martes, 22 de febrero de 2011

EL REMEDIO UNIVERSAL



                                                              

EL REMEDIO UNIVERSAL









EL REMEDIO UNIVERSAL


POR



JAN VAN RIJCKENBORGH




















































ÍNDICE





   I    El envenenado campo de respiración
        del mundo . . . . . . . . . . . . . .


  II    La ciencia de las radiaciones . . . . 


 III    La juventud rebelde . . . . . 


  IV    La fuerza de luz de la eternidad   

   V    Quien come mi carne y bebe mi sangre.

  VI    Quien come y bebe indignamente  . . .

 VII    Las siete propiedades del Agua Viva . 

VIII    El remedio universal    . . . . . . . 








I


El envenenado campo de respiración del mundo


                                                Muchos son los llamados, pero pocos
                                                los elegidos. (Mateo 22,14)


   Desde el comienzo de este siglo la humanidad se apresura, cada vez más rápida y angustiosamente, hacia una decisión definitiva que, finalmente, determinará su destino.
   Se sabe que las potencias mundiales, y otros grupos de menor importancia, se preocupan mucho por la forma definitiva y la naturaleza de esta decisión. Esto se expresa tanto de palabra como por escrito, y también en la inmensa lucha que libran esas grandes potencias.
   En la segunda mitad del siglo pasado se creía que el gran conflicto del mundo y la humanidad se encontraba en las oposiciones existentes entre capital y trabajo, entre pobreza y riqueza. Usted conoce bien las violentas conmociones que se desencadenaron como consecuencia de ello y cuanto modificaron la faz del mundo.
   Estas oposiciones han desaparecido casi prácticamente en la raza blanca, la raza hasta ahora dirigente en la Tierra. Cada vez son más los pueblos de esta raza que muestran los síntomas de una sobresaturación sociocultural con todas sus consecuencias y dificultades, las cuales originan a su vez nuevos problemas. Y si usted piensa en el despertar de las otras razas humanas puede comprender que, al cabo de unas decenas de años, también ellas poseerán todos los logros de los blancos y occidentales. Al respecto, uno se preguntará cada vez más si estos logros son realmente bendiciones.
   Simultáneamente, asciende con alarmante rapidez la curva del miedo, ya que, en el mundo de las grandes oposiciones socioeconómicas, los pueblos occidentales no se han granjeado especialmente las simpatías de las otras razas. Y uno se plantea: ¿Qué harán los pueblos de color con nosotros, los occidentales, cuando posean los mismos resultados culturales y socioeconómicos, incluyendo en ellos todo tipo de armas convencionales, aviones, misiles y armamento nuclear?
   Un ejemplo: el pueblo chino posee ya muchas universidades en las que profesores chinos, diplomados en universidades occidentales, imparten sus conocimientos a decenas de miles de jóvenes, como ocurre en Rusia desde 1917. Muchos de estos jóvenes se licenciarán y, en los próximos años, grupos enteros de doctores irrumpirán en los diversos campos de la sociedad y llevarán a la práctica las enseñanzas recibidas. China ya posee armamento nuclear y también misiles. Asimismo posee todas las materias primas necesarias para el desarrollo de una economía mundial, especialmente en el Tíbet y en el Gobi. Por esto, ahora, se vuelve apremiante la siguiente pregunta: ¿Qué harán, entonces, los chinos con nosotros?
   Así se puede comprender, desde un punto de vista dialéctico, a quienes dicen veladamente: "Actuemos contra ellos ahora que todavía estamos a tiempo, antes  de que ellos actúen contra nosotros". Como respuesta a esta amenaza, otros dicen: "En nombre de Dios, no empecéis con la violencia. Para eso ya es demasiado tarde, como se demostró en Corea e Indochina. ¡Sería el final de todos y de todo!"
   Así vemos de forma cada vez más clara a las potencias mundiales divididas en dos grandes bloques[1]. Prescindiendo de todo oropel, resulta que una potencia mundial se alimenta de la denominada economía dirigida y la otra potencia -por el momento- de la llamada economía de mercado. Ambos sistemas tienen en todos los países sus defensores y detractores y la fase experimental seguramente no se ha superado ni tampoco se superará.
    También sobre este tema reina en todas partes la máxima confusión, ya que estos dos grandes bloques mundiales cambian, cada cierto tiempo, de una economía dirigida a una economía de mercado y viceversa, en diversas áreas del mundo, según parezca conveniente o necesario a uno u otro grupo de presión.
   Sea como fuere, en ambos bloques se dice: "El nuestro es un mundo libre, en el otro viven bajo el pesado yugo de la esclavitud". Cada bloque se ha armado hasta los dientes y constituye para el otro una terrible amenaza. Como consecuencia, ninguno de los dos puede hacer concesiones al otro, bajo ningún concepto, ya que cada concesión podría suponer una pérdida del equilibrio. Por eso, para ambos sólo existe una única posibilidad: buscar continuamente nuevos medios de poder, para alcanzar el dominio absoluto mediante un eventual descubrimiento.
   Se entabla un lúgubre juego con la humanidad. ¡Con una humanidad en la que yacen ocultas tan inmensas posibilidades! ¡En qué peligro tan aterrador se ha embarcado la humanidad! Todos se temen, todos desconfían de todos. En este siglo, la atmósfera vital de la humanidad se ha convertido cada vez más en un abismo de odio, angustia, preocupación y temor. En este campo de respiración envenenado ya viven cuatro generaciones. Usted comprenderá que no nos sorprendamos lo más mínimo cuando nos enteramos, cada vez más frecuentemente, de las espantosas consecuencias de semejantes condiciones de vida.
   La conducta materialista de los grupos dirigentes de la humanidad, con todos sus trasfondos etéricos, astrales y mentales, ha creado un estado de ser que es mucho más terrible, funesto y mortal que todo lo que este siglo ha experimentado y contemplado en las guerras; es decir, un campo de respiración infernal, un inferno[2]* donde todas las fuerzas de la esfera reflectora confluyen desenfrenadamente sobre la humanidad que vive en la Tierra.
   Lo que antaño fue anunciado como una amenaza, ahora es una realidad. El resultado provoca una perturbación psíquica muy notable y extremadamente peligrosa en todas las generaciones en crecimiento. Sin exagerar podemos afirmar que, a un ritmo rápido, la humanidad está enfermando fundamentalmente según el alma.
   La humanidad tiene que respirar y vivir en una atmósfera muy envenenada, y es obvio que lo mismo ocurre con los demás reinos naturales. El reino vegetal y el animal respiran, con nosotros, los influjos envenenados de los éteres y de las radiaciones astrales totalmente inmundas y destructoras. Quienes ingieren alimento son dañados de forma múltiple, en todos los fluídos del alma, y por eso se puede afirmar con razón que nadie escapa a ello. Nadie se libra de la ruina psíquica que sobre todo afecta, y afectará cada vez más, a las generaciones jóvenes. Finalmente aparecerá una generación que, por su forma de manifestarse, supondría un agravio para los prehistóricos lemurianos, si alguien la comparara con ellos.
   La humanidad, bajo la dirección de sus autoridades, se ha hundido en el abismo, y las grandes potencias del mundo se obstaculizan mutuamente la salida, como ya ocurrió antaño en épocas prehistóricas. Pensamos al respecto, por ejemplo, en la Atlántida.
   Le decíamos que la humanidad está enfermando fundamentalmente según el alma. ¿Qué queremos decir con esto?
   Todo hombre posee, por naturaleza, una fuerza animadora por la que se explica su vida y su conciencia. Esta conciencia natural o animal y toda la fuerza animadora que ella incluye proviene, por una parte, de factores hereditarios y, por otra, de factores kármicos. Es decir, recibimos nuestra conciencia natural, la fuerza que nos anima, de nuestros padres y antepasados, y el microcosmos que nos envuelve nos transmite el pasado microcósmico.
   Nuestra vida se desarrolla y se mantiene por la respiración, por la atmósfera vital que nos envuelve. Existe, como usted sabe, un intercambio entre el hombre y la atmósfera. Sus padres son responsables de la atmósfera que le rodea. Usted puede mejorar o empeorar esta atmósfera y sus hijos desarrollarán estas mismas posibilidades, hasta que se llegue a una situación en la que la vida, para el hombre nacido de la naturaleza, se haga imposible.
   El cuerpo, el alma y la vida nacidos de la naturaleza tienen principal y fundamentalmente una única meta: conservar y mantener abiertas, el mayor tiempo posible, las posibilidades del renacimiento.
   El cuerpo nacido de la naturaleza es un instrumento para una vida superior y más plena. Si se dañan las funciones de este cuerpo, si se obstaculiza el despliegue natural de la fuerza animadora de este cuerpo, si se le quiere obligar a vivir en un campo de respiración envenenado, surge un grave desarreglo psíquico, que trae como consecuencia una pérdida del control cada vez mayor. Esto producirá finalmente una población mundial de seres totalmente anormales, y en cada nueva generación se manifestarán, de manera cada vez más evidente, las pruebas de esta gran anormalidad. Usted debe saber hasta qué punto se ha llegado ya a esta situación de extrema gravedad.
   Los alumnos de la Escuela Espiritual Moderna, el Lectorium Rosicrucianum, saben que este gran peligro y sus consecuencias sólo podrán ser evitados cuando, quienes quieran y puedan, recorran de forma positiva el camino del renacimiento del alma y, para ello, puedan utilizar un campo puro de transmutación alquímica, diferenciado nítidamente del campo de respiración envenenado de la masa.
   Semejante campo santificado de transmutación es mantenido por la Escuela Espiritual. Y esto sólo es posible cuando un grupo, que vive realmente en la vida nueva, sostiene este campo. Si la fuerza y capacidad de este grupo se debilitara, entonces no se podría soportar por más tiempo la atmósfera envenenada que nos rodea y el campo de transmutación se derrumbaría. La Escuela Espiritual ya no podría trabajar más y de ella sólo quedaría el nombre.
   La tarea ante la que una Escuela como la nuestra se enfrenta sólo puede ser llevada a cabo si dispone de un grupo de alumnos que demuestran, por el acto, poseer las cualidades necesarias. Debemos enfatizar sobre esto, ya que cualquier intento negativo por detener el rumbo descendente de los pueblos no será de ninguna utilidad, como ya se ha visto varias veces en este siglo y seguirá demostrándose en el futuro.
   Se trata de comprender que únicamente por la aplicación de un nuevo comportamiento de vida puede realizarse la meta fundamental y principal del cuerpo nacido de la naturaleza. Y sólo con el resultado de esto se puede ayudar, servir, salvar y, por supuesto, también actuar de manera auto-liberadora.
   A pesar de las posibles ambiciones, sentimientos humanitarios, comprensión intelectual y otras cualidades semejantes que un hombre posea, productos de su nacimiento natural, él no puede hacer nada por la humanidad en sentido liberador.
    A usted sólo puede ayudarle la posesión de una nueva capacidad, liberada por un comportamiento orientado hacia la meta. Usted conoce la cita: "Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos". Lo que significa que todos son llamados a realizar la única meta, por medio del comportamiento de vida y de las posibilidades existentes. Si esto no se consigue, el fracaso no se debe a la llamada, ni a las posibilidades, ni a la meta, sino exclusivamente a la ausencia del comportamiento de vida exigido.
   Quien quiera ejecutar este trabajo de realización, se convertirá en un alumno digno de la Escuela Espiritual, al servicio del mundo y de la humanidad.






