los que intentan obtener los ejecutores de la Gran Farsa.



CAPITULO VI

La emisión del mensaje

Les hemos explicado por qué la jerarquía de las fraternidades de la esfera reflectora necesita escenificar y realizar la Gran Farsa del retorno de Cristo. Hemos dicho cómo sufren por la creciente escasez de fuerza de luz humana, la cual constituye el principal factor de vida para todos los que desean continuar manifestándose y manteniéndose en la esfera reflectora. También hemos explicado que la Gran Farsa está siendo puesta en escena para remediar esta gran pérdida. El propósito de esa jerarquía consiste en subyugar a toda la humanidad por medio de una mistificación nueva y muy actual, que provoque un éxtasis profundamente religioso y emotivo, y asegure así una poderosa producción de fuerza de luz que permita cubrir de nuevo las necesidades de los seres de la esfera reflectora. ¡Esta es la finalidad!

Los promotores de la Gran Farsa saben muy bien que para tener éxito en ello es necesario, en primer lugar, eliminar todas las diferencias sectaristas y todas las incompatibilidades que existen entre las diferentes corrientes; que toda la casta de las autoridades, de los teólogos, sacerdotes y científicos importantes digan amén a todos los fenómenos presentados por la Gran Farsa, de forma inmediata y sin reservas, de modo que el mundo, las masas, no siga a las autoridades que tuviesen una actitud negativa. Desde el curandero de la tribu más oscura de la Tierra, hasta el más eminente profesor de la más famosa universidad, todos deberán estar de acuerdo sobre la naturaleza y la esencia de los fenómenos que se desplegarán sobre el mundo.

Comprenderán, por lo tanto, que si la jerarquía desea que esa Gran Farsa tenga éxito, tendrá que disponer de grandes fuerzas, grandes poderes y una increíble genialidad, con el fin de asegurar que todos se sometan sin más a la evidencia de los hechos, a excepción de los gnósticos de la Escuela Espiritual.

En beneficio de estos gnósticos y de todos los que demuestren ser sensibles al toque de la Gnosis, se da a tiempo este aviso al mundo.

Describiremos ahora algunas escenas de la Gran Farsa. No sabemos con precisión en qué orden serán presentadas todas las partes del programa, ni queremos afirmar que nuestra descripción sea completa. No obstante, nuestras informaciones serán suficientes para que las puedan reconocer inmediatamente cuando se inicie la Farsa.

Un día, en el futuro próximo, por la mañana, por la tarde o al anochecer, la gente estará oyendo sus programas favoritos en la radio: sermones, charlas, conciertos, etc.



En uno de los momentos más importantes del programa, cuando se pueda considerar que la atención es máxima, la emisión se debilitará, se hará inaudible... Todos los oyentes oirán una voz suave, una voz bella, profunda, llena de amor, anunciando que no ha habido interferencia alguna en la estación emisora y que la emisión radiofónica será restablecida en breves momentos, que sólo se trata de una corta interrupción, con el fin de darles una comunicación en nombre de Dios, destinada y dirigida a todos. Se anunciará entonces que el Gran Día del Señor ha llegado, el Día del Regreso de Cristo, y que todo el mundo es invitado a prepararse para ese día y esa hora.

En Europa Occidental este incidente en la radio tendrá lugar al mismo tiempo en todas las emisoras en funcionamiento en aquel momento. El incidente durará algunos minutos y el programa normal continuará de nuevo. Ni el sacerdote, ni la orquesta, ni el personal de la emisora sabrán en ese momento lo que ha ocurrido, pues de hecho no habrá habido ninguna interferencia.

Pero un poco más tarde todo el mundo telefoneará a todas partes para preguntar lo sucedido y para protestar de todas las maneras. Pues en muchos domicilios habrá habido alguien que se haya desmayado por el miedo. “¿Cómo se puede asustar así a la gente?, dirán; y también: “¿Qué iglesia o secta es responsable de esto? Otros dirán: “¡Esto no quedará así!

Y antes de que el personal de la emisora salga de su perplejidad llegará una inundación de telegramas, de todas partes de Europa, diciendo que aunque todo ocurrió sin aparente interferencia, hubo realmente una interferencia de alguna clase y con el mismo mensaje para todos.

¿Se pueden ustedes imaginar qué dirán los periódicos al día siguiente? (Todos traerán descripciones del incidente, la reacción de varias personas; su terror y sorpresa, protestas de los médicos y además innumerables preguntas) Toda Europa estará agitada, todas las clases sociales, todos los medios, tanto de la derecha como de la izquierda. Las autoridades de los gobiernos y de la radio tomarán disposiciones para que se efectúe una investigación rigurosa. Se darán conferencias, desde varios puntos de vista, intentando explicar lo que podría haber detrás de estos acontecimientos. En resumen, se levantará un intenso interés general.

Algunos días después, el fenómeno se repetirá con un mensaje semejante, y esta vez con mayor éxito, ya que, como podrán suponer, todo el mundo estará pegado a la radio. Informaciones de todos los lugares del mundo confirmarán que sucedió nuevamente lo mismo y que fue escuchado el mismo mensaje.

¿Pueden imaginarse el impacto que tendrá la ejecución de esta sola fase del programa en toda la humanidad? Como consecuencia, la exportación de fuerza de luz hacia la esfera reflectora aumentará intensamente en todos los países. ¡Pero este punto del programa no es más que el comienzo!

Posiblemente se pregunten ahora: ¿Cómo pueden llevarse a cabo estas interrupciones en la radio y quiénes son los que realizan tal proeza?

Ustedes saben que los programas de radio son emitidos y recibidos por medio de electricidad, cuyas ondas de radiación tienen cierta longitud, según acuerdos mutuos. Pues bien, una maravillosa e ingeniosa aplicación de la electrónica permite absorber, sin detrimento, la energía enviada por la estación difusora de tal modo que ninguna energía o radiación de esa emisora llegue a los aparatos de radio, mientras que al mismo tiempo se puede imitar la emisora bloqueada con otro aparato.



Las entidades que ejecutan este trabajo pertenecen a ciertas órdenes o fraternidades con sede en ciertas regiones polares, como por ejemplo en Groenlandia. Son entidades de naturaleza femenina y masculina, de las que se hablará mucho en un futuro próximo, pues los miembros de estas órdenes serán utilizados de muchas maneras en la Gran Farsa, de la cual les informaremos lo más ampliamente posible. Estas personas son grandes conocedores de la sicología popular y saben mejor que nadie cómo manejar ciertos pueblos y razas.

El mecanismo que acabamos de mencionar, con el que se obtendrá el citado efecto radiofónico, puede ser considerado una combinación de técnica y magia. No hay duda de que su construcción es técnica, pero tan extremadamente sensible, que puede ser dirigida y utilizada por medio de los poderes de la voluntad y del pensamiento, entrenados y controlados. Podrán imaginarse, por tanto, que además del efecto radiofónico explicado, los Gobiernos y otras autoridades podrán ser influidas directamente por ese mecanismo. Cuanto más mentes y corazones sean capturados como consecuencia del efecto psicológico conseguido por la radio, después del primer acto de la Gran Farsa, mayor será el número de personas que caerán víctimas abúlicas de las mencionadas órdenes, mediante sus maquinaciones técnico‑mágicas.

La Humanidad recorre el camino de su autodestrucción, debido a su intelectualismo anormal y a su formación de costumbres racionales, lo que pone en peligro a la esfera reflectora a causa de la carencia de éter de luz. La jerarquía dialéctica va a obligar ahora a la humanidad a obedecerla por medios técnicos‑mágicos, es decir, por sus propios medios. El modo de influencia empleado hasta ahora por la esfera reflectora está perdiendo eficacia cada vez más rápidamente. Y por esto, será empleado otro medio para conseguir el mismo fin, un medio ultra‑moderno.

Concluimos esta exposición con esta advertencia enfática: apresúrense en el Camino de la Liberación Gnóstica que les es indicado. Aprovechen las oportunidades que les son ofrecidas para la Liberación.

¡Si los poderes de la Gran Farsa les atrapan sin que todavía hayan movilizado su resistencia y sin haberse vuelto suficientemente conscientes, sin duda alguna serán víctimas de ella!



CAPITULO VII

Fenómenos en el cielo

Después del extraño y sorprendente mensaje radiofónico sobre el Día del Señor que ha llegado, la Gran Farsa continuará produciendo fenómenos atmosféricos capaces de cautivar a las multitudes. Todos los que han sido familiarizados desde la infancia con interpretaciones exotéricas de las Sagradas Escrituras de la Biblia, y todos los que desde hace mucho tiempo las han olvidado, así como los que han abusado de estas Escrituras o las han profanado, o los que sólo se reían de ellas, todos correrán temblando y aterrorizados a los templos e iglesias que habían frecuentado en el pasado. ¡No habrá lugar suficiente para contener a tanta gente!

Serán organizadas impresionantes reuniones, a las que se les dará el nombre de humillaciones. Millones de personas enviarán súplicas a sus respectivas imágenes de dios para que sean salvadas, puesto que ha llegado el Gran Día del Señor y hasta ahora se mostró poca comprensión al respecto. De esta manera la producción de fuerza de luz será masiva y aumentará el poder de la jerarquía de la esfera reflectora.

¿Y qué sucederá después? Encima de todos los centros metropolitanos y residenciales, de todos los países y de todas las partes del mundo, sin la menor excepción, los fenómenos atmosféricos mencionados podrán ser vistos en determinados momentos y cada vez con más frecuencia, hasta que se vuelvan diarios. Se pensará que los cielos se han abierto. Habrá un gran silencio; el cielo se cubrirá de una fusión maravillosa de colores pastel. El tráfico se paralizará y todos mirarán hacia arriba.

Entonces se oirá una música poderosa, cantos celestiales se oirán y aparecerán rostros en las nubes. Cuerpos majestuosos, agrupados en torno de UNO, que será reconocido como Jesús el Señor. ¡Será una multitud que nadie podrá contar!

¿Imaginan ustedes una escena de estas sobre la ciudad de Londres? ¡Todos lo ven, todos lo oyen, nadie lo puede negar, nadie en todo el mundo!

Será fácil imaginarse cuáles serán las consecuencias de ello. Después de estas poderosas escenas de la Gran Farsa, la realización del resto del plan, es decir, la aparición real de la jerarquía dialéctica ya mencionada, será como un juego de niños. Se colocará al frente y tomará posesión de la dirección total en todos los países del mundo. Y no solamente en lo que respecta a la parte eclesiástica, sino también bajo el punto de vista político, con el fin de establecer una teocracia absoluta, una teocracia del pseudo‑Cristo, haciéndola pasar y concentrándola como realidad por medio de la Gran Farsa.

Técnica, mágica, científica y teológicamente, la mencionada fraternidad está a la altura de tal tarea, y después de la preparación mágica que acabamos de describir, la humanidad será como cera en las manos de esa fraternidad.



Les hablamos sobre estos acontecimientos y se los anunciamos para que todos ustedes puedan plantearse la acuciante pregunta: ¿Qué haré cuando la representación de la Gran Farsa surja sobre la Tierra y la humanidad?

Cuando de hecho, todos, sin excepción, sean engañados, ¿cuál será su actitud?

¿Permanecerán ustedes fieles a la nueva Joven Fraternidad Gnóstica, que como único testigo de la Verdad Absoluta negará el origen sugerido de todos estos fenómenos y que los anuncia al mundo anticipadamente?

Dentro de poco habrá dos reinos en el mundo:
el Reino de la Gnosis, y
el reino de los ejecutores de la Gran Farsa.

¿A cuál de estos reinos pertenecerán ustedes?




SEGUNDA PARTE

HARMAGEDON




CAPITULO I

La esfera reflectora

En la primera parte titulada Las sombras de los próximos acontecimientos, les describíamos la acción que está siendo preparada por la jerarquía de las fraternidades de la esfera reflectora, y que ya se está anunciando aquí y allá.

No obstante, en esa parte no se mencionó un punto muy importante, pues hemos querido esperar hasta el último momento para tratarlo. Este momento ha llegado, y seguir guardando silencio podría resultar fatal. Con el fin de obtener una imagen nítida del asunto que vamos a exponer, será necesario hacer antes una introducción más o menos amplia.

En primer lugar, queremos atraer su atención a la parte de nuestro campo de vida que denominamos esfera reflectora. Cuando el hombre muere, es su cuerpo material el que muere; pero la personalidad, además del cuerpo material, posee otros vehículos, como el cuerpo etérico, el cuerpo astral y finalmente una síntesis en forma de luz, un cuerpo que todavía no tiene forma y que se denomina poder del pensamiento.