II


La ciencia de las radiaciones


Este habitáculo está formado por el círculo zodiacal que, a su vez, está compuesto por doce elementos. (Hermes Trismegistos)


   Tras el capítulo introductorio usted habrá comprendido sin duda que apenas hemos podido esbozar la naturaleza, profundidad y significado de nuestro tema. Afirmábamos que en un breve plazo de tiempo habrá que tomar una decisión definitiva en lo que concierne al destino de la humanidad. Conocemos por experiencia el intenso envenenamiento de la atmósfera vital de la humanidad, originado por las oposiciones descritas ante las que todos nosotros tenemos que tomar partido, voluntaria o forzosamente. Y hemos indicado a grandes líneas las consecuencias y causas de todo ello.
   Ahora debemos profundizar aún más para hacerle comprender que usted no puede seguir por el camino en el que se encuentra; que debe modificar profundamente su comportamiento de vida de manera inmediata; que nosotros tendremos que poner a salvo, en un nuevo plano, la vida del grupo y la integridad del Cuerpo Vivo.
   Teniendo esto en cuenta, recurrimos al libro catorce de Hermes. En él, nuestra atención se dirige hacia el hecho irrefutable de que en toda personalidad nacida de la naturaleza están presentes doce debilidades, peligros y deficiencias fundamentales. Así habla Hermes: "Este habitáculo está formado por el círculo zodiacal que, a su vez, está compuesto por doce elementos: una única naturaleza pero múltiple en sus concepciones, según el erróneo pensamiento del hombre". Con otras palabras, todo nacimiento natural es generado y mantenido por el sistema zodiacal y por todo lo que éste contiene.
   De lo que se trata, tal como lo entendemos nosotros, es de una multiplicidad de influencias de radiaciones, por medio de las cuales surge el maravilloso nacimiento natural. Y ahora le preguntamos: ¿Qué es, entonces, el nacimiento natural? Pues bien, es dar vida y mantener el máximo tiempo posible un instrumento vivo, un sistema de formas vivo que, erróneamente, se acostumbra a llamar "hombre". Ya que, aunque el instrumento "viva" por medio de la fuerza vital y el aliento de vida de los átomos que lo componen, no está "animado" y ni mucho menos provisto de un "espíritu" vivo. El  elemento animador procede de un orden totalmente distinto al zodíaco y al sistema solar. Es una actividad que se manifiesta en la naturaleza pero que procede y es mantenida por el Espíritu, el cual no pertenece a esta naturaleza.
     El Espíritu es y está por encima de la naturaleza y fuera de ella. El Espíritu abarca y es el Gran Plan que impulsa todas las manifestaciones. El sublime orden de la manifestación del Universo exige y plantea ahora que la "vida", que es una con el instrumento y se explica por él, anhele personalmente la dirección suprema del Alma y acepte su gobierno directo y completo. Cuando esto sucede, se realiza también inmediatamente la unión con el Espíritu. Sólo entonces se puede, se debe y se tiene que hablar de Hombre, del hombre triplemente divino, nacido de Dios.
   La naturaleza zodiacal, siempre que no esté dañada, es realmente  una  creación  divina, pero sólo en lo que respecta a uno de sus tres aspectos. La gran maldición de nuestra manifestación natural es, como usted sabe, que todos los nacidos de la naturaleza han olvidado la sublime vocación de su triple devenir. Se han quedado hasta ahora en el primer aspecto del poderoso proceso de este triple devenir divino. Cuando alguien permanece en su existencia natural, en tanto que ser vivo nacido de la naturaleza, y no reconoce otro origen que no sea esta naturaleza, y por tanto se conforma con ella y en ella, inmediatamente se manifiesta la muerte y la destrucción, la cristalización y el abismo de la consumación de los pecados, la ignorancia y la locura.
    No hay que considerar esto en un sentido ortodoxo, que emana de la ignorancia fundamental general. No, la totalidad de la naturaleza solar y zodiacal, de acuerdo con su naturaleza fundamental, se ocupa de que todo lo anteriormente citado suceda. Ya que esta naturaleza dialéctica, por un lado, manifiesta y construye y, por otro, quebranta y aniquila. Si usted quiere mantenerse en su existencia natural y hacer todo lo posible por conservar sin más su vida natural, se desarrollará una fuerte tensión. Surgirá una resistencia contra la ley de la naturaleza y, como consecuencia, aparecerá la decadencia en un gran desorden e impiedad.
   No obstante, cuando realiza el único empleo justo de su nacimiento natural, es decir, anhela "vivificar" el alma, recibirla y por lo tanto liberarla, entonces la propia ley de la muerte y la ruptura se convierte para usted, de forma directa, en una intensa bendición y gracia, ya que la ley de la dialéctica no le retiene como instrumento en un determinado estado de ser, sino que le empuja precisamente a la transfiguración, es decir, a una muerte que lleva a la vida, a una plena transformación que fue llamada endura por la Fraternidad precedente. 
   La ley de la muerte, que experimentamos como tal, significa y es en esencia sólo una ley de cambio hacia un bien superior, hacia una vida radiante, siempre que esté presente su aspecto realizador: el Alma Viva. El mundo dialéctico está concebido como una bendición, como un lugar de tránsito hacia un bien superior. Si esta Alma no está presente, la forma, el instrumento, se derrumba, se desintegra.  
   Posiblemente era necesario plantear con brevedad ante usted todo el compendio de la enseñanza gnóstica para, sobre esta base, poder tratar lo que viene a continuación.
   La naturaleza solar y zodiacal manifiesta una plenitud de radiaciones múltiple que, en esencia, es transfiguradora. La humanidad nacida de la naturaleza sostiene un campo de tensión autosuficiente. Sus autoridades la preceden y apoyan en este mantenimiento, e incluso la obligan mediante leyes. Así, el campo de radiación de la naturaleza se encuentra ante un intenso y poderoso conflicto con el campo de tensión de la humanidad. ¡Se ha encendido un fuego poderoso e intenso! El mundo y la humanidad nacida de la naturaleza se están consumiendo en este fuego. ¡Incluso un niño lo comprendería!
   Si usted quiere apartarse de ese inferno y ayudar a otros a hacerlo, como mínimo tiene que poseer, cuanto antes, el Alma Viva. Ésta es la única posibilidad para salvarse, ya que la fuerza del Alma es enormemente poderosa.
   Repetimos: cuanto antes. Porque sólo disponemos de apenas unas decenas de años para evitar, en tanto que hombre y como humanidad, un estado de decadencia fundamental y fatal. Para poder profundizar en la veracidad científica de esta profecía, debe tenerse en cuenta que los procesos de radiación zodiacales y solares poseen multiplicidad de movimientos que dan lugar a eras con acontecimientos y desarrollos que cambian continuamente. Algunos ejemplos aclararán este punto.
   La Tierra tarda veinticuatro horas en girar sobre su eje. Por ello, mientras una mitad de la Tierra recibe la mayor parte de las radiaciones solares y zodiacales de forma directa, la otra mitad las recibe de forma indirecta.
   Por otro lado, tarda 365 días en girar en torno al Sol. Simultáneamente, en este período de tiempo, viaja a través de las doce esferas de influencia del zodíaco, que duran cada una de ellas aproximadamente un mes.
   Además, la Tierra tiene un tercer movimiento, que guarda relación con la inclinación del eje terrestre, la cual varía continuamente. Este movimiento produce un desplazamiento del equinoccio vernal. Como consecuencia, el punto vernal, en un período de 2.160 años, realiza un viaje a través de todo un signo del zodíaco. Y el viaje total del punto vernal a través de los doce signos dura más o menos 26.000 años. En la Enseñanza Universal se habla al respecto de "año estelar".
   Por otra parte, si usted considera el hecho de que el Sol, junto con sus hijos planetarios, también viaja a través del Universo, que todos nuestros planetas hermanos emprenden también diversas rotaciones y viajes estelares, que todos los cuerpos del zodíaco están en movimiento en el Universo y que, por lo tanto, la totalidad del sistema zodiacal, con todo lo que contiene, gira a su vez como una única esfera en torno a un punto central intercósmico, entonces comprenderá que las situaciones de las radiaciones, sus incontables ángulos de incidencia y sus relaciones mutuas se modifican una y otra vez y, por lo tanto, se producen continuamente otras causas y consecuencias en y sobre cada punto del Universo.
   Si, finalmente, se tiene en cuenta además el movimiento rotatorio o, más exactamente, el movimiento en espiral de todos estos procesos de radiaciones, si el investigador es capaz de sondear algo de estos movimientos de las estrellas y los planetas -después de una observación muy elemental y basándose en los hechos y las leyes naturales-, entonces se podrán determinar diferentes períodos, se podrá vislumbrar algo del futuro del mundo y la humanidad sin la más mínima especulación.
   Sin profundizar más, por ahora, en la llamada ciencia de las radiaciones, debemos decirle que desde hace mucho tiempo la Enseñanza Universal ha podido comprobar, sobre esta base de gran certidumbre científica, el actual desarrollo del mundo y de la humanidad, como siempre lo hizo y lo hará con respecto al futuro.
   ¿Por qué la Fraternidad Universal ha dejado por escrito todas estas predicciones y tantas advertencias?
   Porque, como se ha explicado, a cada entidad nacida de la naturaleza se le ha otorgado la posibilidad de afrontar y experimentar el presente y el futuro de dos maneras diferentes: para la muerte o para la vida.
   Para la muerte: por una descomposición de los átomos que integran el cuerpo, después de una vida inútil, una vida caracterizada por la multiplicidad de experiencias dolorosas.
   Para la vida: por una plena transformación  en la transfiguración, llamada también "las bodas alquímicas de Cristián Rosacruz", cuando la corriente viva del Alma puede intervenir en lo que acontece.
   Ahora, usted tiene todavía en sus manos su destino inmediato y futuro. Por eso le apremiamos con insistencia para que tome una rápida decisión: ¿Quiere aceptar y demostrar por el comportamiento de vida el camino que le indica la Escuela de la Rosacruz?
   Basándonos en la ciencia de las radiaciones debemos decirle que el mundo ha entrado en un período muy ígneo, una era que con derecho puede recibir el nombre de período de Urano. La humanidad ha entrado en una atmósfera electromagnética, una atmósfera que ofrece posibilidades excepcionales de liberación, pero que al mismo tiempo, por una reacción negativa, trae consigo extraordinarios peligros.







III



La juventud rebelde


                                Despreocupadamente, corremos directos al abismo, después de haber colocado previamente algo delante que nos impide verlo. (Blaise Pascal)



   Si ha leído el libro "Dei Gloria Intacta" habrá percibido que algunas partes del mismo están íntimamente relacionadas con la era en la que ahora han entrado el mundo y la humanidad. Si ha grabado bien en su corazón el contenido del capítulo "El segundo Círculo Séptuple", sabrá entonces, con intuitiva certeza, que "la puerta que nadie puede cerrar" está ampliamente abierta para todos nosotros y que, en verdad, se puede hablar de "una hora de prueba que vendrá para el mundo entero". ¡Lo importante ahora es saber si usted tiene oídos que puedan oír de verdad lo que el Espíritu dice a la Joven Comunidad Gnóstica!
   Si puede oírlo, esperamos entonces de usted la demostración concreta de un comportamiento de vida totalmente nuevo. Ya que la humanidad ha entrado actualmente en un período marcado por el círculo séptuple de Urano, y esto significará: o bien una poderosa y positiva iniciativa del alma y, 
por lo tanto, una elevación en la luz ígnea de una era Crística, o bien una combustión en el campo de tensión de la humanidad que se opone a ello.