Al morir el cuerpo material, también muere una pequeña parte del vehículo etérico. Todo vehículo etérico está compuesto por cuatro estados de densidad etérica. Los dos estados más densos mueren junto al cuerpo material, descomponiéndose inmediatamente con él. Las otras dos partes del vehículo etérico, así como el cuerpo astral y el poder del pensamiento, continúan existiendo por algún tiempo al otro lado del velo.

La pérdida del cuerpo físico ha ocasionado un daño muy grande a la personalidad, y las partes más sutiles de la personalidad también están condenadas a morir. Ellas se disuelven, a mayor o menor velocidad, en un espacio de tiempo que normalmente va de dos a treinta años. Finalmente sólo queda el microcosmos, que después de haber sido vaciado por completo de la personalidad busca otra vez una nueva vivificación.

Pues bien, después de la muerte del cuerpo material, todo este proceso se realiza en la esfera reflectora, en esos territorios más sutiles de nuestro planeta, a los cuales pertenecen los vehículos más sutiles de nuestra personalidad. Muchas personas piensan ‑y de hecho vienen pensándolo, desde hace mucho tiempo, a través de todos los períodos de marcha de la humanidad‑ que esta esfera reflectora, este lugar al otro lado del velo, es la gran meta de la existencia humana, el gran objetivo que Dios pone ante la humanidad. Además, mucha gente piensa que la vida en la esfera material tiene lugar una sola vez, que en el más allá está el cielo y el infierno, y que la vida en la Tierra, en la esfera material, es decisiva para la permanencia eterna en el más allá.

Por este motivo la mayoría de la humanidad siempre está preparándose, en su existencia material, para ir al país del más allá, con el fin de ganar la esfera celeste en lugar del infierno, y permanecer eternamente en aquella tierra de verano, llevando una vida gloriosa.



De esta manera, la humanidad religioso‑natural siempre ha estado orientada hacia la esfera reflectora. Ahora bien, muchas personas querían tener la certeza de la existencia del más allá, de esa futura vida eterna; deseaban comprobar su verdad, su realidad, o saber si se trataba de una simple mistificación. Pero estas personas no querían esperar a la muerte para entrar allí; querían un conocimiento exacto mientras todavía se encontraban en esta vida.

Por ello, intentaron conseguir esta certeza, y lo hicieron de la siguiente manera: trataron de permanecer totalmente conscientes durante el sueño de la noche. Querían transferir la conciencia diurna a su estado de sueño nocturno, con el propósito de poder observarlo todo con precisión, llegando así a conocer positivamente sobre la base de su propia conciencia.

Cuando alguien se duerme, la personalidad se divide. La parte sutil de la personalidad sale, como se dice comúnmente; de hecho, el fenómeno ocurre casi de la misma manera que durante el trance de la muerte. Sin embargo debemos observar que cuando la personalidad se divide al dormir, la conciencia humana también se divide.

Cuando la persona duerme, y el cuerpo físico reposa acostado en la cama, su doble etérico flota algunos decímetros por encima del cuerpo material, mientras que las demás partes sutiles de la personalidad pueden alejarse, si se desea, más o menos del cuerpo material. Como ya se ha dicho, cuando ha tenido lugar la división de la personalidad, la conciencia humana también se divide. Por esta razón, la conciencia humana durante el sueño difiere de la de su estado de vigilia, pues parte de la conciencia diurna permanece durante el sueño en el cuerpo material. Esta parte de la conciencia diurna se encuentra en un estado más o menos inconsciente y sin sueños.

Muchas personas suponían que durante el sueño era posible transferir la conciencia total a la parte sutil de la personalidad. Razonaban de la siguiente manera: Si al dormir forzamos para que se desprenda lo que, cuando disponemos de la conciencia diurna, llamamos conciencia total, entonces el yo, al despertar, podrá traer consigo todo el resultado de las investigaciones en el más allá y grabarlas en el cerebro.

Con el fin de poder conseguir esto será necesario que todo el cuerpo material sea debidamente entrenado. Para llegar a este resultado, será necesario un entrenamiento del cerebro y una modificación de las células cerebrales. Todo el sistema nervioso central tendrá que ser sometido a una serie de reajustes, pues normalmente el cerebro transmite las escenas de la vida nocturna a las que llamamos sueños, pero sin que en general consigamos comprenderlas, puesto que, como todos saben, los ensueños son muy confusos, sin sentido y extremadamente velados.



Pues bien, este entrenamiento de todos los vehículos de la personalidad, cuyo fin es transferir la conciencia total a la personalidad sutil, es la base de la ciencia y las prácticas del ocultismo. Una persona que se someta a estas prácticas correrá el riesgo de una tremenda cristalización de la personalidad; una cristalización mucho más grande que la que se ocasiona en una vida humana normal. Como dijimos, intentará, en primer lugar, influir de distintas maneras en los procesos corporales orgánicos, para hacer que el cuerpo viva mucho más tiempo de lo que normalmente sería posible.

Por ello, un verdadero Rosacruz jamás podrá ser un ocultista, ya que en la Ley de Oro de la Fraternidad de la Rosacruz se dice, de una manera muy clara, que ningún hermano de la Orden se esforzará por conseguir una vida más larga de la que Dios le haya designado. Todos los hermanos de la Rosacruz aceptan esta Ley de Oro, sellándola con su propia sangre.

Literalmente, el ocultista ansía la prolongación del estado dialéctico de la vida. Ejercita toda su personalidad, tanto la parte sutil como la parte más densa, y toda su personalidad alcanza un factor de cristalización diferente, en oposición a la ley de la naturaleza dialéctica.

Fue de esta manera, brevemente descrita, como una parte del género humano creó para sí, de manera ilícita y contraria a la naturaleza, una vida en la esfera reflectora, en la región del más allá. Y es evidente que esta vida ilícita y antinatural también intenta mantenerse en la esfera reflectora. De la misma forma que las personas, en el lado material de nuestra naturaleza, intentan por todos los medios mantenerse aquí abajo, también los que habitan en la esfera reflectora tratan de poder conservarse en el otro lado del velo. Estas personas se imaginan vivas, creen haber alcanzado su objetivo, y se consideran ciudadanos del cielo, cuando en realidad son anomalías de la naturaleza dialéctica. Por este motivo son un peligro mortal para la parte de la humanidad que todavía está viviendo en el aquí abajo, pues para prolongar su vida en el más allá, y asegurarse su existencia, están obligadas a alimentarse constantemente con el éter de luz; ya que sólo de esta manera está asegurada su existencia.

Sin embargo, ellas ya no poseen éter de luz, o lo poseen solamente en pequeñas dosis. Y tampoco les es posible extraer ese éter de las corrientes etéricas existentes en la atmósfera intercósmica, ya que sus personalidades existen sólo parcialmente, y se hallan mutiladas. ¡Por esta razón tienen que recibir esas fuerzas etéricas de nosotros, los hombres que vivimos en la esfera material terrestre!

Esto lo consiguen por medio de toda clase de reuniones místicas, de las iglesias y de otras maneras. En Las sombras de los próximos acontecimientos se describía la necesidad y las consecuencias de todo esto.

Se puede comprender ahora lo que realmente es una fraternidad de la esfera reflectora. Es una colectividad de entidades que se mantienen ilícitamente dentro de esa esfera, y que son extremadamente perniciosas para el mundo y para el género humano, debido a la forma antinatural en que prolongan forzadamente su existencia y a las prácticas que se derivan de ello.



Comprenderán también qué es la jerarquía de estas fraternidades de la esfera reflectora. Es una agrupación de fraternidades de la esfera reflectora basada en la necesidad de auto conservación; pues aunque la mayoría de los diferentes grupos se encuentren en una actitud recíproca de hostilidad, cuando la necesidad les obliga, se unen y fundan una comunidad de intereses. Actualmente corren el riesgo de no poder continuar manteniendo la vida en la esfera reflectora, a consecuencia de la escasez, cada vez mayor, de éter de luz. Por esta razón están preparando la Gran Farsa; la Farsa del regreso de Cristo con el fin de empujar a la humanidad a que aumente la producción de éter de luz en beneficio de esas hordas de parásitos.

El regreso de Cristo es descrito en la Biblia, pero, desgraciadamente, no todas las personas lo interpretan de la misma manera. Algunos toman de un modo literal todo lo que dicen las Sagradas Escrituras, mientras que otros lo comprenden en sentido meramente simbólico. Realmente es muy pequeño el grupo de los que son capaces de comprender su verdadero sentido.

Este verdadero sentido de las Escrituras Sagradas de todos los tiempos posee diferentes aspectos. Tal vez conocen lo que significa la Senda de la Gnosis. Es el Camino de la Liberación real de la humanidad. Así pues, ese Camino no es ocultismo ni misticismo. No buscamos, ni deseamos tampoco, tener contacto con la vida que está al otro lado del velo.

En primer lugar, intentamos obtener el verdadero estado del Alma Viviente, intentamos llegar al nacimiento de un Alma Nueva. Cuando Ella nace, construimos un cuerpo del alma basado en el núcleo de esta Alma: una personalidad del alma a la que la Biblia se refiere bajo la denominación de Soma Psychicon o Vestido de Oro de las Bodas.

El Hombre‑Alma que sabe construir ese Vestido Nupcial, esa personalidad del Alma, entra en unión con la Vida Original, con la verdadera Humanidad, con la Divinidad del principio, con el verdadero Espíritu. Ese Hombre sigue, de eternidad en eternidad, un Camino que nada tiene que ver con el más allá, con la esfera reflectora, y que tampoco tendrá nada que ver con la esfera material del mundo de la dialéctica, ya que, en un momento dado, se desprenderá de toda la antigua personalidad, para seguir avanzando con el Vestido Nupcial de Oro, La personalidad del Alma.

No obstante, antes de que este Cuerpo del Alma llegue a realizarse por completo, el Hombre‑Alma en desarrollo encuentra al Gran Hombre‑Alma del que hablan las Sagradas Escrituras, el Príncipe del Alma, uno de los prototipos de la Humanidad‑Alma: el Cristo. Cuando el Hombre‑Alma despierta y contempla, corporalmente, por primera vez a la Humanidad‑Alma, entonces el Cristo ha regresado para él.

Vean todo esto claramente. La Gnosis siempre se da a conocer al género humano dialéctico, para mostrar al hombre caído el Camino que conduce a la Humanidad‑Alma. Ustedes han nacido para encontrar este Camino, para comprenderlo y para recorrerlo. Ese es el único objetivo de su vida. Sin ese Camino la existencia humana no tiene ningún sentido.

Esto nos muestra claramente que si la humanidad no desea recorrer ese Camino, sino que, por el contrario, desea establecer un reino terrenal, sea aquí abajo o en la región del más allá, algo deberá ocurrir con la humanidad.



El género humano nace, en este mundo dialéctico, con el fin de encontrar el Camino de regreso hacia la Humanidad‑Alma. Si no desea recorrer ese Camino, fracasa en su objetivo y es destruido. Y esta es la causa de la muerte. Pero, si el hombre encuentra el Camino que lleva al Mundo‑Alma, vence completamente sobre la muerte. Cuando el Alma ha nacido, la muerte ha sido vencida, pues el Hombre‑Alma existe de eternidad en eternidad. Aquel que conquista el Alma, vence la muerte y puede decir como Pablo: “¿Dónde está muerte tu aguijón, dónde está infierno tu victoria?

Pero si el hombre no recorre el Camino que conduce a la Humanidad‑Alma, entonces, gracias a Dios, el cuerpo material se desintegra. Este es destruido por la muerte, para dar al microcosmos la posibilidad de acoger en su sistema a una nueva personalidad, que tenga la oportunidad de encontrar el Camino de regreso a la Casa del Padre. Si no encontramos el Camino que conduce a la Morada del Alma, de manera directa, entonces la muerte puede ser considerada como una bendición, una intervención para la salvación de la humanidad.

Cuando la humanidad obstinada intenta conservarse, prolongando la vida, y comprueba finalmente que esto es imposible, se aferra a la región del más allá, con lo que origina entonces enormes tensiones, causadas por la violación de las más elementales leyes de la naturaleza. En un momento determinado, estas tensiones harán explotar al mundo.

Repitámoslo: Cuando alguien trata de realizar un reino terrenal, en este lado o en el otro del velo, algo acontecerá a la humanidad. Entonces la humanidad se dirige rápidamente hacia su final. Entonces la vida será destruida, en ambas esferas de la existencia dialéctica, por la acción irresistible de las leyes fundamentales de la naturaleza.

Por un lado, el verdadero significado del regreso de Cristo es el encuentro del Príncipe del Alma en la Senda de la Humanidad‑Alma. Por otro lado, cuando en cierto período un gran grupo de personas avanza realmente por esta Senda, se desarrolla un período de calamidades para el resto del género humano. Surge entonces una crisis, una enorme explosión de las tensiones que las Sagradas Escrituras denomina el Juicio, el Juicio de Dios.

Apremiados por esta amenaza y por la falta de éter de luz, la jerarquía de la esfera reflectora está tratando de escenificar la Gran Farsa.

Pero, al mismo tiempo, no se puede negar el desastre, como consecuencia de la descarga de las tensiones antinaturales ya existentes y en constante crecimiento.

Vamos a intentar explicarles en



CAPITULO II

La llamada de la Gnosis

En el capítulo anterior hemos visto que, los que no encuentran ni recorren el verdadero Camino de la Liberación, van hacia una catástrofe, una crisis en la que se desarrollan varias explosiones ocasionadas por las descargas de las tensiones acumuladas.

Antes de que estas descargas se produzcan, existe todavía un cierto equilibrio, pues como dicen las Sagradas Escrituras: El pueblo de Dios puede ser encontrado todavía en la Tierra.

Por Pueblo de Dios entendemos el grupo de los que están preparándose para recorrer el Camino de la Gnosis. Este grupo atrae toda clase de fuerzas y radiaciones gnósticas que descienden a esta naturaleza, creando y manteniendo así cierto equilibrio, de forma que las descargas magnéticas contrarias no pueden tener lugar todavía.

Pero, tan pronto como este grupo orientado hacia la Gnosis comience a ser consciente del Camino, vea claramente los distintos aspectos de esta Senda y, además, tome conciencia de su propio estado y de sus posibilidades de poder abandonar esta Tierra de sangre y lágrimas, por medio del Cuerpo Viviente, que es una construcción gnóstica de fuerzas del Alma Viviente ‑como el Arca de Noé o la Barca Celeste de los antiguos egipcios‑, se creará entonces una situación distinta. Se alterará el comportamiento de las radiaciones cósmicas y el grupo de los Hijos de Dios será aislado progresivamente del curso normal de la Tierra.

Seguirá entonces el camino hacia su nuevo campo de vida, el mundo de las Almas Vivientes que Cristo denominó El Reino de los Cielos, y será elevado de la Tierra dialéctica. Por consiguiente, las fuerzas de la naturaleza dialéctica ordinaria ya no serán retenidas más y volverán a seguir su curso natural. Todo esto es fácil de ilustrar mediante un sencillo ejemplo.

Imaginen que algunas personas quieren cometer una acción muy mala. A estas personas, inclinadas a realizar actos criminales, se les puede impedir que lleven a cabo tales actos, y pueden ser controladas mediante una severa línea de conducta. No obstante, las tensiones continuarán aumentando. Pues los pensamientos y deseos, que tienden hacia el mal, no están quietos y no pueden ser refrenados. En consecuencia, las tensiones continúan acumulándose. Y tan pronto como la autoridad disminuya el control y pase a atender otras tareas, las masas malignas quedarán entregadas a sus propios designios, y entonces ya se sabe lo que va a ocurrir: ¡las tensiones se descargarán!



En el Universo existen algunas leyes que mantienen cierta regulación y que se denominan leyes de radiación. Estas leyes de radiación regulan, en todo el Universo dialéctico, las condiciones de vida de todas las entidades y los grandes procesos de respiración de las estrellas, planetas y sistemas planetarios y zodiacales. Podríamos imaginárnoslo como un gigantesco mecanismo de relojería que señala el curso de las cosas en el orden espacio‑temporal, al que nada ni nadie puede escapar. Todos tienen que someterse a estas leyes de radiación que gobiernan todo el Universo. Por esto, es lógico que las posibilidades, gracias a las cuales se forma y alcanza su objetivo un grupo orientado hacia la Gnosis, estén determinadas también por estas leyes. Cuando un cuerpo gnóstico se somete, de modo preciso, a las indicaciones de las leyes de radiación, podrá recorrer su camino y alcanzar su meta sin impedimentos ni obstáculos.

Un grupo de personas de orientación gnóstica nunca aparece en un momento cualquiera de la historia del mundo. No, también los grupos gnósticos vienen y van de acuerdo con las leyes naturales y con las de radiación que lo regulan todo. Por ello, es posible que las personas que las estudian, que conocen sus acciones y han investigado sus cursos en el orden espacio‑temporal, pueden mostrar, como si pudiesen señalar con su dedo en el reloj intercósmico, todos los acontecimientos que irremediablemente tienen que ocurrir. Esta forma de actuar no es de ningún modo ni profecía ni adivinación, sino un saber basado en el conocimiento de la Ley Universal que lo gobierna todo. Es tener en cuenta, de modo realista y objetivo, el curso natural irremediable de los acontecimientos. No hay en estas predicciones voces susurrantes o misteriosas, ni controladores espiritistas, ni nada parecido; no es ninguna magia misteriosa, sino sólo el conocimiento de las leyes de radiación que gobiernan la manifestación universal.

Cuando los antiguos profetas hablaban de Dios, de su intervención o de los castigos futuros, se referían a las fuerzas de la naturaleza de las que ya hemos hablado, fuerzas que son irresistiblemente activas. Sabían que la acumulación de tensiones ocasionaría indudablemente una explosión en un momento determinado. Muchas veces es posible establecer anticipadamente el momento de la explosión.

Ahora se podrían preguntar: ¿Qué sentido tiene profetizar? Si el curso de los acontecimientos es inevitable en toda la manifestación universal, ¿qué necesidad hay de advertirnos anticipadamente? Para el hombre de la masa, para el hombre que actúa como animal de rebaño, esto no tiene en efecto sentido alguno, pero tiene verdadero valor para el buscador, de manera que cuando sea alcanzado por la Gnosis pueda encontrar el Camino de la Liberación.

Para el buscador es importante que le llegue una advertencia a su debido tiempo y lugar. Si estuviesen ustedes todavía en la fase de búsqueda y ansiasen ávidamente el Camino de la Liberación, sin discernirlo todavía claramente, y si les angustiasen toda clase de dudas, permaneciendo por ello indecisos, entonces para ustedes sería muy útil la siguiente advertencia: “¡Ocupen sus posiciones en el Camino y únanse al impulso del Logos!

Se puede escapar al destino dialéctico recorriendo el Camino del verdadero destino de la humanidad. Por esta razón, es una prueba de amor a Dios y a la humanidad difundir la advertencia tan pronto como ella llega a nosotros y la comprendemos.

Todas las radiaciones y emanaciones de las leyes naturales, que intervienen en todo el Universo y en todos los mortales, describen órbitas, círculos y espirales en el Universo. Son radiaciones que afluyen y se alejan. No nos referimos a influencias astrológicas, ni tampoco a las radiaciones de los planetas, ni a los signos zodiacales que llegan hasta nosotros, sino a las Corrientes Intercósmicas, cuyo origen no está en el Universo dialéctico ‑el séptimo plano cósmico‑, sino en los planos cósmicos superiores.


Inmensas corrientes y radiaciones cósmicas están activas continuamente en todo el Universo dialéctico, trazando estas corrientes y radiaciones, órbitas y cursos. Hablamos de radiaciones que afluyen y se alejan, radiaciones que abarcan ciertos períodos de tiempo para realizar su trabajo. Radiaciones que también regresan cada vez, ya sea en un plano superior o en uno inferior. En un plano superior, cuando el nivel de la humanidad ofrece la oportunidad. En un plano inferior, cuando la humanidad sigue un camino de degeneración. Así pues, se podría decir que todas estas radiaciones y corrientes intercósmicas instruyen e influyen a todos los seres vivos, sean hombres, animales, vegetales o minerales. Sin embargo, nuestra reacción a estas radiaciones intercósmicas es muy diversa, y es posible que un mismo rayo que da nacimiento a un grupo, para otro sea funesto y demoledor. Está claro, por lo tanto, que en un orden espacio‑temporal como el nuestro todas las cosas surgen y desaparecen, para reaparecer nuevamente.

Por este motivo, el análisis, según las leyes naturales del transcurso de los acontecimientos, durante un año determinado, es exactamente igual al ocurrido hace centenares o miles de años. Imaginen que, en este momento, entren en contacto con nosotros poderosas corrientes intercósmicas. ¡Si tiene en cuenta que las radiaciones intercósmicas describen órbitas, es evidente que estas mismas radiaciones ya han estado en contacto con la humanidad anteriormente! Supongamos también que hubiesen existido, por ejemplo, hace 10.000 años; en tal caso podríamos determinar y establecer, con absoluta certeza, los hechos que se están repitiendo en el presente, en base a las experiencias de aquella época anterior. Entonces una profecía relacionada con el género humano de hace miles de años, puede ser más o menos la misma que una profecía del presente, si la humanidad ha alcanzado el mismo punto de la órbita electromagnética en la que se encontraba en aquel tiempo, teniendo en cuenta, naturalmente, las diferencias sociales, técnicas y políticas.

Así se explica, y hacia esto dirigimos nuestra mirada, que la Pirámide de Gizeh, por ejemplo, relate una gran parte de la historia futura de la humanidad cuando nos describe el pasado. De este modo, la cronología de la Pirámide de Gizeh nos indica el destino de la humanidad durante una parte de un año sideral completo.

La cronología de la Pirámide comprende un período de 6.000 años, aproximadamente. Esta cronología habla del cumplimiento de dos destinos, a saber: el destino de la humanidad en sentido liberador y el destino de la humanidad en sentido decadente, pues las mismas radiaciones intercósmicas pueden dar lugar a diferentes reacciones, tanto positivas como negativas. Así pues, se trata del destino el hombre y la humanidad, del destino de los que se convierten o de los que se apartan. Si ustedes reaccionan positivamente a las radiaciones intercósmicas, éstas les llevarán a la Vida. En el caso contrario serán destruidos de una u otra manera. Así es y así será siempre con toda profecía verdadera. Todo análisis de la actividad de las radiaciones intercósmicas tienen siempre un doble sentido. Por este motivo, se puede leer en el Evangelio: Cuando el Hijo del Hombre aparece, y surge la Luz, y los bienaventurados se elevan hacia El, entonces comienza el Juicio, la destrucción de la masa que no ha escogido. Se hace alusión al destino de los que rehusaron definitivamente reaccionar de modo positivo a las radiaciones intercósmicas.



Cada estudio de las actividades de estas radiaciones da lugar siempre a dos interpretaciones. Después de haber leído la primera parte de este libro, sabrán que sucede lo mismo con respecto al análisis de los hechos futuros.

Cuando finalice el presente siglo, para mayor exactitud en el año 2001, termina la época descrita por la Gran Pirámide. Entonces ya no será algo que pertenece al pasado, un monumento que recuerda tiempos pasados, sino que la historia se repetirá de nuevo de abajo hacia arriba, por el hecho de que existen corrientes y radiaciones intercósmicas, cuya órbita abarca un período equivalente a 6.300 años.

Cada hombre, cada microcosmos, puede y debe imaginarse a sí mismo como centro de una radiación intercósmica, de una influencia intercósmica. Estas radiaciones intercósmicas se acercan a los grupos y también a los individuos. Para que puedan hacerse una idea de esto, piensen en la Luz del Sol, de la Luna y de los planetas. Si por la noche levantan la vista hacia el firmamento, experimentarán la sensación corpórea de que todas estas radiaciones convergen en ustedes. Nosotros somos el centro en el que convergen muchas radiaciones, tanto individual como colectivamente. Aunque haya quienes piensen que se pueden mantener al margen de estas radiaciones y se engañen a sí mismos, diciéndose: las radiaciones no me tocan, ellas penetran inevitablemente en todos nosotros, lo cual tiene sus repercusiones.

Por lo tanto, debemos extraer las consecuencias de ello. Debemos decirnos unos a otros lúcidamente: Estudiemos las leyes de las radiaciones que están actuando en el momento presente, investiguemos su naturaleza y extraigamos las consecuencias, tanto para el individuo como para el grupo. Debemos aprender a comprender, ante todo, el modo por el que podríamos reaccionar positivamente a estas radiaciones.

Esto es tan evidente que hasta un niño lo comprendería. Es la condición elemental de vida para todos nosotros, sin excepción.

Hagamos entonces un resumen de los hechos constatados hasta ahora. Nos encontramos en un orden dialéctico de emergencia, o sea, en nuestro campo de existencia actual, con el fin de aprender y comprender la Llamada de Dios y responder a ella de un modo positivo.

¿Qué es la llamada de Dios? No es este o aquel libro sagrado donde se habla de Dios y de lo que él desea de la humanidad. La llamada de Dios no es la voz que llega a ustedes por medio de la Escuela Espiritual o a través de esta o aquella comunidad religiosa. No, la Llamada de Dios es una plenitud de radiaciones, una intervención de la Luz. La Gnosis es una intervención de radiaciones. Pero aunque no les hubiésemos hablado de ello, esta intervención de radiaciones no dejaría de ser por ello un hecho para todos ustedes.