   Las ondas de radiación del círculo séptuple de Urano están íntimamente ligadas a las del signo zodiacal de Acuario, el signo hacia el que se dirige nuestro planeta por el tercer movimiento de la Tierra, y en cuyo radio de acción nuestro mundo ya ha entrado.
   A continuación, habrá podido leer en "Dei Gloria Intacta" que, en la naturaleza terrestre, existen tres tipos que reaccionan fuertemente a las radiaciones de Urano. En primer lugar, los hombres que rechazan todas las normas y leyes que mantienen en mayor o o menor medida el equilibrio de la naturaleza terrestre. En segundo lugar, los hombres que aplican con el yo todo tipo de altruismo terrestre, en un supremo esfuerzo para impedir que el yo se vea en un aprieto. Y en tercer lugar, existe una aplicación palpable y muy experimental del amor al prójimo. Usted ya habrá reflexionado sobre ello. Le pedimos ahora que compare la imagen descrita con todo lo que presencia y oye diariamente a su alrededor.
   El primer tipo Urano existía muy excepcionalmente al comienzo de este siglo. Primero, sólo había unos pocos; luego, algunas decenas; pero ahora se puede hablar, sin exagerar, de millones. Basta con referirnos simplemente a la juventud mundial, que se integran por millares en las filas de gamberros y hippies, o como se les quiera llamar. Diariamente oímos o leemos los trágicos desenfrenos de estos jóvenes, sumamente anormales, que juntos forman un interrogante muy angustioso en nuestro tiempo.
   Estudiemos un poco más de cerca este tipo humano. En primer lugar vemos que este gamberrismo se ha propagado, en apenas algunos años, con gran velocidad por todo el mundo. En todos los países y en todas las razas encontramos a los ahora ya innumerables representantes de este tipo, especialmente en la edad comprendida aproximadamente entre los 16 y 28 años, es decir, en los años en los que se ha formado o se está formando el cuerpo astral y en los que, sobre esa base, comienza a manifestarse la mentalidad.
   Es evidente que aquí se trata de una afección epidémica de la secreción interna, en la que la hipófisis ocupa un lugar central. Estos jóvenes están por ello marcadamente enfermos. Padecen una enfermedad cultural originada por las generaciones precedentes, las cuales han arruinado muy intensamente el campo de respiración en el cual y del cual debe vivir el hombre. Debido a esta atmósfera envenenada, los influjos de Urano no pueden impulsar al hombre de manera normal hacia una regeneración por medio del renacimiento del alma. Así vemos ahora como, por el choque del fuego celeste con el fuego colérico de la humanidad, se manifiesta una gran rebeldía desorganizada y, por lo tanto, espontánea y salvaje en muchos jóvenes.
   Las generaciones mayores ya se han hundido en un nivel infrahumano, pero los jóvenes protestan ignorantes, en un último destello de la violenta reacción de su secreción interna. La rebeldía se vuelve, con absoluta irracionalidad, contra todos y contra todo. Contra toda autoridad, contra padres, educadores, contra todas las leyes y normas de la naturaleza, de la razón y de la costumbre. En resumen, es la gran rebeldía de todo lo joven contra la vida misma, una vida ofrecida por Dios para despertar al hombre divino. Esta rebeldía se abre paso a través de todo lo viejo, y concluye en un terrible viaje infernal.
   Aquí repetimos una vez más, con énfasis, que no se trata de una protesta normal y razonable, nacida de la noble indignación contra la creciente devaluación del idealismo humano, sino de que las generaciones jóvenes han entrado en un enloquecimiento grande y terrible. Se ha derramado un inmenso sufrimiento sobre la humanidad. Afecciones de la secreción interna, la cual está íntimamente ligada con la circulación del fluído eléctrico en el cuerpo, ocasionan en algunos un desenfreno extremado, totalmente libertino, y una gran rebeldía, como se muestra ahora de forma colectiva y epidémica en nuestros jóvenes. En otros, que ya no están capacitados para explosiones tan violentas, se originan degeneraciones muy aceleradas, unidas a un sinfín de síntomas enfermizos.
   Comprenderá hasta qué punto estamos íntimamente implicados en estos acontecimientos, ya que todos nosotros participamos en este desarrollo. Por eso es urgentemente necesario que usted determine su posición en esta gran revolución mundial, que tome su decisión y emprenda definitivamente el nuevo comportamiento de vida, el comportamiento por el que se alcanza el alma viva concebida por Dios.
   Nos unimos todos juntos en un grupo fuerte y orientado positivamente, superamos las debilidades propias de cada uno por la unidad del cuerpo del grupo, para aplicar en comunidad la magia de la liberación y, así, llegar a la victoria. ¡Apenas acabamos de comenzar!
   En primer lugar, es necesario la magia de la unión responsable del grupo en un idealismo puro.
   En segundo lugar, es necesario la magia de la neutralización de los peligros que nos amenazan.
   En tercer lugar, es necesario la magia de la liberación del alma.
   En cuarto lugar, es necesario la magia de la total vivificación del alma.
   Y, así equipados, en quinto lugar, es necesario hacer por el mundo y la humanidad lo que todavía es posible para su redención.     
 





IV


La fuerza de luz de la eternidad


                                    Hoy, si escucháis mi voz, no endurezcáis  vuestros corazones. (Hebreos 3, 7-8) 


   En el capítulo anterior dirigíamos su atención hacia la extraordinaria atmósfera electromagnética en la que ha entrado ahora la humanidad, un estado de ser general que ya tiene consecuencias epidémicas sobre nuestra juventud y que ha desencadenado enormes peligros para toda la humanidad. Se deberán tomar medidas profundamente radicales e inmediatas en lo que concierne al comportamiento de vida de todos nosotros, si no queremos ser absorbidos por la corriente de la decadencia general. Queremos demostrarle, basándonos en los hechos, que este proceso degenerativo, relacionado con todos nosotros, ya hace tiempo que ha dejado de ser una elucubración mental. Tendremos que perseverar en un nuevo comportamiento de vida, llevado a cabo muy conscientemente, para que sus consecuencias psíquicas y físicas nos permitan superar un punto muerto, traspasar una frontera que ofrece resistencia.
   El mundo y, por lo tanto, la humanidad, ha entrado en una nueva atmósfera electromagnética, la de Urano (Acuario). Todos tienen que adaptarse a ella ya sea en sentido liberador o degenerativo. Las tres generaciones ahora existentes, tienen en sus manos el futuro del mundo y de la humanidad. En apenas unos 40 años se decidirá todo. Todos participamos en Harmaguedón, lo que quiere decir: ¡El tiempo de la decisión ha llegado! Ahora lo importante es saber si usted posee o no suficiente apertura para percibir la verdad y la realidad de todo esto, y si tiene todavía la suficiente vitalidad para romper, de forma directa y total, las diversas resistencias fundamentales.
   Al percibir sin más esta situación crítica de la humanidad, puede invadirle un gran desánimo. Ya que todos conocemos nuestras principales debilidades, y nos preguntamos: ¿Qué haremos? ¿Qué haré?
   ¡Sin embargo, este desaliento no es necesario! De lo que se trata ahora es de que las cosas y desarrollos, de los que tanto hemos hablado, han entrado en su fase crítica. Si confía en el contenido de nuestra literatura, si cree en la Joven Gnosis, entonces podemos decirle: Demuestre ahora esa fe y confianza, porque ahora ha llegado el momento en el que la fe y la confianza deberán guiarle a través de grandes dificultades.
   Supongamos que está completamente de acuerdo con esta exposición, que está firmemente decidido a recorrer el camino de la liberación y que quiere confesar su alumnado en su totalidad. Sin embargo, con toda seguridad, lo que la Escuela Espiritual gnóstica entiende como "firmemente decidido a recorrer el camino" es algo muy distinto a lo que entienden la mayoría de los alumnos. Hay, si se nos permite decirlo así, una interpretación burguesa y una interpretación gnóstica. Con la aplicación de la interpretación burguesa, usted no obtiene el más mínimo resultado, ningún resultado positivo liberador en nuestra actual época de transición.
   Pueden desarrollarse peligros cuando no se comprende o no se sigue el consejo que se nos da en la Biblia: "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy"; o bien este otro consejo: "Hoy, si escucháis mi voz, no endurezcáis vuestros corazones".
   En una Escuela Espiritual gnóstica, en un Cuerpo Vivo de la Joven Gnosis, en una Escuela de los Misterios de buena fe, no se le habla porque sí, sino que una y otra vez tiene lugar una transmisión de fuerza. Piense, de nuevo, en el tan a menudo citado prólogo del Evangelio de Juan: "A todos los que Le aceptan, les da el poder para volver a ser hijos de Dios".
   Si ahora escucha las palabras de la Rosacruz gnóstica con un interés mental, es decir, con un interés intelectual (por lo tanto, con una actividad de la cabeza), o bien con un intenso anhelo de poder saborear la salvación de la Gnosis (por lo tanto, con una actividad del corazón), o incluso -y ésta es la tercera posibilidad- con un interés y también un anhelo (por lo tanto, con una actividad de la cabeza y del corazón), en los tres casos la fuerza de luz gnóstica entrará en usted y ejercerá su influencia sobre el sistema de su personalidad.
   Cuando esta fuerza sólo entra por su cabeza, debido a un interés exclusivamente intelectual, entonces se desarrolla una comprensión. Pero, como su sangre y su éter nervioso no la retienen -no pueden retenerla porque el corazón no participa-, se guarda de la manera habitual en el almacén intelectual. La fuerza de luz que, aún así, ha inhalado y que retiene sensorialmente en su sistema, que debe retener durante largo tiempo, genera inmediatamente un peligro en usted.
   Si sólo existe una actividad del corazón y ninguna o poca comprensión, demasiado poca -lo cual también acontece a menudo-, entonces la fuerza de luz inhalada a través del esternón y el timo es absorbida en la sangre, en el éter nervioso y en la secreción interna. El concernido experimenta así, de forma directa, una gran tensión y se siente impulsado. Pero, como no existe una comprensión, desconoce qué debe hacer con las tensiones experimentadas. Por eso, en este caso también se desarrollan peligros que pueden resumirse en recibir una fuerza y no saber cómo reaccionar a ella ni qué hacer con ella.
   En consecuencia, la única base sólida que queda para el alumnado en el camino liberador es la existencia tanto del anhelo como del interés. Un estado en el que el candidato sabe asimilar la fuerza de luz en los dos aspectos. En este estado se desarrollan por consiguiente las mayores posibilidades, pero también los mayores peligros, cuando no se cumple con la gran exigencia que va unida a la participación en una Escuela Espiritual.