Nacemos aquí, en el presente orden de emergencia, para comprender la Llamada de Dios y responder a ella de manera positiva o, en otras palabras, con el fin de recorrer el Camino de la Liberación del alma. Si no lo hacemos, si seguimos el camino de los fenómenos dialécticos, seremos entonces aniquilados por la catástrofe final. En cada período de existencia recibimos la oportunidad para responder positivamente a la llamada de Dios. Si la rehusamos, seremos aniquilados; el microcosmos será vaciado. Toda la humanidad o una parte de ella será aniquilada, y todo el campo terrestre será reorganizado, para prepararlo adecuadamente con vistas a la nueva posibilidad de liberación.

Las leyes de las radiaciones actúan para nosotros y con todos nosotros, pero no conocen el perdón, para expresarnos de forma popular. Respecto a sus actividades no es posible ningún compromiso. Tenemos la elección de reaccionar positivamente o no. Si no reaccionamos positivamente, existe entonces el Amor de Dios, que está siempre dispuesto a conceder a nuestro microcosmos otra oportunidad, de modo que, en un momento dado, pueda surgir una nueva personalidad en el microcosmos capaz de reaccionar positivamente. Mientras tanto, la Llamada Divina continuará resonando en este orden de emergencia.

No obstante, debemos tener en cuenta diversas situaciones anormales en la naturaleza dialéctica, pues el orden de emergencia no permanece puro, tal como se pretendió al principio, sino que, en determinado momento, se llenó de impurezas. en la parte anterior del libro, tuvimos la oportunidad de hablar de una de esas horribles impurezas de carácter muy devastador, es decir la anormalidad de aquella parte de la humanidad que permanece en el más allá, intentando mantenerse a costa de los que viven en este otro lado y que, por auto conservación, tienden continuamente a aprovechar cualquier situación, incluso la más dramática, tal como ya se refirió anteriormente.

Volvamos ahora a considerar la situación de la catástrofe del final, de la aniquilación parcial de la vida social de nuestros días.

Hemos dicho que la cronología de la Gran Pirámide indica claramente el año 2001. La Joven Fraternidad Gnóstica tiene apenas unas decenas de años para dedicarse a su labor de cosecha, en toda su plenitud, antes de que la modificación completa de las nuevas condiciones sociales y geológicas de la Tierra exijan un largo período de espera para la nueva Gnosis.



CAPITULO III

Los períodos cósmicos

Hemos hecho referencia, en el capítulo anterior, a tres aspectos a los cuales no podemos escapar. Ante todo, debemos tener en cuenta que nos hallamos en este mundo dialéctico, en este orden de emergencia, para que encontremos el Camino de regreso a la Patria perdida.

Volver a encontrarla no depende del azar de los experimentos humanos. Por el contrario, el Logos emite radiaciones que nos llevan progresivamente por largos caminos de experiencias, y que finalmente nos ponen en contacto con muchas fuerzas y posibilidades.

Si reaccionamos positivamente, si nos entregamos incondicionalmente a esas fuerzas, se desarrolla un nuevo nacimiento en el microcosmos, una transfiguración. Entonces se desarrolla el Hombre‑Alma, el Hombre Eterno, el hombre que recorre el camino de regreso a la Patria.

Si reaccionamos negativamente, y no recorremos el Camino indicado, entonces dichas fuerzas de radiación, vaciarán el microcosmos, por medio de la muerte de la personalidad que no ha reaccionado. De este modo, el mundo de nuestra personalidad será destruido una y otra vez sin poderlo evitar.

Por eso, nuestro orden de emergencia es dialéctico, lo que quiere decir, que todo lo que existe está condenado a desaparecer, sin que podamos evitarlo. A veces desaparece mientras aún tenemos los ojos fijos en él. Todo aparece y desaparece, para volver a aparecer de nuevo. Este orden de emergencia, esta naturaleza dialéctica, jamás podrá volverse estático, a causa de su inconstancia fundamental. Las personalidades se suceden en el microcosmos en un mundo que cada vez presenta un nuevo aspecto, recibiendo el microcosmos en todas esas ocasiones nuevas posibilidades para encontrar la Patria perdida. Este proceso continúa de una manera ininterrumpida, vida tras vida, muerte tras muerte, hasta que, al final de un Día de Manifestación, una ley de radiaciones de naturaleza diferente barre de la faz de la Tierra toda especie de vida, y llega una larga Noche Cósmica, durante la cual la imagen de la Tierra es modificada completamente; a continuación comienza un nuevo Día de Manifestación en el que el proceso será iniciado en condiciones distintas, con la esperanza de que el resto de la humanidad pueda reaccionar de la justa manera en esta ocasión. Y los Enviados de la Gnosis descienden de nuevo para mostrar a la humanidad el único Camino de la Liberación.

Existen varias clases de noches cósmicas, y por consiguiente, varios tipos de días de manifestación. Se pueden diferenciar en días de manifestación pequeños y grandes: los pequeños están relacionados con la Tierra, mientras que los grandes provocan desarrollos y transformaciones en todo el Sistema Solar. El Sistema Zodiacal está sujeto a períodos semejantes de duración todavía mayor. Los que abarcan el sistema de la Vía Láctea son períodos todavía mayores de los ya mencionados.



Es posible que hayan oído o leído sobre los años siderales, o años siderales esotéricos, los cuales tienen una duración de 25.200 años. Cada uno de estos años siderales comprende doce períodos de 2.100 años cada uno, que a su vez se dividen en tres períodos de 700 años. Cada uno de estos intervalos de 700 años aporta importantes cambios en la vida de la humanidad. Cada período de 2.100 años termina siempre con un cambio de mayor significación y muchas veces en un torbellino de destrucción que comprende todos los aspectos de la vida social, de la humanidad y también de la Tierra o partes de ella. Los continentes pueden desaparecer y aparecer otros nuevos. De esta manera, periódicamente se originan cambios geológicos. Con respecto a esto, probablemente sepan que está elevándose un nuevo continente en el Océano Pacífico.

El comienzo de lo que denominamos Era Cristiana corresponde prácticamente con el inicio de uno de estos períodos de 2.100 años. Y como estamos viviendo en el año 1956, es evidente que ya hemos entrado en la fase final, en la que ya se vislumbran indicios de situaciones que anuncian la proximidad de tal destrucción.

Según la cronología de la Gran Pirámide, para ser más exacto, desde el 20 de Agosto de 1953, la humanidad entró en el período de destrucción de estos 2.100 años en que vivimos. Desde el 20 de Agosto de 1953 deberá demostrarse el ascenso a la liberación o la destrucción comenzará. Sabemos que este ascenso ha comenzado en la Joven Fraternidad Gnóstica y que el proceso de destrucción ya apareció en el mundo.

Otro punto que debemos tener en cuenta es que la cronología de la Gran Pirámide habla de radiaciones de recorridos circulares de 6.300 años aproximadamente, divididos en tres períodos de 2.100 años, como ya hemos dicho.

Después de tres de estos períodos, es decir, después de 6.300 años, el proceso de destrucción será más radical que tras un período intermedio de 2.100 años. Y puesto que nos acercamos al final de una de estas épocas de 6.300 años, ya no es necesario que indiquemos cuál será el destino que espera al mundo y a la humanidad.

Esta poderosa crisis de radiaciones, en la que nos encontramos ahora, tiene también una importancia muy especial para la Gnosis, pues nos concierne en un sentido particular si nuestra actitud frente a ese nuevo desarrollo fuese positiva. La victoria gnóstica de los años futuros será por consiguiente mayor y más gloriosa de lo que jamás haya sido en los últimos 6.000 años.

Finalmente, conviene recordar ahora lo que ya dijimos respecto a la anormalidad de nuestro orden de emergencia, con referencia a la parte de la humanidad que, ilegalmente, reside en el más allá y que va a escenificar la Gran Farsa. Las reacciones de estas entidades no fueron positivas ni negativas. Ellas escogieron por su propia voluntad y necedad su propio camino, construyendo para sí mismos un sucedáneo de cielo en el más allá, e iniciarán la Gran Farsa con la ilusión de que salvarán para su provecho lo que desean.



Supongan que hubiesen vivido durante todo un período de un año sideral de 25.200 años que no tuviesen 30, 40, 50 o 60 años, sino que hubiesen vivido los 25.200 años en la misma existencia. En ese caso, habrían vivido varios cambios de la humanidad, varios días y noches de manifestación mayores y menores. Habrían vivido y experimentado 36 cambios menores, 12 cambios medios de 2.100 años y 4 mayores de 6.300 años. Habrían adquirido una acumulación enorme de experiencias y conocimientos relativos a las acciones y consecuencias (tanto positivas como negativas) de las leyes de las radiaciones dominantes en el Universo, las fuerzas de radiación relacionadas con el mundo y la humanidad.

El curso de estas radiaciones y sus resultados no estaría escondido para ustedes. Conocerían muchas cosas sobre las fuerzas existentes en el Universo, y este conocimiento les capacitaría para analizar fácilmente la época siguiente de 2.100 años. Habiendo pasado por todas las espirales y giros del tiempo, impulsados por las fuerzas de radiación del Logos, en un tiempo inmensamente largo, sería muy fácil para ustedes determinar el momento en que comenzarían los nuevos períodos; sabrían anticipadamente lo que les esperaba, del mismo modo que hoy pueden predecir, por propia experiencia, lo que les sucederá mañana en lo que concierne, por ejemplo, a su posición social.

De esta misma manera, habiendo acumulado tanta experiencia, hubieran podido construir, por ejemplo, un monumento de la categoría de la Pirámide de Gizeh sin ninguna sombra de especulación, sin profecías negativas ni adivinaciones. Los constructores de la Gran Pirámide, a orillas del Nilo, eran hombres que poseían esa conciencia de eternidad, y ese monumento es un análisis, en piedra, de lo que debía acontecer en el período siguiente de 6.300 años. Fue grabada una cronología completa, empleando para ello varios tipos de piedra y de construcción, y estableciendo variantes en las alturas y largos de sus corredores y salas. La Gran Pirámide es, en efecto, una profecía de todo lo que tendría que ocurrir en el período siguiente de 6.300 años. Profecía completa con todos sus datos y sin especulación alguna, pues los constructores la erigieron, apoyándose en bases estrictamente científicas, y guiándose por millones de años de investigación.

Si hubiesen vivido tanto tiempo y reunido tantos conocimientos y experiencias en su ser, probablemente estarían capacitados, si no para construir un monumento, por lo menos para escribir una narración sobre lo que va a suceder en el próximo período. Estarían en condiciones de plasmar el análisis del tiempo, por ejemplo, en forma de un cuento romántico, entregándolo luego a la humanidad, o a una parte de ella. Naturalmente, sería una historia sublime. Sin ser real, habría ocurrido en los numerosos períodos anteriores, y sucederá en los muchos períodos futuros.

Los hechos narrados serían, por un lado, historias ficticias y, sin embargo, verdades perfectas. Ya que sería un análisis positivo de la ciencia de las radiaciones, cuyas consecuencias y resultados podrían ser verificados durante el transcurso de millones de años. Todos podrían aceptar ese análisis con una confianza justificada, ya que el futuro se encargaría de probar inevitablemente la veracidad de la historia. Esta ha sido siempre la manera en que aparecieron las Escrituras Sagradas.

De igual forma que poseemos la Pirámide de Gizeh como análisis, construido en piedra, de la ciencia universal de las radiaciones, también poseemos los mismos mensajes e informaciones en las Sagradas Escrituras.



En todas las épocas hubo leyendas sagradas, y en todas las razas y pueblos las habrá mientras exista la dialéctica. Estas historias son, en efecto, verdaderos análisis de las contingencias del pasado y del futuro, basadas en la ciencia de las radiaciones. Y estas historias serán siempre idénticas, cualesquiera que sean las razas, los pueblos y los períodos en que surjan.

La figura central de tales historias puede ser Jesucristo, Krishna, Buda o cualquier otro de entre los Grandes, pero, en realidad, se trata siempre del mismo análisis de la ciencia universal de las radiaciones. Cualquiera que sea la forma en que se revista la Verdad, siempre será puesta de manifiesto. Todas estas leyendas de todas las razas, pueblos y períodos serán siempre fundamentalmente idénticas, puesto que son dadas a la humanidad por Entidades liberadas, totalmente redimidas, encargadas de auxiliar a la parte de la humanidad que todavía no se liberó. Es natural que estas entidades conozcan la ciencia universal de las radiaciones. De esta fuente toman los elementos de enseñanza para quienes aún no están redimidos, cuando un nuevo período comienza, mostrándoles cómo es y debe ser, y cómo deben reaccionar, con el fin de que se liberen y se transformen también ellos en Hombres Alma.

Quien olvide las enseñanzas y los consejos proporcionados por los Grandes, podrá recurrir siempre a las narraciones, al análisis de las radiaciones contenido en ellas. Sin duda alguna se podrá comprender ahora el enorme valor que la Biblia tiene para nosotros. Para esto la hemos recibido. Y ustedes saben lo que dicen los Rosacruces de la Biblia: Bendito el que la posee, más bendito el que la lee, todavía más bendito el que la comprende, pero el más bendito de todos es el que la comprende y obedece. Estas palabras no necesitan ninguna explicación más.

Esto explica claramente porqué muchos pueblos y razas dicen de las Sagradas Escrituras: Esta es la historia de nuestra raza, de nuestro pueblo, de nuestro desarrollo religioso y de nuestra iglesia, lo que hasta cierto punto es verdad, pues sea cuál sea la parte que se tome de las Sagradas Escrituras, siempre contiene la historia de toda la humanidad con su resurgimiento y su caída.

Por otro lado, cuando se dice: Esta es la historia de nuestra raza, este concepto da lugar a muchos errores de gran trascendencia, si se toma el contenido de forma estrictamente nacionalista. El pueblo judío constituye un ejemplo de esta ilusión diciendo: “¡Nosotros somos el Pueblo de Dios! Y no olvidemos tampoco las llamadas iglesias cristianas, cuyos miembros proclaman bajo la dirección de sus sacerdotes: “¡Nosotros somos los escogidos! Pensemos también en los mahometanos con su fanatismo, en los hindúes, en los prosélitos de Confucio y en los seguidores de la religión de Shinto. Todo esto prueba que millones de personas ya no saben nada sobre las verdaderas intenciones de las Sagradas Escrituras, que les han sido entregadas.

Por esto, no les es posible recorrer ahora el Camino positivo, por muy sinceros que sean sus esfuerzos, a menos que exista una poderosa intervención y que cambien profundamente de orientación. Además, muchos análisis de la ciencia universal de las radiaciones, presentados en forma de narraciones, fueron deformados por los anormales habitantes de la esfera reflectora. Otro tanto sucedió en relación con el análisis de la Pirámide de Gizeh, la cual ha sido dañada también muy gravemente.



Estos seres anormales de la esfera reflectora han desviado a los grupos de buscadores, que se han formado en el transcurso de los siglos, de todas las maneras imaginables, utilizando sus análisis y enseñanzas en forma de narraciones, para su propio beneficio e interés. ¡Cuán profundamente se abusa de las Sagradas Escrituras en toda ocasión imaginable e inimaginable, o se aplica para promover y llevar a cabo pérfidas finalidades dialécticas!



CAPITULO IV

Los dioses de la raza

Volvamos ahora a las Escrituras Sagradas que a nosotros, como pueblo occidental, nos tocan más directamente: la Biblia. En este libro encontramos especialmente algunos análisis, en forma de narraciones, de la ciencia universal de las radiaciones, tal como ya hemos explicado en el capítulo anterior. Estos análisis se relacionan, por un lado, con el pasado y, por otro, con hechos del futuro.

Probablemente saben que el pueblo judío reivindica el Antiguo Testamento como la Historia de nuestro pueblo, la historia de la generación y desarrollo de nuestra nación, desde Abraham hasta el momento presente, y por ello constituye nuestra historia nacional. Además de eso, los judíos pretenden que el Antiguo Testamento les señala un futuro grande y glorioso, un futuro de importancia internacional para la nación judía. Somos el pueblo de Dios. A su debido tiempo gobernaremos todo el mundo bajo la égida de nuestro Mesías.

El pueblo judío, consciente o inconscientemente vive de su sueño imperialista: la gran teocracia del mundo bajo la dirección de Dios, es decir, del dios judío, el dios de la Alianza.

Pero no solamente los judíos piensan así. Los mahometanos, por ejemplo, también acarician la idea de la unidad. Creen dirigirse hacia una gran soberanía mundial, la teocracia mahometana bajo la dirección de Mahoma el Profeta. En los países occidentales existe, asimismo, este anhelo, por ejemplo, entre los católicos romanos, cuyas aspiraciones y objetivos son conocidos por todos.

No existe gran diferencia de opinión entre los judíos y la mayoría de la cristiandad. Esta última acepta la idea judía en gran parte y hasta hace propaganda de ella, aunque no obstante haya ciertas diferencias. Pues, dicen los cristianos: No esperamos al Mesías porque éste ya vino. ¿Acaso no vino Cristo hace 2.000 años? Cristo volverá y restaurará el pueblo de la antigua Alianza ‑la nación judía‑ y entonces éste aceptará y confesará a nuestro Cristo. De este modo, Dios fundará su teocracia con nosotros y con los judíos, pues según el Nuevo Testamento los judíos y los cristianos se fundirán en un solo pueblo.

Todos aquéllos que no aceptan esto, que no creen en esto, son paganos. Tanto los judíos, con su espera de la llegada del Mesías, como los cristianos, con su espera de la vuelta del Cristo, miran con ansiedad hacia la tierra de Canaán. Allí, en el margen oriental del Mediterráneo va a suceder algo tremendo.

Los judíos nos dicen: El Israel del futuro ya comenzó su marcha. Y los cristianos que esperan la vuelta de Cristo dicen: Nada aconteció todavía, pues ha de venir aún. Después de la batalla de Harmagedón, Dios guiará a su Pueblo.



Quizás conocen movimientos similares en varios países, ocupados en elaborar sus planes de propaganda, que dicen: “¡El fin del mundo ya ha llegado, preparaos! Pensamos especialmente en los Testigos de Jehová, en los pomposos movimientos de evangelización aquí y allá, tales como el movimiento de Billy Graham. Quizás también hayan oído hablar del movimiento británico israelita.

Pues bien, todos estos grupos hablan actualmente, con menor o mayor éxito, de acontecimientos en el mundo que, en cierta forma, parecen relacionarse con lo que escriben los libros bíblicos. Si recuerdan todo lo que hemos dicho, no se sorprenderán mucho de todo esto. En forma de narraciones, la Biblia encierra análisis de las radiaciones, referentes al camino de la humanidad, en constante repetición. Esta es la razón por la que encontramos siempre indicaciones análogas en las Escrituras Sagradas de los pueblos, referentes a importantes acontecimientos en el desarrollo de la Tierra. Queremos ir un poco más lejos en este estudio, sobre todo porque también los investigadores de la Pirámide comparan sus descubrimientos y resultados cronológicos con las denominadas profecías bíblicas.

Veamos primero lo que podemos descubrir acerca del origen del pueblo judío. La Doctrina Universal dice que este pueblo pertenece a las antiguas raíces de la raza semita, una de las razas que sobrevivió a la Atlántida. Esta antigua raza semita se dividió en 12 tribus, y éstas fueron a su vez divididas en dos reinos. El Reino de Israel, que comprende 10 tribus de la antigua raza semita, y el Reino de Judá, consistente en dos tribus de aquella misma raza. Estos dos reinos sufrieron tremendas catástrofes en el transcurso de miles de años, como, por ejemplo, las deportaciones. Muchos de estos acontecimientos han sido narrados en el Antiguo Testamento.

En un momento dado de la historia, El Reino de Israel desapareció completamente. Su población fue deportada y nadie supo jamás el destino que tomó este pueblo. Antes de la desaparición total, sus gentes fueron deportadas con frecuencia, pero siempre regresaron a su patria. Sin embargo, en un momento dado desaparecieron todos sin dejar rastro.

Solamente las dos tribus del Reino de Judá regresaron a su antiguo país, pero éste fue conquistado por el Imperio Romano más o menos al comienzo de la presente era, y a partir de entonces los judíos, este antiguo pueblo del Reino de Judá, empezaron a dispersarse por todo el mundo. A los descendientes de este pueblo se les da hoy el nombre de Judíos. Los judíos conservan aún las características de la raza semita de antaño. No obstante, las 10 tribus de Israel que, como se ha dicho, desaparecieron, ¿pertenecían también a esta misma raza semita? ¿Fue su destino exactamente el mismo que el de los descendientes de la Casa de Judá, es decir, del pueblo a que pertenecen las dos tribus del reino de Judá?

Tras algunas investigaciones, parece probable que estas 10 tribus fueron deportadas hacia el norte del hemisferio occidental. Examinando la posición geográfica de los países mediterráneos, y teniendo en cuenta que el Reino de Israel estaba localizado en las regiones conocidas hoy bajo el nombre de Asia Menor, descubrirán que las 10 tribus perdidas tuvieron que ser deportadas, a través de Siria, hacia el Nordeste de Europa Occidental, donde se diseminaron. De ello se deduce que nosotros, así como otros muchos pueblos de Europa Occidental, descendemos de esas 10 tribus perdidas.



Varios países deben sus nombres a estas antiguas tribus, como, por ejemplo, Dinamarca (Dan‑mark), cuyo nombre tiene su origen en la tribu de Dan. Hay muchos ejemplos más, pero éste es suficiente para nuestro propósito. Es muy probable que los holandeses, flamencos, alemanes, noruegos, suecos, ingleses, etc., sean también descendientes de las 10 tribus perdidas de Israel. La actual Israel, por lo tanto, es simplemente la expresión de un impulso innato de la raza semita para volver a la tierra que fue su cuna. Vale la pena detenernos un poco sobre este punto.

Todo pueblo y toda raza lleva en sí un sentimiento nacionalista más o menos fuerte, una idea de supremacía de su propia raza. Una raza se eleva y se divide en varios pueblos; estos pueblos obtienen gloria, poder y expansión económica, hasta que llega un momento culminante en su desarrollo. Sobreviene después su decadencia y la línea de su desarrollo desciende. Cuando esta decadencia se hace sentir fuertemente en el pueblo, éste experimenta un profundo deseo de retornar a su antigua gloria, un deseo de restaurar esa gloria. Los poetas evocan, con sus himnos y cantos llenos de entusiasmo, la antigua grandeza de su pueblo. La literatura se enriquece con innumerables discursos que alaban gloriosamente la fortaleza, el poder y la belleza de su pasado. La educación sigue los mismos pasos; la historia nacional es grabada en la mente de los niños, como un fermento del glorioso pasado de su antiguo pueblo y raza. Tampoco la religión se queda atrás; cualquier acto conmemorativo sirve de pretexto para reunir al pueblo en sus iglesias, con el fin de meditar en común sobre la gloria de los tiempos pasados.

De este modo se crea el nacionalismo, que se sigue alimentando y manteniendo, y si es posible acrecentando. En un momento determinado, una gran parte del pueblo estará poseída por una fuerte idea nacionalista. El grito del retorno al pasado es como un canto de guerra y, en un momento dado, parece contaminar a millones de personas. Pone a las masas en movimiento. Existen pueblos que poseen un instinto racial muy acentuado, como los pueblos eslavos, germanos, anglosajones y otras muchas razas en el mundo.

Este instinto racial, que mantiene a los pueblos unidos en el sentimiento de la raza, se puede denominar también el dios de la raza.

¿Qué es un dios de la raza? Si todos nos centramos en una idea nacionalista, desarrollamos una poderosa imagen astral de esta idea. El mundo astral tiene posibilidades reflectoras muy específicas. De este modo, cuando orientamos continuamente nuestras mentes hacia la misma idea, veremos como al final creamos una imagen astral que se hará cada vez más nítida, y con la que estaremos cada vez más unidos por ser una creación nuestra. Este espíritu, esta idea, esta forma y esta imagen de la raza es alimentada continuamente. Al principio es una imagen con los ojos muertos, pero, en un determinado momento, toma vida y empieza a dominarnos, emanando fuerza de ella, y hasta es capaz de atrapar toda clase de fuerzas y de transmitirlas al pueblo. De esta forma se desarrolla el espíritu de raza, el dios de la raza.



Los judíos constituyen un claro ejemplo de esto, aunque hay también decenas de ejemplos similares. Este dios de la raza viene siendo alimentado por los judíos desde hace miles de años. Ha sido cultivado de todas las formas posibles, también por medio de la magia religiosa. De este modo, por muy esparcidos que los judíos se hallen en el mundo, las características e instintos de la raza judía permanecen intactos. Son alimentados y guiados por el dios de la raza desde el más allá, es decir, el campo astral de la naturaleza dialéctica. Cuando muere un judío es recibido y capturado en el más allá, a despecho del país en que haya vivido, y desde allí es reencarnado, en tanto que microcosmos, en otra familia judía.

Otro tanto ocurre con numerosas iglesias en el mundo. No hay duda alguna de que cuando muere un mahometano su microcosmos, después de ser vaciado, se encarnará en un nuevo pequeño mahometano nacido de padres mahometanos. Esta es la forma en que trabajan muchas fraternidades de la esfera reflectora.