V



Quien come mi carne y bebe mi sangre...


                                  Quien come mi carne y bebe mi sangre
                                  permanece en mí, y yo en él. (Juan 6, 56)


   Usted conoce seguramente las palabras del Evangelio: "Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él". Y también sabrá que se dice: "Pero quien come y bebe indignamente, come y bebe su propio juicio".
   Cuando el candidato asimila la fuerza de luz de la Gnosis por medio del contacto con la Escuela Espiritual, come el cuerpo de Cristo y bebe su sangre. El candidato puede abrir su ser a la luz de la Gnosis de tres formas posibles:
   Por la cabeza,
   por el corazón,
   por la cabeza y el corazón.
   Probablemente, nunca haya meditado sobre las consecuencias de la asimilación de la fuerza de luz. Sí, ¡quizás ni siquiera sabía que tenía que pensar en ello! Y la idea de que pueda existir algo así como la asimilación de luz, posiblemente no se le ha ocurrido jamás. Sin embargo, piense un momento en el bazo.
   Seguro que, como hombre moderno, ha asistido en su vida a infinidad de reuniones, y ha escuchado cientos de conferencias y numerosos sermones, en los que se le decía mucho, se le planteaba mucho y se esperaba de usted una reacción. Le aseguraron miles de cosas, le hicieron muchas advertencias; lo habrá escuchado y probado todo. Por eso, lo más probable es que una asimilación de fuerza de luz gnóstica, sin más, no signifique gran cosa para usted. Ha tenido que asimilar ya tanto en su vida, en lo concerniente a escuchar o leer, que lo que al respecto la Escuela Espiritual presenta ante el candidato, usted lo mete en el mismo cajón.
   No obstante, ¿podemos esclarecer bien este asunto? Quizás así pueda comprender interiormente y de verdad el significado de la asimilación de la fuerza de luz y entre, con nosotros, en el nuevo comportamiento de vida. Si no comprende este significado, ¡con toda seguridad, no podrá llevar a cabo este nuevo comportamiento! 
   Usted sabe lo que es la radioactividad: es una radiación liberada en la atmósfera que se produce como consecuencia de la división del átomo y que, de una u otra forma, daña el tejido celular del hombre, de las plantas y de los animales; es decir, actúa destruyendo el tejido y la célula.
   Pero, ¿sabía usted que la fuerza de luz de la Gnosis, que se libera en los focos de la Escuela Espiritual, también es muy radioactiva?
   En el Cuerpo Vivo de la Joven Gnosis, que está unido a la Cadena Universal, se libera el pan de la vida y el vino de la nueva alianza.
   Esto no es una teorización místico-religiosa, sino que se refiere a una radiación atómica que no concuerda con usted en absoluto debido a su nacimiento natural y que, por lo tanto, le es ajena. (El pan es comparable a los átomos, el vino a la radiación).
   La totalidad del espacio está lleno de sustancia original -"no hay espacio vacío"-
y la sustancia original está constituída por átomos. Los átomos son universos, sistemas infinitamente pequeños que poseen siete posibilidades, siete tipos de radiación. El concepto de fuerza de luz "gnóstica" se refiere aquí a una radiación adaptada y producida por lo que llamamos el sexto plano cósmico: el campo de luz, el campo de vida crístico. Esta fuerza de luz o radioactividad tiene como misión dotar al alumno con una fuerza que no posee como hombre nacido de la naturaleza, pero que sí puede utilizar, cuando la recibe, para dirigir la vida hacia una orientación que en ningún aspecto puede explicarse según esta naturaleza. Es la fuerza de radiación de la que el Evangelio de Juan dice: "A todos los que Le aceptan, les da el poder de volver a ser hijos de Dios". Es la fuerza de radiación sobre la que se dice: "Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él".
   Así pues, usted mismo apela y libera en sí mismo esta fuerza radioactiva cuando es confrontado con el campo de radiación de la Escuela Espiritual. Puesto que es tocado por este nuevo campo de fuerza, libera y activa nuevas capacidades atómicas en su corazón, en su cabeza o en ambos; y a eso se añaden ahora las palabras: "Pero quien come y bebe indignamente, come y bebe su propio juicio".
   Por su contacto con los focos gnósticos, absorbe átomos en su sistema que poseen una radiación diferente a la que usted está acostumbrado a absorber por su naturaleza. Aunque rechace algunas enseñanzas, usted tiene que responder a esta radiación gnóstica, ya sea en sentido positivo liberador o en sentido totalmente negativo y degenerativo. Por eso, se dice también en la Biblia que en la Santa Cena se puede comer la muerte. Esto significa: una muerte racional y moral en los diversos planos de vida.
   Usted recibe nueva fuerza de luz, el aliento ígneo de la única Vida en el presente de su vida, marcado por la fuerte carga electromagnética de Urano. Esta respiración le impulsa y, sobre todo, le capacita para realizar un nuevo comportamiento de vida, ahora y en el futuro. Un nuevo comportamiento de vida que se eleva completamente hasta el objetivo del alumnado gnóstico con todos sus beneficios. Esta respiración influye en la sangre, en el fluído nervioso, en el fuego de la serpiente, en la secreción interna y en toda la conciencia; por lo tanto, en todos los procesos mentales, astrales, etéricos y materiales del sistema de su personalidad. Así, sobre esta base, usted puede tomar una decisión positiva y llevarla a cabo.
   Si no lo hace, o no puede hacerlo, entonces uno se puede preguntar: ¿Por qué semejante candidato se entrega voluntariamente a un campo de fuerza gnóstico y se une a él? ¿Acaso hay algo menos inteligente que invocar una fuerza que no se quiere utilizar? Y aparte de no ser inteligente, es muy peligroso, ¡sumamente peligroso! ¿Quién puede decirle a usted de antemano qué consecuencias puede tener su necedad o su negatividad en su estado de vida del momento?
   Quien es animado con y por la nueva fuerza -que es la fuerza de radiación atómica del sexto plano cósmico-, experimenta una poderosa influencia del chakra de la laringe. Éste es un órgano creador, el órgano creador superior del hombre verdadero. Junto con el chakra de la laringe trabajan las glándulas de la hipófisis, la pineal y la tiroides, y los chakras de la frente y de la pineal. Las nuevas influencias de todo este sistema y los órganos del cuerpo subordinados a él, hacen posible que el alumno pueda cambiar toda su vida, que pueda elevarse a un estado de ser totalmente nuevo y cosechar los resultados de una vida verdaderamente sacerdotal.
   Quien no hace esto, quien rechaza estas nuevas posibilidades, porque se subordina al poder de las viejas costumbres de vida o por cualquier otra razón, experimenta el proceso siguiente: la nueva fuerza de luz, rechazada por la conciencia, es extraída de los santuarios de la cabeza y del corazón por el sistema de los chakras y reconducida al sistema a través del chakra del hueso sacro. Sin embargo, la nueva fuerza de luz pierde en este camino muchas de sus propiedades originales y es mancillada. Esta mezcla penetra, así, por el chakra del hueso sacro. De esta forma, se le roba al candidato su fuerza de luz. Y el gran imitador, la fuerza con la cabeza de león, le devuelve su débil resplandor, cayendo el candidato en su trampa con los ojos abiertos.