Lo mismo sucede en nuestros países occidentales. Cuando un hombre no se libera completa y fundamentalmente, durante su vida física en la esfera material, de las jerarquías de las iglesias con sus ceremonias de magia, seguramente será capturado por ellas de nuevo. En la hora de la muerte verá una poderosa catedral de maravilloso colorido y arquitectura, con fascinantes escalinatas de mármol, concurrida de fieles que ascienden por ellas. Una majestuosa música de órgano sonará a través del pórtico abierto y el moribundo, maravillado ante tal espectáculo y profundamente conmovido, entrará en la catedral. Habrá caído entonces prisionero.

Con esto deseamos demostrarles lo tremendamente difícil que es escapar a este poderoso y cultivado dios de la raza o espíritu de grupo.

El nacionalismo está en estrecha relación con lo relatado. Ustedes saben que existe esta sólida tendencia nacionalista en casi todos los países del mundo, principalmente en aquellas razas y pueblos que han vivido durante centenares de años bajo el yugo extranjero. Es muy significativa la actitud de los Estados Unidos de América, que de hecho reclaman actualmente la dirección de todo el mundo; o la actitud de los países árabes y de los pueblos africanos en su marcha hacia la liberación, que intentan deshacerse del yugo extranjero. Lo mismo sucede con los pueblos asiáticos, chinos, indochinos e indonesios. En todos estos países y pueblos se están movilizando las masas, lo que origina conflictos tanto internos como externos, exceptuando por el momento América del Sur, donde los conflictos están siendo mantenidos en el ámbito interno, y todavía no existen conflictos externos, puesto que estos pueblos aún no han encontrado su equilibrio. Por otra parte, será desde América del Sur desde donde partirá el movimiento de la escenificación de la Gran Farsa. No está lejano el día en que lo puedan ver con sus propios ojos.

Se puede decir, con toda certeza, que el mundo y todos sus pueblos están más poseídos que nunca por la intoxicación nacionalista en despliegue.

En esta situación es evidente que los países europeos tendrán que pagar las consecuencias. El orgulloso imperio británico se está desmantelando. Las colonias francesas están completamente en revuelta. Holanda ya no tiene Indonesia. Alemania fue dividida en dos, etc. Igual que los judíos, estos pueblos suspiran cada vez más por el retorno a la antigua gloria. Debemos comprender, sin embargo, que, necesariamente, este retorno siempre debe hacerse en perjuicio de los intereses de otros pueblos y razas, los cuales a su vez también son arrastrados por su dios o espíritu de la raza hacia su objetivo. Por lo tanto es inevitable que estalle un conflicto. En realidad estamos ya completamente envueltos en él desde el 20 de agosto de 1953. La Tercera Guerra Mundial ya comenzó y se está desarrollando con una ferocidad cada vez mayor.

Así pues, ya estamos en una Tercera Guerra Mundial.


Es inevitable el hecho de que todas las naciones y razas entren en conflicto con otras naciones y razas para defender sus derechos, deberes y deseos nacionalistas, sean justos o injustos, histéricos, ilusorios o forzados. ¿Dónde está el comienzo y dónde el final?

Piensen en los judíos con sus ideas de supremacía y su religión. Piensen también en la ilusión europea de supremacía de la raza blanca. Se ostenta cada vez más alto el lema: Europa, únete. El nacionalismo europeo ya está surgiendo. En un tiempo muy breve Europa estará amenazada por un peligro mortal, puesto que desde hace siglos, desde el Este y desde el Sur, se ha cultivado un odio ciego. Un inmenso peligro amenaza a Occidente. La muerte de Occidente está muy cerca.

Miren a su alrededor. Perciban las señales y escuchen; pues si lo hacen, notarán que el mundo está en llamas.

Encontramos ese odio por doquier. Hasta ahora los grupos han actuado aisladamente. Todavía les falta organización y comunidad de intereses. Sin embargo, ya se han tomado algunas medidas, por ejemplo, en los países árabes, los cuales han organizado una sociedad de intereses semejantes bajo la dirección de Egipto. Tan pronto como esta organización esté bien constituida y organizada, estos países alimentarán el fuego del mundo.

Finalmente sólo hace falta el campo de batalla, un lugar donde la cólera y las tensiones concentradas puedan derramarse. Se podría preguntar: “¿Dónde está ese campo en que se realizará la gran batalla entre las razas y las naciones? Las Sagradas Escrituras llaman a este campo de batalla HARMAGEDON.

No es necesario decir que no quedará nada del mundo después de haber lanzado el ataque con la ayuda de los medios de destrucción modernos.

Y ahora preguntamos: ¿Cuál es la causa de todo esto? Analicemos la pregunta a la luz de todo lo que hemos tratado hasta ahora. ¿Cuál es la causa?

¿Maldad? En absoluto. ¿Criminalidad? En absoluto.

¡Sólo ignorancia! ¡Sólo ilusión! ¡Sólo falta de educación verdaderamente humana! ¡No se trata de maldad!

En todo ser humano de este mundo, de un orden de emergencia, yace un impulso, el impulso primordial de alcanzar el objetivo de su existencia terrestre. Pero cuando ignoramos cuál es este objetivo y, a pesar de no haber sido informados en lo más mínimo con relación al mismo, somos perseguidos insistentemente por él, ¡entonces cometemos los actos más increíbles!

En esencia, el sentimiento nacionalista de tantas naciones y razas no es nada más que la llamada del impulso primordial de realización, existente en todo ser humano.

Pero, ¿qué es lo que deben realizar en este estado de emergencia? ¿Por qué están aquí en este mundo?

Ustedes son llamados para regresar a la Patria Original, para regresar como Hombres Alma al Reino Divino perdido.


Cuando desconocen esto, las tensiones se descargan de todas las maneras posibles. No es necesario para esto que seamos perversos ni tengamos intenciones criminales. En este mundo hay muy pocos verdaderos criminales, personas realmente malas, y de éstos debemos decir llenos de compasión que están enfermos, seriamente enfermos.

Si hablamos con cualquier hombre, de cualquier nación o raza, observaremos que todos ellos hablan de sus derechos, de su derecho a vivir como naciones libres. ¿Y quién podría negarles este derecho? ¿Por qué habría de vivir una nación esclavizada por otra? ¿Acaso no tienen todas las naciones el derecho a ser libres? ¿No es un anhelo perfectamente justo que cada uno pueda vivir según su propio estado? Estos hombres de distintas razas y pueblos están dando testimonio de su historia y ‑presten atención‑ también de su religión. Todo sacerdocio está al servicio del dios de su raza. Y aquí nos vemos ante una anormalidad, ya que un dios de la raza, un espíritu de raza, no es nada más que una concentración de fuerzas del más allá.

¡Nunca se dejen dominar por una intoxicación nacionalista! Sean objetivos en su evaluación de las cosas de este mundo, pues ustedes son los llamados Hijos de Dios. ¡Que nunca sean tentados a odiar a sus semejantes! ¡Amen a todos los seres humanos!




CAPITULO V

El mar Mediterráneo

El actual período de 6.300 años del desarrollo de los circuitos estelares en que vivimos, que está completando su ciclo y llegando a su final, comenzó con una majestuosa y espléndida cultura en los países de Asia Menor. Y ocurre que cada período de civilización termina allí donde comenzó.

Oímos hablar y leemos sobre los poderosos imperios y reinos existentes en las Eras pre cristianas del período que actualmente vivimos, tales como Egipto, Persia, Siria, Mesopotamia, etc. Y muchas narraciones nos hablan de la penetración de la antigua raza semita en estas regiones, y son muchas las cosas que se cuentan con respecto a sus pasadas victorias, guerras y confiscaciones de las propiedades de otros pueblos.

Hay historias que describen la caída de Jerusalén en la alborada de la presente era y la dispersión de los judíos por las legiones romanas, el nuevo imperio mundial que en aquella época fue fundado en el Mediterráneo. En aquella batalla de Jerusalén perdieron la vida más de un millón de judíos.

Hemos oído y leído sobre las grandes naciones musulmanas situadas al Sur del Mediterráneo. No tenemos intención de ser exactos al respecto, pero sí hacer ver de un modo general la inmensa y gloriosa civilización que se extendió en torno al antiguo mar Mediterráneo, formando un círculo, y frente a la cual nuestra cultura no es más que una sombra. Esta civilización iba de Egipto a Asia Menor, y de allí a los Balcanes, donde florecían los grandes imperios bizantinos, seguidos de las civilizaciones griegas y latinas; y más allá se encontraba el naciente imperio de España, y los países musulmanes del Sur con su gran civilización, y después Egipto, con lo que se cerró el círculo.

Todo cuanto surgió alrededor de este antiguo mar mundial fue irradiado en todas direcciones, por todo el mundo, durante nuestro período.

De allí vinieron los grandes fundadores de religiones, los Enviados de la Fraternidad Universal. Nos referimos, por ejemplo, a entidades como Jesús el Señor y Apolonio de Tyana. Ellos tuvieron su cuna en los países del Mediterráneo. En estas regiones la Gnosis celebró sus días sublimes. En el Norte de África, hasta los Atlas; al otro lado de África, en el Imperio Copto; por todo Asia Menor, los Balcanes y en el Sur de Europa, la Gnosis hizo ricas cosechas guiando hacia la Luz a innumerables Hijos de Dios. También en el Sur de Europa podemos encontrar todavía testimonios de piedra de los viejos Santuarios de la Gnosis, profanados.

Bajo cualquier punto de vista que observemos, estudiemos o examinemos este asunto, comprobaremos que el mar Mediterráneo, con los territorios que lo circundan, constituye el gran centro, el corazón del período actual. Allí comenzó y allí tiene que finalizar. ¡Y todo está regresando hacia allí!

El interés de todos, el interés de todo el mundo, está fuertemente centrado en los países situados en torno al Mediterráneo, sea cual fuese el motivo.


En el antiguo imperio romano se encuentra Roma, que sigue siendo el punto central de un imperio todavía más poderoso: el imperio de una religión natural.

España está realizando todo lo posible por desempeñar un papel en el concierto de las naciones.

Si volvemos la mirada hacia los países del Norte de África, veremos que el antiguo imperio musulmán está en gran actividad. Gran parte del territorio de los moros de la antigüedad ya recuperó el derecho de autodeterminación.

Tenemos además a Egipto, diariamente en la prensa mundial, que bajo la dirección de su presidente Nasser tomó posesión y control del Canal de Suez. La nación egipcia está en pleno auge.

Todos los países árabes están ahora despiertos y llameantes de energía. Persia también se mueve. Los judíos y los descendientes de los israelitas volvieron a fundar su estado. Los griegos están en gran agitación a causa de Chipre. Y en los pasados años, Turquía fundó una nueva nación por iniciativa de Mustafá Kemal Pachá, fallecido hace poco.

En resumen, no podemos dejar de notar que los países circundantes al Mediterráneo se hallan en un estado de gran agitación.

Y nosotros, la Escuela Espiritual Gnóstica Moderna, los actuales servidores de la Fraternidad Universal, también participamos en todo esto. Nosotros, miembros de la Joven Gnosis, también miramos hacia el Sur, hacia el Valle del Ariege, donde se encuentran los antiguos Santuarios, pues sabemos que la Luz, que guió el nacimiento de este período, estará con nosotros en la hora de su muerte.

Enfoquemos ahora la situación más claramente. Ahí está el Mediterráneo, circundado por varias naciones y razas, todas ellas en estado de espantosa inquietud. Alrededor de este centro vemos muchos partidos con mayores o menores intereses. Estos partidos y grupos, y en verdad se podría decir todo el mundo, se están alineando en torno al mar Mediterráneo, formando un extenso círculo compuesto por pueblos de Europa, Rusia y China y otras naciones asiáticas y africanas, y finalmente Norteamérica, que mantiene una gran flota naval en el Mediterráneo dispuesta a entrar en acción. Todos sin excepción están extremadamente interesados en lo que va a suceder en el Mediterráneo, sean cuales fuesen los motivos que suscitan sus intereses.

Pues bien, si pueden imaginarse esta situación comprenderán perfectamente lo que es HARMAGEDON: El inmenso campo de batalla en el cual todas las naciones del mundo se hallan reunidas en este momento. Adviertan el sentido literal de esta metáfora.

Todas las miradas del mundo se encuentran centradas en el Mediterráneo, donde se entablará la gran batalla de todos contra todos, y donde, como saben, la lucha ya ha comenzado.



Cada período debe terminar en el mismo sitio donde comenzó. Después de todo cuanto hemos dicho aquí, probablemente captarán mejor que nunca el sentido de los análisis de la ciencia de las radiaciones, realizado en forma de leyendas. Estos hechos se ajustan a tales rotaciones periódicas de 6.300 años.

¿Cuál fue el grandioso y magnífico objetivo de este tremendo desarrollo y civilización que floreció en las riberas de este mar, que era en aquella época el verdadero Mar Mundial y que en nuestros días se ha vuelto nuevamente el más importante del mundo?

¿Cuál fue la verdadera finalidad de aquella famosa civilización, en la que vivieron y trabajaron tantos Enviados Divinos?