VI


Quien come y bebe indignamente...


               Quien come y bebe indignamente, come y bebe su  propio juicio. (I Corintios 11, 29)        


   Hemos visto claramente cuán grandes posibilidades subyacen en el alumnado de una Escuela Espiritual gnóstica, ya que se recibe la nueva fuerza de luz, el aliento ígneo de la única vida, cuya respiración es, en su sentido más pleno, creadora y renovadora. Pero cuán grandes peligros y qué serie de dificultades desencadena el alumno para sí y sobre sí mismo cuando, por un lado, invoca la nueva fuerza de luz y, por otro, la rechaza totalmente. Nuestra tarea es darle una imagen de esta reacción negativa, de esta reacción de rechazo.
   Usted, como alumno, es cargado con la nueva fuerza de luz. Esta fuerza está relacionada con una radiación atómica. En el inconmensurable océano de la sustancia original hay infinidad de átomos que llenan el espacio, pero aún desprovistos de radiación. El aliento de la vida no les ha tocado todavía. Es el gran almacén de la manifestación universal. Pero, en las miríadas de planos de vida de la naturaleza, todos los átomos emiten su fuerza de luz en una radiación continua, ya que gracias a esta radiación, y por ella, se vuelve posible toda la manifestación de la naturaleza.
    Si usted piensa en ello, entonces podrá imaginarse fácilmente que los átomos con fuerza de luz de la plenitud gnóstica, del campo de vida del alma viva, manifiestan, como es obvio, una radiación especial totalmente diferente a las radiaciones de esta naturaleza. Ya que si la radiación de este campo vital fuera igual a la radiación del campo del alma, entonces la manifestación de ambos campos de vida tendría que ser idéntica. Por consiguiente, la fuerza de luz gnóstica es de una naturaleza completamente distinta a la existente. Con las fuerzas vitales de esta naturaleza es imposible responder a ella, ni tampoco expresarla lo más mínimo, a no ser de manera muy caricaturesca. Por lo tanto, al alumno que ha invocado esta fuerza de luz, que la ha saboreado y ha sido saciado por ella, sólo le queda la ofrenda de sí mismo incondicional, en el sentido más completo. Si esta ofrenda de sí mismo no tiene lugar o no es completa, no es posible que la nueva fuerza se manifieste. Entonces, ella no encuentra lugar en el hombre.
   Cuando, en todos los tiempos, la palabra de Dios habla de: "establecer la morada de la fuerza de Dios en nosotros", no deja ninguna duda acerca de que el camino de la nueva fuerza está en permanente y total oposición con el carácter, deseos y anhelos naturales del hombre. Dios recorre con el alumno un camino, que el alumno por su naturaleza no quiere recorrer. Si uno contempla la realidad de este toque, prescindiendo de cualquier barniz místico, y descubre que se trata de una radiación atómica ajena a esta naturaleza, entonces no puede hacer otra cosa que admitir que lo que se dice es totalmente correcto.
   Por eso es posible, e incluso probable, que usted no sepa qué hacer, en muchos aspectos, con la fuerza recibida en un foco gnóstico. Si su naturaleza ordinaria exige sus derechos y usted se los concede, ocasiona un gran conflicto en su propio estado de ser. Ahora, gustosamente, queremos describirle qué es lo que ocurre en tal caso.
   Las exigencias de la nueva fuerza de luz son tan extrañas a su carácter natural, se hallan tan lejos de su línea de conducta habitual, son tan ajenas a su naturaleza que, espontáneamente, aparece el "rechazo". La nueva fuerza, al no poder manifestarse en el santuario de la cabeza por medio del chakra de la laringe, va a buscar otro camino distinto. El chakra de la laringe es bloqueado por su yo, por su voluntad y por los demás centros de la conciencia que están totalmente en sintonía con el ser nacido de la naturaleza.
   El chakra del corazón tampoco es una puerta abierta para la nueva fuerza de luz, ya que sus deseos y anhelos, su orientación del corazón, con frecuencia y muy probablemente estarán dirigidos por completo hacia su misión burguesa, que exige toda su atención.
    Así, para la nueva fuerza de luz, que en este caso sólo es una radiación atómica de otra clase diferente, el único camino abierto que le queda es el chakra del hueso sacro. Por eso, en la mayoría de los alumnos, la fuerza de luz rechazada por la conciencia entra por la puerta del hueso sacro. Esto ha sucedido y sigue sucediendo, en todas las épocas y en todas las escuelas espirituales. Este chakra y los órganos de la personalidad relacionados con él se encuentran, como usted sabe, por debajo del nivel de la conciencia humana y funcionan de forma totalmente automática. Reaccionan a todas las influencias y estímulos que penetran en ellos, como por ejemplo lo hace el sistema hígado-bazo, al cual pertenece también el tan importante plexo solar y todos los órganos creadores inferiores. Además, como es natural, todo lo que se halla por debajo del nivel de conciencia es fácilmente influido por el karma y puede abrirse totalmente a él.
   En el subconsciente yacen ocultas todas las causas y fuerzas de su naturaleza fundamental, su carácter, su tipo, sus costumbres y sus impulsos de auto-conservación. En resumen, el ancla de su estado nacido de la naturaleza encuentra, ahí, su suelo firme.
   Ahora podrá imaginarse fácilmente lo que ocurre cuando su yo rechaza la nueva influencia (rechazar es: no proporcionar a la nueva influencia ninguna ocasión de manifestarse) y la fuerza de luz gnóstica entra a continuación por la puerta del hueso sacro.
   Todo su ser del yo, con todos sus vicios y defectos, tanto los manifestados como los tan a menudo ocultos, así como toda la carga kármica y, por lo tanto, todo el pasado, es estimulado excesivamente y con gran fuerza. Lo que usted no quiere, como hombre normal, cultivado y decente, ocurre entonces. O al menos se desarrolla en todos esos puntos una gran lucha interior, ya que naturalmente toda su ética se opone a semejante degeneración. ¡Lo que usted no quiere, eso hace, eso piensa, contra eso lucha! Ante semejante situación la mayoría de los alumnos cae en la más profunda desesperación.
   Muchos alumnos se ven así encadenados a formas de conducta que, en lo más íntimo de su ser, lamentan profundamente y de las que se avergüenzan muchísimo. ¿La causa? ¡No es una caída desencadenada por uno mismo en un abismo de pecados! ¡No es estar poseído por muchos diablos!. Es el rechazo del yo a la fuerza de luz inhalada que ha sido atraída por él mismo, lo cual origina un proceso circulatorio de la fuerza de luz desde el chakra de la laringe a la puerta del hueso sacro. Y desde ese punto, a través de los órganos del subconsciente, regresa al chakra de la laringe, etc.
   Lo que tenía que servirle para su salvación eterna, se convierte así en una prisión, un escándalo y un gran dolor. De esta forma, se vuelven una absoluta certeza las palabras: "Quien come y bebe indignamente, come y bebe su propio juicio". Le preguntamos una vez más: ¿Por qué invoca usted la fuerza de luz de la Gnosis si no desea servirla y le puede causar un dolor tan grande?
   Quien saborea la fuerza de luz, debe llevar el yo a la tumba. Ésta es una ley universal. Por eso, el nuevo comportamiento de vida es, en esta época tan ígnea y eléctrica, la exigencia más urgente, más ineludible para usted. Quien se demora en esto, se engaña a sí mismo de la forma más grave, tal como muchos alumnos deben saber sin duda por sus amargas experiencias.