Su finalidad fue mostrar a la humanidad la Tierra Prometida del Alma Viviente, y conducirla hasta Ella. Esto es de lo que se trata en la Sagradas Escrituras; se trata del Pueblo de Dios. Y todos los que poseen una Rosa del corazón son miembros de ese Pueblo. El Pueblo de Dios que deberá ser conducido fuera de la casa de cautiverio para ser llevado a la Tierra Prometida, el maravilloso Reino del Alma, que cada uno de los Hijos de Dios heredará y que será la inalienable propiedad de todos ellos.

Esto es lo que la Gnosis enseña, lo que la Gnosis pretende, lo que la Gnosis nos demuestra, lo que la Gnosis ha reservado para todos nosotros.

En el presente período de 6.300 años la Gnosis comenzó de nuevo a predicar, mostrar y afirmar esta verdad en el orden del tiempo. En la fase final de este período, ella toma parte una vez más en el importantísimo acontecimiento que acompaña el final: la batalla de Harmagedón. Por esta razón, la Joven Gnosis se ha apresurado a preparar el terreno alrededor del antiguo mar.

Pero los pueblos de la Tierra han arrastrado, al plano horizontal de la dialéctica, el magnífico objetivo del que testimonian las Sagradas Escrituras y toda la Enseñanza Universal, y ahora quieren emplearlo para apoyar el impulso interior al que no encuentran explicación, y que han llevado a un nivel inferior; este grandioso impulso que alza, a todo microcosmos que posee el núcleo original, hacia la única y majestuosa finalidad para la cual existimos.

En todos nosotros se manifiesta un intenso deseo de realización. Por consiguiente, cuando los microcosmos sienten este deseo, y a pesar de que no conocen cuál es su objetivo, se ven impulsados por él, se ven obligados a obedecer, y es evidente que al final sucederá lo inevitable, lo que de hecho sucede ya: el desarrollo del tercer incendio mundial.

Todos estamos reunidos en torno al corazón de este mundo actual, en tanto que grupo, individuos, partidos e interesados en defender algo. De igual modo que antaño los miembros de la humanidad que no pudieron ser salvados todavía, y que tuvieron que quedarse atrás en el mundo dialéctico, iniciaban un nuevo ciclo en las regiones y países del viejo mar mundial, ahora todos nosotros somos conducidos de nuevo, corporal y personalmente, al punto de partida.

Ya explicamos cómo, desde ese antiguo punto de partida, las 10 tribus perdidas se esparcieron por Europa Occidental. Nosotros somos sus descendientes y por eso tenemos que volver al punto de partida. El cómputo final de este período es presentado ahora, y por ello debemos hacernos la pregunta tan importante: “¿Qué va a suceder ahora? Vamos a tratar de explicar detalladamente este tema.


No obstante, antes de hacerlo, queremos hacer notar que la pregunta y la respuesta en cuestión no deberá causarles ninguna inquietud. No tenemos la intención de inspirar miedo. Estamos examinando estos puntos como Rosacruces, como personas de orientación gnóstica, dirigiéndonos a todos aquéllos que buscan la Luz que jamás se extinguirá al acercarse esta hora de oscuridad. Si pertenecen ustedes a esta clase de personas, tomen una actitud objetiva con relación a todo esto, suceda lo que suceda. No tomen partido en la batalla que se aproxima. Somos ciudadanos de distintas naciones, probablemente todos sujetos a cierta emoción nacionalista. Sin embargo, insistimos, no tomen partido alguno en la batalla de Harmagedón.

Esto no quiere decir que no esté permitido amar a su país. Pero es muy diferente amar a su país, las regiones donde viven y trabajan, a estar alimentando el nacionalismo que hemos descrito. Por ello: ¡no tomen partido! No se dejen arrastrar, no perezcan en la intoxicación, sea cual fuere. Por el contrario, envuelvan a todos los hombres, a toda la humanidad, con su amor, permaneciendo conscientes de la inmensa tragedia de la marcha del destino en el cual nos encontramos.

Si esta llamada significa algo para ustedes, si hay en lo más íntimo de su ser una resonancia con respecto a esta llamada, entonces decídanse de inmediato, en esta hora de extraordinaria importancia para ustedes y para todos nosotros, a responder seriamente a la incesante Llamada Universal con el fin de cumplir la única finalidad de la vida, recorriendo con todo entusiasmo el Camino de la Liberación.

Si lo hacen, si ustedes intentan volverse unos hombres realmente gnósticos, entonces nada les sucederá. Pues les serán aplicadas las palabras del salmista: Aunque caminase por el valle de la sombra de la muerte, no temería mal alguno porque Tú estás conmigo.

Ningún cabello de su cabeza perecerá sin la voluntad de su Padre Celestial.



CAPITULO VI

El Juicio Final

En nuestros días, en este presente período del año sideral en el que la humanidad ha sido llevada de vuelta a su punto de partida, debemos preguntarnos qué es lo que va a suceder ahora.

¿Qué le va a suceder al hombre de la masa? ¿Cuáles serán las consecuencias para los responsables de la escenificación de la Gran Farsa? ¿Qué sucederá a los Hijos de Dios, a los seguidores de la Gnosis?

Leamos una parte de las Sagradas Escrituras en el Libro del Apocalipsis, capítulo 16, versículos 12 a 21, a título de introducción y para que podamos obtener una visión clara de la situación:

El sexto ángel derramó su copa en el gran río Éufrates y se secó su agua, de suerte que quedó expedito el camino a los reyes del naciente Sol.

Y vi que de la boca del dragón y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta salían tres espíritus inmundos, como ranas, que son los espíritus de los demonios, que hacen señales, que se dirigen hacia los reyes de la Tierra para juntarles a la batalla del día grande del Dios Todopoderoso.

He aquí que vengo como ladrón; bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos para no andar desnudo y que se vean sus vergüenzas. Y les juntó en el sitio que en hebreo se llama Armagedón. El séptimo derramó su copa en el aire, y salió del templo una gran voz, que procedía del trono de Dios, diciendo: Hecho está. Y hubo relámpagos, y voces, y truenos, y un gran terremoto, cual no lo hubo desde que existen los hombres sobre la faz de la Tierra. La gran ciudad se hizo tres partes, y hundiéronse las ciudades de las naciones, y la gran Babilonia fue recordada delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su cólera. Huyeron todas las islas, y las montañas desaparecieron. Una granizada grande, como de un talento, cayó del cielo sobre los hombres, y blasfemaron los hombres contra Dios por la plaga de granizo, porque era grande en extremo su plaga.

Los capítulos 15 a 18 del Apocalipsis describen el período y los acontecimientos del final.

Ya hemos examinado anteriormente cómo parte de la humanidad se ha reunido alrededor de los países del Mediterráneo, y que además la otra parte dirige todo su interés hacia todos los acontecimientos y todo lo que sucederá allí en el futuro. No debemos olvidar tampoco lo que se dijo: Donde comienza un período, allí también debe terminar.

Cada nuevo período de desarrollo pretende conducir de nuevo a la Vida Original a la humanidad todavía caída. Por este motivo, todo ser humano siente dentro de sí el impulso del cumplimiento. Y así, cuando la rotación de la espiral de las Fuerzas Divinas se termina, los resultados se evidenciarán como consecuencia de las leyes universales de las radiaciones. De este modo, la curva final de la espiral alcanza su resultado definitivo: El Juicio Final.


Todas las fuerzas de radiación del Universo impulsan a la manifestación universal dialéctica hacia el único fin, y en un determinado momento crítico deberá mostrarse el resultado. Este resultado final es el momento del dictamen o, según las Sagradas Escrituras, el Juicio Final. Así aparece una vez más un momento decisivo. Las Sagradas Escrituras describen frecuentemente esta encrucijada como una montaña, una altura, un punto culminante. Por ello podemos interpretar también la palabra Armagedón como una cumbre o un lugar de juicio, o una situación crítica en el transcurso del desarrollo, en el que tendrá que demostrarse la calidad final.

Vemos, de acuerdo con el Libro del Apocalipsis, las apariciones de tres espíritus diabólicos o inmundos que salen de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta. Estos tres espíritus son como ranas. Hacen prodigios que son vistos por los reyes de la Tierra, por todo el mundo, con el fin de reunirlos a todos para la batalla. Vemos entonces que estamos amenazados por la irrupción de una crisis. ¿Qué batalla? ¿Qué crisis? La batalla del gran día del Dios Todopoderoso. Esto es una fórmula mística para designar el día del final del período actual, de acuerdo con la ley.

Un espíritu inmundo es un espíritu que todavía no ha sido purificado; una entidad que no ha comprendido la finalidad de las radiaciones, que ignora las leyes de las radiaciones en sentido positivo, y que sólo sabe reaccionar de una manera negativa. Es una entidad que no abrió su corazón a la Gnosis. De este modo, naturalmente, los espíritus inmundos salen de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta. Lo cual, traducido según nuestra terminología, significa, por un lado, que están completamente orientados hacia la materia, hacia el mundo dialéctico, y, por lo tanto, son absolutamente terrenales, y, por otro lado, que profesan una religión falsa, la religión de la naturaleza, la religiosidad que se adapta sin reservas a la línea horizontal.

Pues bien, se hace referencia a los anormales de la esfera reflectora que aprisionan a la humanidad. Basta esto para probar que toda religión común en nuestros días está totalmente subyugada a los promotores de la Gran Farsa.

¿Quiénes son estos tres espíritus inmundos, grupos o tendencias?

Sería mejor si pasáramos este punto por alto, puesto que si profundizamos este tema tendríamos que penetrar en tales investigaciones, que nuestra visión perdería inmediatamente su objetividad. Ya no nos sería posible ver todas estas cosas y circunstancias de manera objetiva, y se nos podría acusar de cierta hostilidad.

Bastará con que citemos al profesor Arnold de Hartog: Vean, esos tres espíritus inmundos son como ranas, tal como está descrito. Tienen boca grande, hacen mucho ruido y croan incesantemente. Pero si queremos aún algunas indicaciones podemos decir que los tres espíritus inmundos, que todavía no han sido purificados en la Gnosis, son: primero, el Estado en general; segundo, la Iglesia en General; y tercero, el Mundo en sus aspectos generales. Esto es comprensible, puesto que el Estado sirve a las masas y las masas sirven a la dialéctica. Consecuentemente, el Estado y las masas se funden entre sí, puesto que el Estado representa a las masas. ¿No se dice que cada país tiene el gobierno que se merece?



Y esto no es una representación del futuro. Tal como dijimos, todo esto es absolutamente actual: las ranas están croando, hablan ostentosamente con respecto a todos los aspectos posibles de la vida. Y todo el mundo observa al mismo tiempo el Mediterráneo. Y así las naciones se han congregado en torno a Armagedón. Repetimos: ¡Las ranas están haciendo una algarabía terrible! La batalla de Armagedón está en plena ejecución y una tercera guerra mundial, de naturaleza extraordinaria, está en proceso de realización. Es muy probable que la humanidad pase por una serie de pequeños y grandes incidentes, tales como los ya sucedidos durante los pasados años, especialmente desde el año 1953. Y no hay duda de que se intentará, en la medida de lo posible, evitar una guerra nuclear.

Todas las naciones están siendo excitadas hacia una gran histeria. Psicológicamente se ha desarrollado un intenso calor, un calor que cada vez se vuelve más intenso; el ardor de una crisis, el incendio del final.

Lo primero que sucederá será una serie de catástrofes naturales. Tal vez recuerdan, por haberlo leído en nuestra literatura, que existe en torno a la Tierra, circundando la esfera de la vida, una esfera de calor llamada la esfera de calor más elevada. Esta esfera de calor corresponde al estrato de fuego existente bajo la superficie de la capa terrestre. Como consecuencia lógica de las tensiones acumuladas, en la esfera más alta de calor, se desarrollarán toda clase de explosiones, tales como terremotos, etc., lo cual comenzará a suceder ya en los próximos meses y años. Naturalmente todo el mundo será afectado por esto. Ninguna región de nuestro planeta estará protegida ante estas catástrofes, y el aspecto del globo terrestre cambiará.

Probablemente verán con nosotros la lógica del hecho de que muchas explosiones y catástrofes en la naturaleza, con todas sus consecuencias, afectarán principalmente a Europa. La batalla de Armagedón concierne a tres continentes: el Sur de Europa limítrofe con el Mediterráneo, África del Norte en su parte mediterránea y la parte occidental del continente asiático. Prevemos, pues, un tremendo cataclismo geológico en el punto o cerca del punto en que estos tres continentes convergen.

La batalla de Armagedón será un encuentro, un conflicto entre la humanidad, de un lado, y las fuerzas de la radiación universal, de otro. La humanidad está cansada de guerras, especialmente desde las últimas décadas, y se ha inventado tales modos de destrucción, que ella misma los teme. Todo el mundo tiembla pensando en una guerra nuclear, ya que sabe bien que el empleo de este tipo de armamento significaría la destrucción total de la Tierra.