VII


Las siete propiedades del Agua Viva

 El alma que se ha fortalecido a sí misma, que se eleva por encima de las cosas materiales                                             y permanece inmutable en la felicidad y el sufrimiento, existe en la eternidad.                                                    (Mahâbhârata: Krishna a Arjuna)



   En el capítulo precedente nos hemos centrado en la asimilación de la fuerza de luz gnóstica, que tiene lugar en el alumnado de la Escuela Espiritual de forma inequívoca e ininterrumpida. Esta gran fuerza capacita totalmente al alumno para alcanzar la filiación divina, es decir: realizar la liberación. Aquí señalamos las poderosas palabras del prólogo del Evangelio de Juan: "A todos los que Le aceptan, les da el poder de volver a ser hijos de Dios".
   Decíamos que, cuando esta fuerza de luz es inhalada pero no es utilizada, surgen inmensos peligros. Peligros que consisten en un fortalecimiento del estado de ser dialéctico y las consecuencias que ello desencadena. Muchos alumnos no pueden entender que si no utilizan la fuerza de luz asimilada, pueden ser engañados y muy seriamente dañados. No obstante, las pruebas de ello se ven, en un mundo como el nuestro, por millones a nuestro alrededor.
   Lo que denominamos fuerza de luz gnóstica es una sustancia astral pura, no personificada y omnipresente: la sustancia original primordial. En resumen, es el material de construcción divino para la realización, la pura Agua Viva original. Esta fuerza de luz es liberada y concentrada en el Cuerpo Vivo de la Escuela Espiritual para ponerla a disposición de todos los alumnos, ahora y en el futuro.
   Pero, cuando un hombre que se encuentra en un estado de ser meditativo o místico, pronuncia, por ejemplo, los nombres sagrados o lee las Sagradas Escrituras y las cita, entonces también está invocando fuerza de luz. Unirse de modo negativo con el campo de luz de la eternidad es un hecho muy posible, que puede explicarse científicamente y que es absolutamente necesario para el mantenimiento del mundo; ya que la tan corrompida sustancia astral de nuestro campo de vida no es otra cosa que la sustancia astral original, pura y divina, que se ha bajado de vibración, se ha mantenido ahí y se ha impregnado con infinidad de fenómenos vitales no divinos.
   Si estos fenómenos vitales no divinos permanecieran totalmente encerrados en sí mismos, en sus concentraciones, es decir, en sus eones, debilitarían y degenerarían cada vez más las vibraciones astrales correspondientes. Entonces, todas las formas de vida no divina se sumergirían en niveles de vida cada vez más bajos, más funestos. Cada vez se volverían más bestiales y terroríficas, hasta que finalmente se produciría un incendio general. Sin embargo, ¡los eones no persiguen este fin! Por eso, su campo astral tiene que ser refrescado y provisto contínuamente de sustancia astral pura. Ésta mantiene su campo de vida en el nivel deseado.
   Por lo tanto, estas fuerzas utilizan un ardid puramente científico. En nuestro libro "Desenmascaramiento"* le hemos expuesto claramente cómo las fuerzas conscientes no  divinas obtienen la sustancia astral que necesitan para renovar su campo de vida. Esto lo hacen con la ayuda de las masas de seguidores de las religiones naturales. Todas las entidades nacidas de la naturaleza son conducidas a un embelesamiento místico-religioso, dirigido hacia Dios y sus servidores, por lo que se produce en mayor o menor medida una asimilación de fuerza de luz. Es evidente que estos hombres no pueden retener esta fuerza de luz para utilizarla según su objetivo esencial. Pero, con ello, se alimenta su campo astral, a través del cual se irradia al campo de vida de la naturaleza.
    De esta forma y no de otra, se mantiene el campo de vida de la naturaleza el mayor tiempo posible en el nivel deseado, por medio de la mayor traición que se pueda imaginar: se abusa de la religión para objetivos humanos inferiores.
   Está claro quien pagará los platos rotos: ¡El hombre! Enfermedad, muerte, miseria, afección y confusión psíquicas, guerras y rumores de guerras, se abalanzan sobre la humanidad.
   La fuerza de luz invocada pero no utilizada circula por el sistema de los chakras, desde el chakra de la laringe hasta el chakra del hueso sacro y regresa a través de todos los órganos concernidos. En este proceso circulatorio se dañan muchos órganos y se perturban sus funciones sin tener en cuenta, en absoluto, las consecuencias psíquicas de todo ello. Seguidamente, esta radiación astral es liberada a un ritmo muy lento en el campo de vida astral circundante, mientras que, por otra parte, se sigue absorbiendo la fuerza de luz. Comprenderá que este pecado fundamental contra el Espíritu Santo, es decir, contra la pura sustancia madre de la manifestación universal, no puede ser perdonado. Por eso, a la Pistis Sophia se le roba, una y otra vez, su fuerza de luz y ella se sumerge en la mayor confusión.
   Es ahora evidente que quien invoca la fuerza de luz, la inhala y la asimila, ¡debe utilizarla según su exigencia! Si no lo hace, entonces la religión es verdaderamente opio, sí, un terrible veneno para el pueblo. ¡Y el alumnado de la Rosacruz, en el que cada vez se asimila más y más fuerza de luz, es todavía mucho, muchísimo más peligroso!
   Quien rechaza la fuerza de luz y se coloca claramente en una posición materialista o atea es, en todos los sentidos, un hombre nacido de la naturaleza honesto. Pero con toda su honestidad, ¡el hombre ateo tampoco se salva a sí mismo y ni mucho menos a su mundo! Ambos tipos de hombre son víctimas junto con el resto, debido a la naturaleza del campo de vida corrompido en el que viven. Un grupo perece por sus dioses; el otro, por sus ídolos.
   Por lo tanto, nos parece que el camino más razonable y a la vez más incontestable es:

Invocar consciente y positivamente la fuerza de luz de la eternidad, ya que esta fuerza es la única esencia salvadora del hombre y de la humanidad.
Inhalar esta fuerza de luz con entrega total y fijarla en el sistema por un  profundo anhelo.
Retener esta fuerza de luz e impulsarla  a una actividad positiva, por medio de  una vida y una aspiración que parten de sus principios y finalidad.
Aceptar y llevar plenamente a cabo todas las consecuencias de esta decisión, sin refunfuñar, sin pesadumbre y con una gran alegría.
Y, así, alcanzar la única victoria posible y plena.
 
   Cuando el hombre recorre este camino y aplica de forma directa el remedio universal, experimenta que la fuerza de luz de la eternidad, el Agua Viva de los campos astrales puros, es:

1. la que cura,
2. la que juzga,
3. la que desenmascara,
4. la que evita y neutraliza escándalos,
5. la que aniquila toda frialdad,
6. la que encadena todas las influencias   
   pérfidas, por lo que
7. el hombre es colocado sobre la base del alumnado de manera perfectamente válida y segura.

   En la Carta a los Hebreos se dice: "La palabra de Dios" -o sea la Luz de Dios- "es viva y poderosa, y más tajante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las reflexiones del corazón".
   En la séptuple fórmula arriba enunciada se confirman estas palabras.







VIII


El remedio universal

                                     A través de su propio corazón llega la única luz que                                       puede iluminar la vida y que puede esclarecerla ante sus ojos. (Mabel Collins, Luz en el Sendero)


   La fuerza de luz de la eternidad que usted, por su vínculo con la Rosacruz, puede inhalar con todo su ser es en primer lugar curadora. El Agua Viva de los campos astrales puros es una panacea curadora, y cada uno tiene que plantearse si realmente quiere ser curado. Sin embargo, tal orientación sólo se puede poseer cuando la conciencia existente está "enferma", deficiente psíquicamente y, por ello, también corporalmente imperfecta.
   Existen infinidad de imperfecciones humanas que todo el mundo conoce, sobre las que se habla con naturalidad y que se consideran como evidentes. Además, toda persona podría determinar, tras un agudo autoanálisis y quizás con ayuda de terceros, diversas imperfecciones psíquicas. Pero, en general, estas imperfecciones no estorban al hombre, ya que se ha "ido acostumbrando" a su naturaleza y a su carácter. Su conciencia, su vida de los pensamientos y de los sentimientos, concuerdan totalmente con ellas. Así equipado, intenta abrirse camino a través de la vida, observando agudamente en su lucha por la existencia a sus semejantes, a los que no ama igual que a sí mismo, porque son completamente diferentes a él y persiguen otras metas.
   Cuando usted se halla en medio de esta lucha y, como consecuencia de ella, experimenta con gran autocompasión los azotes y el dolor, puede ser que haya percibido sus debilidades y limitaciones debido al hecho de que no ha conseguido alcanzar los objetivos prefijados. Entonces, rápidamente acepta la sugerencia de que usted es débil y de que necesita una panacea curadora. Pero, ¡cuán tremenda equivocación cometería si en este estado contemplara a la Gnosis como remedio! En la situación descrita, lo que un hombre necesita es más dinero, más astucia, más fuerza física, más poder, más autoridad, más empuje, más ostentación exterior o más ayuda y compasión.
   Siempre ha habido hombres que han cometido la gran equivocación de pedir ayuda a la Gnosis para sus problemas egocéntricos. ¡Qué equivocación tan desgraciada! Ya que la fuerza de luz gnóstica no soluciona ningún problema del yo, no se deja profanar ni ser utilizada como un ungüento para ningún padecimiento del yo. No obstante, si usted lo hace, entonces desencadena consecuencias sumamente graves para sí mismo, incluso para su cuerpo.
   Todo el mundo podría saber esto de antemano, ya que el remedio universal, en tanto que radiación, en tanto que vibración -es decir, según su esencia y finalidad-, no es en absoluto de naturaleza dialéctica. Por ello, debemos decirle con énfasis: ¡Tómese esto con el máximo cuidado! Ya que hay muchos que anhelan uno u otro objetivo egocéntrico, sobre el cual, sin embargo, no quieren hablar abiertamente. Sólo se puede invocar la fuerza de luz gnóstica e inhalarla, sin ser dañado, cuando realmente se ansía la curación del alma, el renacimiento del alma, con todas las inconmensurables consecuencias de ello para y en la personalidad.
   Se puede buscar curación o ayuda por motivos egocéntricos. Pero también existe una curación por medio de un remedio universal cuyo fin es poder penetrar en el estado de alma viva, en el nuevo campo de vida. La Escuela Espiritual aplica este segundo método de curación. Cuando el anhelo del alumno está dirigido realmente hacia este segundo método de curación, demuestra con ello que anhela verdaderamente la curación; esto es, que existe una conciencia del estado de enfermo al margen de toda orientación dialéctica y que realmente está pidiendo una terapia.
   El segundo punto sobre el que debemos atraer su atención es el hecho de que el remedio universal no es un jarabe infantil. Con esto queremos decir que no tiene en cuenta los sentimientos o situaciones personales, ni las circunstancias familiares o sociales. Actúa de forma directa y juzgadora. No juzga a los demás, sino al propio ser de aquél o aquélla que toma el remedio. Esta acción terapéutica se efectúa, en primer lugar, de tal manera que la conciencia del alumno llega a ver lo que en su propio estado de vida no es válido y que, por lo tanto, es muy necesario que desaparezca. Por consiguiente, a la serie de problemas de índole dialéctico, se suma una nueva serie de problemas que tiene relación con la despedida de la naturaleza de la muerte y con la ofrenda de sí mismo. Piense al respecto en la cita de la Carta a los Hebreos: "La palabra de Dios es más tajante que una espada de dos filos". Quien no quiere esto y no puede soportar la consiguiente aflicción, quien no quiere recorrer este camino, no debe comenzarlo.
   El remedio de los misterios es, en primer lugar, plenamente juzgador. En segundo lugar, su actividad es sobre todo psicoanalizante; hace comprender claramente las propias faltas y defectos, y sus causas. Y, por lo tanto, en tercer lugar, es desenmascarador para el propio ser.
    Es una intensa gracia poder recorrer este camino, ya que aquello que el yo nunca fue capaz de comprender, se vuelve claro y es realizado gracias al remedio supremo. Por eso, esta propiedad de la luz de Dios fue representada a menudo en los Misterios como un espejo mágico que refleja despiadadamente la verdad.
   Por esta razón, cuando vemos a alumnos que perseveran tranquilamente en su estado de vida egocéntrico, es evidente que no desean remedio alguno y que, por lo tanto, tampoco tienen noción alguna del carácter juzgador y desenmascarador de la fuerza de luz. Es seguro que ellos, al ingerir de forma negativa la fuerza de luz, comen su propia muerte.
   Nadie debe pensar tampoco que el carácter juzgador y desenmascarador del remedio universal sólo se refiere a la ética de la vida del alumno, aunque ahora nos hayamos detenido ampliamente en ello. No, las influencias juzgadoras y desenmascaradoras se propagan en muchas direcciones.
   Para entender esto hay que comprender que la luz de Dios es, sobre todo, de naturaleza astral y, por lo tanto, es absorbida en primer lugar por el cuerpo astral. Esta luz desvela y desenmascara todo lo que se agita y hierve en el cuerpo astral, y hace ver al alumno lo que debe emprenderse de forma necesaria y urgente para la santificación.
   Por medio del cuerpo astral, el hombre está en contacto directo con cada uno de sus semejantes y con la totalidad del campo de vida de nuestra naturaleza. El cuerpo astral es un organismo extremadamente sensible y posee un amplio sistema magnético. En base al nacimiento natural -que se manifiesta de forma hereditaria y kármica-, el cuerpo astral absorbe la sustancia astral en la que vive, e irradia a su vez su cualidad.
   Este gran campo de vida astral no es solamente un campo de sustancia astral pura, sino que es en sentido literal un campo de vida. Más aún que en la esfera material, con su infinidad de formas y manifestaciones de vida, y más aún que en las regiones etéricas, el campo astral es el campo de manifestación de miríadas de seres y fuerzas que determinan la naturaleza y la calidad del mismo, y a partir de las cuales viven todos los hombres. Es evidente que todo esto determina por  completo su estado de encarcelamiento.
   El remedio supremo es, asimismo, una fuerza de luz astral de una naturaleza perfectamente pura y santa, que procede de otro campo astral diferente. Si su actual estado de ser está determinado por una situación astral, está claro que sólo puede ser ayudado por medio de un estado astral nuevo. De este modo, usted puede imaginarse perfectamente que esta fuerza de luz se encuentra, literalmente, como una antítesis frente a todo lo que impulsa y mantiene su ser astral nacido de la naturaleza. Ella es la fuerza de curación, pero no en un sentido automático, ya que simultáneamente conduce al candidato al autodescubrimiento, lo que le permite emprender el gran trabajo de santificación. Llamamos a este trabajo, realizado por uno mismo en su propio ser, en la fuerza de Dios, la ofrenda de sí mismo. Por un lado es el no hacer del yo; por otro lado, es obrar de forma muy activa en la fuerza de la luz de Dios.
   Así se concede al alumno la posibilidad de llevar a buen fin todo el proceso de salvación del alma.









CONTRAPORTADA



            EL REMEDIO UNIVERSAL


Resulta obvio para todos que el mundo se precipita actualmente hacia una decisión definitiva. La humanidad se ha creado un campo de respiración infernal, un inferno.
El campo astral, totalmente contaminado y dañado, provoca en las generaciones jóvenes una perturbación psíquica muy clara y peligrosa. La humanidad está dañando su alma de manera fundamental, a ritmo acelerado.

El remedio universal es también una fuerza astral, que proviene de un campo astral completamente diferente. Esta fuerza de luz pura conduce al candidato al autodescubrimiento. Simultáneamente, es una fuerza curativa, ya que le capacita para realizar con sus propias manos la obra de santificación. Por un lado, el "no-hacer" del yo; por otro lado, es obrar de forma muy activa en la fuerza de la luz de Dios. Así se brinda al candidato la oportunidad de llevar a buen fin el proceso de la salvación del alma.




[1] Tengase en cuenta que estas palabras fueron escritas en 1966-1967
[2] en italiano en el original

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