Pero adviertan que la humanidad ha desorganizado la naturaleza de tal modo, y la crisis presente está cargada de una tensión tan grande, que la propia naturaleza está empezando a reaccionar de igual manera que se rebela el organismo ante un tratamiento equivocado. Es perfectamente comprensible que el momento de la crisis coincida con el final de este período, teniendo en cuenta que existe una unión indisoluble entre todas las respectivas leyes de la naturaleza.

Los acontecimientos finales son el resultado del conflicto entre las leyes de las radiaciones intercósmicas y la humanidad. Sólo el futuro podrá demostrar cuánto tiempo tomará todo esto. No obstante, nosotros sabemos que la revolución ya ha comenzado. ¡Armagedón es un hecho!


Comprenderemos ahora que esta situación es eminentemente propicia para que las entidades anormales de la esfera reflectora pongan en escena la Gran Farsa. En realidad, ellas están obligadas a escenificar esta Gran Farsa, debido a su tremendo instinto de auto conservación, puesto que la revolución cósmica también afecta a la esfera reflectora.

Hace poco hemos mencionado las tres ranas. La del Estado, la de la Iglesia y la del Mundo en general. Pues bien, todos los esfuerzos religiosos del mundo, todo el croar de la religión natural, llevará a los hombres de nuevo a las iglesias cuando las catástrofes irrumpan en gran escala; y la producción de éter de luz, en provecho de las entidades anormales de la esfera reflectora, aumentará considerablemente.

Pero en el combate entre la naturaleza y el hombre, las proporciones son muy desiguales; tan desiguales que todo el croar de las religiones naturales tendrá el resultado de un bumerán, pues el hombre que no reacciona positivamente a las leyes de las radiaciones del Logos, perecerá debido a su reacción negativa, y esto tanto en la esfera material como en la esfera reflectora. Por su gran terror ante la necesidad de auto mantenimiento, los habitantes de la esfera reflectora irrumpirán en la esfera material. Tomarán la dirección de la Iglesia, del Estado y del Mundo, y representarán el regreso de Cristo como una gran obra de teatro, conforme fue explicado en la parte anterior de este libro. Sin embargo, todo esto no servirá de nada. Este período tendrá que finalizar y todo microcosmos, que no haya encontrado la verdadera Luz, tendrá que aceptar las consecuencias.

Analicemos ahora qué actitud tendrán los Hijos de Dios respecto a los dos grupos de hombres antes mencionados. Los hombres de la masa y las entidades anormales de la esfera reflectora siguen el camino del Juicio Final. Pero, ¿qué sucederá con los Hijos de Dios?

Todos los hombres que están en la Gnosis, todos aquellos que buscan verdaderamente la Gnosis, tienen que ser hallados en el verdadero Camino. Todos aquellos que están buscando seriamente el Camino de la Vida, deben emprenderlo ahora. Esto quiere decir que todos nosotros, sin excepción alguna, nos encontramos confrontados ante la decisiva e inevitable elección: ¿Qué haremos en los próximos años?

Por esta razón se dice en el capítulo 16, versículo 15, del Apocalipsis: He aquí que vengo como un ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos para no andar desnudo y que se vea su vergüenza.

¿Quién puede decir de cuánto tiempo dispone todavía la Joven Fraternidad Gnóstica para realizar su trabajo de liberación y de salvación? Hasta el momento sólo sabemos que tendremos tiempo hasta el año 2001, en cuanto a la primera etapa de este trabajo de cosecha. Así pues, podemos contar con unos cuarenta años de cosecha. La cronología de la Gran Pirámide indica claramente el año 2001 como el final inevitable del presente período. Por esto, todos aquellos que todavía puedan comprender, todos los que todavía tengan oídos para oír, deben hacer el mejor uso posible del tiempo que queda, a pesar de todas las catástrofes, sin prestar oído al croar de las grandes bocas de las ranas.

Pues, ¿qué es lo importante? ¡Que no seamos encontrados desnudos!


Esto quiere decir, que por lo menos debemos poseer un Estado de Alma Renacido y, en el más corto espacio de tiempo, un Cuerpo del Alma. Entonces no estaremos desnudos. Desde el punto de vista científico, esta exigencia es perfectamente justa. Sólo cuando poseamos el Cuerpo del Alma nuestra desnudez dialéctica no será vista. Es preciso hacer callar al charlatanismo, al croar de las ranas y al fingimiento, en nuestro propio interés, pues la pregunta ante la que cada uno de nosotros se encuentra es:

¿Se unen ustedes a los que reaccionan negativamente, o a los que reaccionan positivamente?

Si ansían reaccionar positivamente a la Llamada de Dios, tienen que poseer un Cuerpo del Alma. Todas sus plásticas virtuosas sobre Dios y todo su profundo conocimiento de los Textos Sagrados no les ayudarán en nada, no tendrán la menor utilidad si al mismo tiempo no poseen un Cuerpo del Alma. Si permanecen impuros, por lo tanto desnudos, es decir, sin ese Cuerpo del Alma, entonces todo el croar religioso no les servirá de ayuda alguna.

Lo importante es la acción pura y liberadora. Hay que salvaguardar a nuestro microcosmos de la violencia de las fuerzas de radiación intercósmica. Y esto sólo se puede conseguir poseyendo el Estado del Alma Viva. Para el que posee un Alma, un Alma Inmortal, en el sentido Gnóstico de la palabra, la intervención natural de Armagedón no tiene un efecto punitivo, sino liberador, puesto que las fuerzas y el trabajo de las radiaciones elevarán a dicho hombre, por encima de la rotación de la naturaleza esclavizadora, hasta el Mundo de las Almas Vivientes.

Y de este modo vivimos de nuevo una repetición de los días de Noé. Como sabemos, Noé y los suyos estaban ocupados en la construcción del Arca, de acuerdo con las instrucciones de Dios, lo que significa que estaban construyendo una nueva Fraternidad Gnóstica, orientada completamente hacia el mundo verdadero del estado del Alma Viviente, el verdadero destino del hombre; y los demás preguntaban a Noé: “¿Qué es lo que estáis haciendo?, y encogiéndose de hombros se reían de ellos. Pero cuando llegaron los días del final sucedió lo que inevitablemente tenía que suceder.

El Hombre Alma, el hombre que posee un Alma Viviente, o que está seriamente ocupado en realizar esta Alma Viviente, se vuelve sensible a otras fuerzas de radiación, con todas sus consecuencias; leyes de radiación y consecuencias que fueron extensamente explicadas en estos últimos años por la Escuela Espiritual Moderna de la Rosacruz de Oro, y presentadas a los alumnos con gran énfasis.

Esperamos de todo corazón que ustedes puedan comprender, en toda su profundidad, el significado excepcional del período en que hemos entrado, un período en el cual cada día puede ser decisivo para cada uno de nosotros.

Finalmente, podrán comprender ahora para qué y por qué la Joven Gnosis ha ocupado su lugar en los antiguos focos gnósticos, en los alrededores del Mediterráneo. En medio de este incendio de los pueblos, la Joven Gnosis ha sido llamada para recoger su cosecha.



Aunque la gran catástrofe se aproxima para toda la humanidad en general, para el hombre de la masa; un período glorioso, un período de cosecha se aproxima para la Gnosis. Y por esto, nuestra llamada resuena, la llamada de todas las Fraternidades Gnósticas que nos han precedido en el Camino de servicio:

Prepárense todos ustedes, quienes a la caída de las sombras de la noche ansían verdaderamente allanar el camino para la humanidad que sufre.

Prepárense para extender la mano auxiliadora a sus semejantes en la miseria, recorriendo ustedes mismos esta senda.

Prepárense todos, a ser posible hoy mismo, lo más rápidamente que puedan, para unirse a aquellos que van a efectuar el trabajo de los "Perfectos", el clásico trabajo de los Hombres Alma renacidos: la cosecha en el mundo presente.

Hace centenares de años, cuando la Fraternidad de los Cátaros, en indisoluble unidad con la Fraternidad de la Rosacruz de Oro y la Fraternidad del Santo Grial, ejecutaron este glorioso trabajo, hubo un gran número de Perfectos que se entregaron al trabajo de cosecha. Se dice que había unos 3.000 en Europa. Y ahora serán necesarios miles para poder cumplir el trabajo que se espera de nosotros. Nos dirigimos, así pues, a todos los que pueden leer las señales y comprender interiormente la llamada, y les invitamos a esta gloriosa obra de salvación.

¡Que los años venideros puedan encontrarles trabajando diligentemente en la Gran Viña del Señor!

¡Prepárense para este Trabajo Sagrado en el más breve espacio de tiempo!




GLOSARIO

DIALECTICA:

Es el orden de naturaleza en que vivimos actualmente, en el que todo se manifiesta en pares de opuestos. Nuestro campo de vida actual en el que todo está sometido a la ley fundamental del nacer, florecer y morir. Debido a esta ley, nuestro campo de existencia es un dominio de limitaciones, sufrimiento, angustia, destrucción, enfermedad y muerte.

EL OTRO REINO:

El Otro Reino no es la esfera reflectora, no es el campo de existencia de la muerte, sino el Reino de la Gnosis, el Reino de la Humanidad Alma, el Orden de Vida de Cristo, el Reino de los Cielos.

ENTIDADES CHISPA DE ESPIRITU:

Portadores del átomo chispa de Espíritu o Capullo de la Rosa. Loto Sagrado de los Misterios. Este átomo es el último vestigio de la Vida Divina Original. Es el centro matemático del microcosmos humano, localizado en la punta superior del ventrículo derecho del corazón. La posesión de este átomo chispa de Espíritu es indispensable para emprender y llevar a cabo el proceso de la Transfiguración. En la Enseñanza Universal quienes no poseen el átomo chispa de Espíritu son denominados entidades poseedoras de un átomo vida; esto significa que no tienen acceso a la Gnosis.

EONES NATURALES:

Monstruosa formación de fuerzas naturales anti divinas creadas en el transcurso de los tiempos como consecuencia de la vida desviada de Dios, o sea, por el pensamiento, la voluntad y el deseo de la humanidad caída. Los eones forman las fuerzas de auto conservación que el hombre mismo ha credo y que le obligan a continuar en ese camino impío, volviendo con ello cada vez más sólida su unión con la rueda dialéctica.

FRATERNIDAD UNIVERSAL:

La Jerarquía Divina del Reino Inmutable que constituye el Cuerpo Vivo del Señor. Algunas veces es designada con otros nombres, tales como: Escuela de los Hierofantes de Cristo, la Única e Invisible Escuela de Cristo o Escuela de los Hierofantes.

GNOSIS:

a) Es el Aliento de Dios o Logos, la Fuente de todas las cosas que se manifiesta como Espíritu, Amor, Luz, Fuerza y Sabiduría Universal.

b) La Fraternidad Universal en tanto que portadora y reveladora del Campo de Radiación Gnóstico, el Campo de Radiación Crístico.


INTEGRACION:

La unión fundamental y esencial con Dios a través del proceso de la Transfiguración. Entrada en el Reino de la Humanidad Alma.

LOGOS:

El Padre del Universo.

MICROCOSMOS:

Todo el sistema del hombre. El hombre verdadero es un microcosmos. Lo que en este mundo se entiende por hombre sólo es la personalidad muy dañada de un microcosmos degenerado. Nuestra conciencia actual es únicamente una conciencia de la personalidad y por ello consciente sólo del campo de existencia al que pertenece.

PISTIS SOPHIA:

Evangelio Gnóstico que data del siglo II d.C., impecablemente conservado, que proclama con toda minuciosidad y pureza el Único Camino de la Liberación de Cristo, el Camino de la Transmutación y de la Transfiguración. La expresión se usa también para designar un ser humano que intenta emprender el Camino de la Redención.

RADIACIONES DE ACUARIO:

En la evolución del año sideral, la Tierra ha entrado en el radio de acción del signo zodiacal de Acuario. Una de las consecuencias que de esto se desprende es la manifestación de una actividad rectificadora, cada vez más rápida con respecto a todo cuanto esté en inarmonía con el Gran Plan Cósmico Divino. Así, el período del Juicio Final ha comenzado, lo que significa que esta actividad radiante, rectificadora, se manifestará en el destino de la humanidad, para una resurrección o para una caída, todo depende de si su estado de conciencia y comportamiento de vida están o no en armonía con el Plan del Logos Universal.

ROSA DEL CORAZON:

Véase Entidades Chispa de Espíritu.

TRANSFIGURACION:

El proceso evangélico del renacimiento de Agua y Espíritu, el camino clásico y primordial de Retorno a la Patria Perdida, al Otro Reino, al Orden de Vida de Cristo.


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